Cambio en falso-Pilar Molina

Cambio en falso-Pilar Molina

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El inesperado cambio de gabinete el jueves pasado dejó un sabor amargo, de algo fútil, que no debió pasar. ¿Cómo entender que el gobierno sacara a su ministro mejor evaluado, Sebastián Sichel, del Ministerio de Desarrollo Social, para sentar a un RN en el comité político de La Moneda y en las negociaciones con la oposición por un acuerdo social y de recuperación económica?

Es cierto que habíamos visto desbordado al presidente de RN, Mario Desbordes, apoyando medidas inconstitucionales o millonarias de la oposición, como extender el postnatal mientras dure la emergencia o condonar la deuda del CAE a quienes pudieron tener gratuidad antes que se dictara la ley. Da la impresión que era importante sentar a la mesa de las decisiones al partido más grande del gobierno, sobre todo cuando Desbordes había llamado antes a un acuerdo nacional junto al senador socialista José Miguel Insulza. 

Pero había otros modos de incorporarlo. El mismo Desbordes negó la presión de su partido como origen del cambio, como acusaron personeros de Chile Vamos. Insistió en que nunca “jamás” pidieron la salida de Sichel ni el cargo suyo para algún RN y que nunca tuvieron problemas con el ministro de Desarrollo Social o con no estar sentados en el Comité Político que integran Interior, Hacienda, Segpres, Desarrollo Social y la vocera. Lo que sí solicitó públicamente Desbordes (y también al Presidente) fue incorporar Vivienda, presidido por un RN, a las negociaciones por el acuerdo nacional. Fue el Mandatario, señaló, el que resolvió, en vez, llevar al ministro de Vivienda Cristián Monckeberg a la cartera de Desarrollo Social y dejar sin silla a Sichel.

Y ante tanto lamento de sus aliados de Chile Vamos por la salida de Sichel, Desbordes acusó a Felipe Kast por su frase que calificó de “desafortunada”: “Hay que tener mucho pudor para decir que el hilo se corta por lo más delgado. Con el tanscurso de las semanas probablemente quedará bien claro quiénes eran los que sí tenían problema con Sichel”.

Es que es cierto que aunque todos apuntaron inicialmente al titular de RN, habrían al menos responsabilidades compartidas con la dupla Blumel-BrionesLas relaciones con  Interior y Hacienda se fueron tensionando y más aún cuando Sichel pasó a ser el ministro mejor evaluado del gabinete y se paseaba como pez en el agua por los medios explicando en forma didáctica las medidas del gobierno para enfrentar la pandemia. Tenía cercanía y se trata de un independiente (ex DC) que no tiene la carga ante la opinión pública de militar en un partido político. Además, resultaba una autoridad creíble, lo que era un plus para esta administración que la oposición se ha encargado de remachar que no da confianza.

Desde la misma Moneda salieron argumentos para justificar el cambio, las que no merecen mayores comentarios. Hicieron trascender que Sichel descuidó la Araucanía o apoyó la rebaja del CAE que había descartado antes Ignacio Briones, cuando en realidad lo que el aludido señaló en un matinal es que “no había temas vedados” para el temario de la mesa de negociación con la oposición.  Pero esa afirmación no iba a impedir desecharlo después por el alto costo de la medida (no menos de US$1.900 millones).

Y de la misma manera, lanzaron argumentos para valorar el premio de consuelo a Sichel, el traslado a la presidencia del Banco Estado: que su nuevo titular le daría un rol social y mayor mayor velocidad a los créditos Fogape que no han llegado a la velocidad requerida a las micro empresas. Lamentablemente, estos argumentos no son creíbles y degradan la administración de Arturo Tagle, que operó con el diseño que le dio el gobierno a este subsidio y aun así, según Hacienda, al 29 de mayo, el Banco Estado había aprobado y cursado casi el 40% del total de estos créditos operados por todos los bancos(27.492) .

Menos verosímiles son las explicaciones para justificar este enroque en el gabinete que tuvo como perdedor a una sola persona: que se trató de apoyar al ministro de Salud, Jaime Mañalich, y encarar los desafíos que vienen.

Desbordes ha confidenciado que él quiso que Sichel mantuviera un ministerio. Pero algunos prefirieron que saliera de La Moneda, lo cual llevó al Presidente a ofrecerle otros cargos y a decirle que lamentaba pedirle su silla. Es evidente que la dupla de Evópoli Briones-Blumel sale fortalecida, pero el gobierno se deshace de un buen colaborador que, por independiente, no tuvo un partido que lo defendiera. 

Por muy social que sea el carisma que logre darle al Banco, será un desafío para Sichel  continuar afianzando su liderazgo desde esa vitrina. Lo claro es que haberlo sacado de La Moneda no se traduce en que allí brillarán más los que permanecen en ella.

Por último, una lástima que justo en los peores tiempos del túnel del Covid-19, el Presidente use sus cartuchos para disparar un juego tan estéril. (El Líbero)

Pilar Molina

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