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Chile ha deportado a 43 extranjeros residentes entre enero y febrero de 2021

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Un total de 43 residentes en Chile han sido deportados entre enero y febrero de este año, mientras que 532 han sido inadmitidos en los distintos países de destino. Las cifras son parte del consolidado entregado por la Jefatura Nacional de Migraciones de la PDI, a través del departamento de Inspección Secundaria del Aeropuerto.

En el detalle, se observa un importante contraste de lo que fue el 2020. De hecho, enero y febrero de este año llegan a casi la mitad de todos los casos de inadmisibles registrados el año pasado, donde el total fue 1.122. En el caso de los residentes deportados, en todo el año pasado fueron 297, mientras que enero y febrero registraron 43 y 54 personas respectivamente.

Los mismos meses de este 2021 dan cuenta de una baja: en enero se deportaron 18 personas, y en febrero, 25. «Los deportados son aquellas personas que cumplen condena en países extranjeros, y que producto de la ley de ese país, pueden salir antes de cumplir su condena y ser enviados a sus países de origen», explica el subprefecto Harry Cerda, jefe del Departamento de Inspección Secundaria de Aeropuerto.

En el caso de los inadmisibles, explica, «son aquellas personas que salen de nuestro territorio nacional a otro país extranjero, pero ese país no les permite ingresar conforme a sus leyes, provocando que sean retornados a su país de origen».

Por ejemplo, no contar con los medios económicos para permanecer en dicho país, o porque no tienen alguna reserva para su estadía, o que al momento del control se establezca que pretenden ir a trabajar o residir en ese lugar.

AUMENTO DE INADMITIDOS

«La inadmisión es muy instantánea, pasa en el día a día. Todo va exactamente al ritmo de la movilidad. Si más gente se mueve, más gente es inadmitida», aclara de antemano Rodrigo Sandoval, el jefe del Departamento de Extranjería y Migración (2014-2017).

Según cifras de la PDI, el país que dejó a más residentes en Chile como inadmitidos durante el 2020, fue Estados Unidos, con un total de 414 personas. Una de las razones que establece el subprefecto Cerda, es que «en ese tiempo estaba vigente el periodo presidencial de Donald Trump, y las políticas migratorias eran totalmente diferentes a las que hoy son».

En el caso del segundo país con más personas inadmitidas en 2020, está México (266), «y aquí se genera más en el caso de ciudadanos haitianos que residen en Chile, que han querido llegar a ese país con objeto de llegar a Estados Unidos, y que les han pedido el ingreso. Si uno los entrevista, en general ellos señalan que quieren llegar a Estados Unidos».

Por su parte, Sandoval recuerda que «México es un país que sirve de escala para llegar a Estados Unidos. De las personas que son inadmitidas, la gran mayoría que regresan a Chile pueden ser haitianos, dominicanos, colombianos o venezolanos. Está constatado en estudios, que el ideario de una importante cantidad de haitianos que quieren llegar a Chile es finalmente llegar a Estados Unidos».

Pero no sólo las políticas de Trump incidieron en la admisibilidad. El subprefecto señala que la pandemia ha incidido en estos casos, especialmente en los meses de enero y febrero de 2021 (532 en total), las que experimentaron una mayor alza comparadas con los mismos meses del año anterior (388 en ese periodo).

«Se debe considerar un efecto de la pandemia debido a que los países están siendo más rigurosos en el tema, y Chile también es considerado un país de riesgo, por lo que muchas naciones tienden a no admitir a personas de aquellos países», detalla Campos.

Esto, siempre considerando que otras políticas de cada territorio también pesan en la decisión de admitir o no a un viajero.

BAJA DE DEPORTADOS

«La deportación responde a periodos muy posteriores a que la gente llega. Una persona para ser deportada tiene que haber entrado a un país, haber estado allá, y cometer un delito o falta migratoria, y que posteriormente sea expulsada o deportada», explica Sandoval.

«Creo que bajó por el tema de la crisis del covid, porque los esfuerzos de los estados para expulsar se redujeron bastante. En un contexto de crisis sanitaria resulta esperable que la autoridad encargada de materializar las deportaciones, opte por restringirla a los casos más graves, porque exige una gran complejidad que en un tiempo normal, y mucho más grave en tiempos de covid«.

Dichas complejidades, explica, se traducen en la logística que demanda deportar a una persona, sumado a las propias de la crisis sanitaria, las restricciones en vuelos, encarecimientos de los mismo, y las medidas sanitarias posteriores al vuelo.

¿EFECTO PANDEMIA?

Son tres los factores que predominan a raíz de las cifras. Según explica Sandoval, «en resumen, lo que se refleja aquí es una mantención importante de la necesidad de las personas por moverse a lugares donde se sienten más seguros«.

En segundo lugar, aclara que se observa una constante, pues «junto a ese aumento, ha habido también un mayor rigor por parte de las autoridades migratorias en el control de las personas que ingresan a sus territorios, aumentando las condicionantes en este sentido».

Por último, en relación a las deportaciones «se observa que los esfuerzos de las autoridades, encargadas de la materialización de las mismas -que no siempre son las mismas que hacen el control migratorio- seguramente se han visto complejizados por el aumento de las dificultades para transitar transfronterizamente, con los costos asociados y complejidades sanitarios», concluyó. (Emol)

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