El Bitcoin es una divisa similar al dólar, peso o euro, aunque con la diferencia que no cuenta con una unidad física, es decir, sólo existe de forma digital y posee un sistema de seguridad que crea “candados” algorítmicos en tiempo real, preservando el anonimato de los propietarios.
Entonces, ¿recibiría Ud. el pago de su sueldo en bitcoins? Una pregunta que responde el por qué las criptomonedas no tienen aún la relevancia potencial que ofrece un instrumento de intercambio de valor no afecto a falsificaciones; ni a inflación, por decisiones políticas de bancos centrales o Gobiernos; o control de operaciones de compraventa por parte de los Estados y, por ende, del pago de los respectivos impuestos, y que parece ajustarse con tanta precisión a un nuevo mundo digital que paulatinamente va incrementando sus transacciones en línea.
En efecto, mientras esta moneda digital no se extienda suficientemente en el mundo y más personas depositen su confianza en ella, el bitcoins -que es solo una de estas monedas, aunque acumula el 80% de ese mercado, pues también está la desconocida Ethereum, que contaría con mejoras en su sistema de seguridad- aún no amenaza al resto de las monedas y a sus respectivos bancos centrales.
¿Por qué? Porque no es simple cambiarla por dinero “real” y sólo puede usarse como forma de pago de bienes o servicios a través de la red, aunque, por ejemplo, en Fráncfort del Meno haya ya 12 negocios que los aceptan; en Hamburgo, 13; en Berlín, 44 y en Stuttgart y Düsseldorf, dos. En Hamburgo, una pizzería, dice Jörg Quitzau, economista del Banco Berenberg, por lo que, con bitcoins “uno puede alimentarse, pero solo con pizza”, agrega.
Para asegurar su valor de cambio, el bitcoin tiene programado un volumen máximo de emisión, es decir, no puede, como los billetes físicos, ser multiplicado a discreción por un Gobierno o Banco Central. A mediados de abril pasado había 782 de esas monedas. A comienzos de mayo eran ya 830 y hace un par de semanas, 871. Su valor total sumado pasó de US$ 27.000 a US$ 112.000 millones en cinco años.
A pesar del aumento de su volumen y precio, tampoco sirven como medio de conservación de valor, porque su tipo de cambio con relación a las monedas “reales” oscila enormemente y si Ud. se ve obligado a vender bitcoins en un determinado momento, puede que lo deba hacer en una fase de debilidad del bitcoin y pierda dinero. Además, su valor a largo plazo tampoco está asegurado. De hecho, tras su creación en 2008, sus seguidores lo elogiaron como “la evolución monetaria en un mundo crecientemente digital”. Pero para 2014, su precio se había derrumbado 58% conforme los Gobiernos limitaban su uso y una bolsa importante de bitcoins perdiera los fondos de los titulares de cuentas. Finalmente, no tiene garante en última instancia, papel que, en el caso de las monedas “reales” realizan los bancos centrales, que siguen dando crédito, aun cuando nadie esté dispuesto a ello
Así y todo, la criptomoneda se ha transformado este año en mejor apuesta que las monedas oficiales, índices bursátiles y contratos de materias primas importantes. La moneda electrónica, que se negocia vía oferta y demanda, tal como el petróleo o el oro, ha subido 79% desde el inicio de 2016, a US$778, su más alto nivel desde comienzos de 2014, según datos compilados por Bloomberg. Ese guarismo es cuatro veces el avance del rublo de Rusia y el real de Brasil.
¿Las razones? Por de pronto, los controles de capital, que, como en China, hicieron más difícil a las personas mover la moneda del país y gastarla en el extranjero, acorralando liquidez y tornando más atractivo al bitcoin, que no es controlado por ningún Gobierno o banco central; la perspectiva de una reducción de las remesas merced a las políticas aislacionistas de algunos gobiernos; la desaceleración de la oferta por reducción casi a la mitad de los precios a sus “mineros” y los pagos que reciben los dueños de computadoras que verifican las transacciones con bitcoins y las registran en un libro de cuentas público conocido como blockchain (banco base de datos descentralizado, formado por unidades diseñadas para evitar su modificación una vez que un dato ha sido publicado y que permite identificar a los participantes en las transferencias monetarias, asegurando una detallada documentación de esos procesos); el alza de demanda con más consumidores y más compañías que los usan y aceptan como medio de pago; y el lanzamiento de medidas más estrictas contra la corrupción y el terrorismo en todo el mundo, que transforma al bitcoin en una manera de transar sin develar las identidades de los operadores.
Así, en el tercer trimestre de 2016 se añadieron más de 1,1 millones de cuentas conocidas como “billeteras”, según CoinDesk, luego que la comunidad de desarrollo de bitcoin adoptara una actualización de software conocida como SegWit2x, que tiene como objetivo aumentar la capacidad de transacción de la red y cuya aparición parece haber evitado una división de las criptomonedas. Esta mayor utilidad en la red permite que la gente pueda usar bitcoin como una manera de trasladar valor de manera más barata, segura, fácil y rápida.
¿Cuántos pesos chilenos cuesta un bitcoin? Actualmente puede variar entre $1,5 y $1,8 millones, según páginas en las que se pueden adquirir, y, “al igual que en cualquier moneda, su valor dependerá de su oferta y su demanda, y puede calcularse en tiempo real a través de algoritmos”, dice Samuel Levy, jefe del departamento de Estudios de XTB Latam.
Pero para realizar estas transacciones hay que ser inversionista calificado, advierten operadores: la persona debe tener una cuenta en alguna entidad que transe criptomonedas, de las que, en Chile, están Yaykuy, Chile Bitcoin y Surbtc. Su uso es transversal y va desde jóvenes que compran o venden servicios online e informáticos, hasta especialistas en este tipo de divisas, entidades anónimas, hackers y criminales en línea. Porque el uso de Bitcoins es legal siempre y cuando el lugar de la transacción lo permita. Pero como ninguna entidad lo controla, hay un vacío legal y de control, lo que lo ha transformado en medio de pago para transacciones fraudulentas y blanqueo de capitales, entre otras.
En todo caso, en Chile sigue siendo un tema poco conocido y la criptomoneda, poco utilizada, no obstante que en los últimos años es la que más valor ha ganado en el país: 80,64% de alza el último año, según datos de Capitaria. Aun así, son pocos los que se aventuran en este desconocido mundo y la confianza -probablemente por desconocimiento- sigue siendo la barrera que impide su expansión en el mercado nacional.
Los especialistas internacionales siguen estimando que el bitcoin es “la moneda del futuro, electrónica, virtual e intangible, como forma de pago que sólo se utiliza en la red”, pero varios reguladores y grandes bancos creen que podría transformarse en una burbuja financiera peligrosa que puede estallar en cualquier momento y hacer perder ahorros importantes a inversionistas minoritarios, una advertencia que, como vemos, abunda en el límite de confianza en este nuevo y emergente medio de cambio del siglo XXI. (Radio U. de Chile)
Roberto Meza