Certezas reducidas a polvo- Sylvio Costa

Certezas reducidas a polvo- Sylvio Costa

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Hasta el final de la tarde del domingo, había tres certezas sobre el ministro de Justicia brasileño, Sérgio Fernando Moro. (1) Era, conforme apuntaban varias encuestas, la personalidad política más querida del país. (2) Tenía la tranquilidad de desempeñar su función sin perjuicio de la posibilidad de retomar con un alto estilo la carrera de juez, que abandonó para integrar el gobierno de Jair Bolsonaro, en este caso, retornando a la magistratura como ministro del Supremo Tribunal Federal, en el primer cupo que surgiera. (3) Era encarado por los rivales y por analistas como uno de los dos precandidatos potencialmente más fuertes para la elección presidencial de 2022, junto con el proprio Bolsonaro y con el gobernador de Sao Paulo, João Doria.

Cada una de esas certezas fue reducida a polvo  en aquel fatídico día 9, cuando los diálogos reproducidos por el sitio The Intercept sugirieron que Moro, en calidad de juez federal, actuó como una especie de coordinador de hecho de Lava Jato, la mayor operación contra la corrupción ya realizada en Brasil. Los mensajes que se hicieron públicos, hasta aquí no desmentidos ni por Sérgio Moro ni por cualquiera de los interlocutores revelados por The Intercept, indican que el actual ministro de Justicia orientó al Ministerio Público sobre puntos estratégicos de la investigación, incluso indicando testigos e intercambiando impresiones sobre detalles de las acciones en curso.

También revelan que los fiscales de Lava Jato trabajaban con la explícita motivación de que al expresidente Lula no solo le fuera prohibido disputar la Presidencia de la República, sino también impedir que fuera autorizado a dar entrevistas que pudieran influir en la campaña electoral en la que después venció Bolsonaro.

Hay quien dice que esa intimidad entre el juez y el Ministerio Público no es “nada raro”, porque viene de larga data y es muy común en la Justicia brasileña. Sin embargo, ciertamente es contraria a las leyes en un aspecto crucial. Se espera tanto de un magistrado y de miembros del Ministerio Público que actúen de manera imparcial e impersonal.

En el momento en que escribo este texto, se anuncia un pronunciamiento en el Senado la semana que viene, en la que Moro pretende dar explicaciones sobre las sospechas que recaen sobre su conducta y apartar así la apertura de una comisión parlamentaria de investigación (CPI). Lo que viene por ahí es difícil, casi imposible de decir.

Ah, sí. Certeza podemos, sí, tener una: en la siempre tormentosa y compleja política brasileña, siempre desconfíe de quien dice estar seguro de algo. (La Tercera)

Sylvio Costa

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