¿Qué alienta la actividad económica de los empresarios en cualquier lugar del mundo? La ganancia o la utilidad para el socio o los accionistas. ¿La ganancia de quién? Del dueño del capital, ya sea uno solo, una familia o los accionistas. Esto es algo evidente, es un principio de realidad. ¿Por qué alguien ahorra e invierte? Porque pretende, fruto de su administración y de su creatividad en un negocio, generar riqueza para sí mismo y su familia, o para los accionistas, no para su vecino ni para la sociedad en general, aun cuando en la práctica coopera a la mejoría de la calidad de vida de las personas y de la economía.
Un negocio cualquiera requiere una visión económica y una estrategia, esto es, elegir deliberadamente un conjunto distinto de actividades para brindar una mezcla única de valor, y esto significa ejecutar actividades diferentes de los competidores. Pues bien, las decisiones sobre la estrategia debe tomarlas el que arriesga su propio capital. No tiene ninguna lógica que alguien que arriesga su propio dinero deba rendirle cuentas y pedirle permiso a sus trabajadores para decidir sobre su negocio y determinar, por ejemplo, la estructura de la empresa, es decir, elegir a quien coloca en cada caso para las distintas tareas. Entre otras cosas, porque en algún momento puede optar por disminuir el número de trabajadores no por maldad, sino para que la empresa subsista.
El razonamiento de que son los trabajadores los que deben representar el 50% del directorio y de que eso va a ir en beneficio del empresario y de los trabajadores es un razonamiento infantil, a lo menos por dos consideraciones: primero, porque no va a haber nadie que esté dispuesto a correr riesgos con su dinero y que para tomar las decisiones económica del negocio deba preguntarle a quien no ha invertido ni un peso ni corre ningún riesgo; segundo, porque la dirección de las compañías debe corresponderle a quien sabe el secreto del cómo hacer. El éxito en el manejo de los negocios no es algo obvio, como puerilmente lo cree el programa de Boric, sino fruto de una estrategia, que es la clave del éxito.
Uno de cada diez emprendimientos sobrevive el primer año y uno de cada diez de los que sobrevivieron al primer año existen al tercer año. O sea, la regla es el fracaso y la excepción el éxito de los emprendimientos. Por eso no todos en la sociedad son empresarios, sino sólo un número reducido de personas. Hay una habilidad en los empresarios que el resto no tiene.
¿Alguien cree que los empresarios van a compartir con quien no es su socio ni ha puesto dinero el secreto de su negocio? Bueno, el candidato Boric cree que sí. Yo le digo que no. Las cosas no son como un político en un escritorio o un ideólogo quiere que sean, sino como son en la realidad. Y el resultado de su política va a significar que miles de Pymes y de grandes empresas van a preferir cerrar a compartir gratuitamente su secreto, su estrategia y a que otro maneje su dinero. ¿Cómo lo va a hacer el señor Boric si es presidente para cubrir toda esa producción que va a ser abandonada en Chile fruto de su errada política económica? O sea, si el país hoy en las condiciones actuales genera un PIB de USD 253.000.000.000 al año, con política económica que pretende, el PIB va a disminuir fuertemente en los 3 primeros años de gobierno. ¿Y qué va hacer el señor Boric para aumentar la producción? ¿Va a confiscar a todas esas grandes compañías y Pymes? ¿Y cree que los trabajadores, simplemente por repetir las instrucciones del antiguo dueño, van a sacar adelante el negocio y van a ser exitosos? Está profundamente equivocado, su razonamiento es infantil, y le digo que no tiene idea de lo que es un negocio ni cómo funcionan. Probablemente por eso la izquierda es la mayor fábrica de pobres en el mundo. (El Líbero)
Ladislao Ureta
