Almuerzo gratis-Rolf Luders

Almuerzo gratis-Rolf Luders

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Milton Friedman solía decir que no existe almuerzo gratis. Con eso quería simbolizar que la provisión de todos los bienes y servicios tiene un costo. Esto último lo parecen olvidar muchos -en particular, varios de nuestros representantes en el Congreso, de oposición y oficialistas- cuando proponen que el recambio de los medidores lo realicen las empresas de distribución eléctrica, sin cargo alguno para los usuarios. Esto es puro populismo.

Un caso de modernización semejante al recambio de medidores, actualmente en ejecución, se realizó cuando se introdujeron unos 200.000 lectores de tarjeta de pago remoto en restaurantes y comercio, entre otros rubros. Y entonces nadie dijo ni pío.

Los lectores de tarjeta se adoptaron como parte de la rivalidad existente en mercados competitivos. Como el servicio del costo de las maquinitas es menor a los beneficios que reporta su uso, dichos lectores se fueron difundiendo rápidamente. Y el costo de proveer los servicios de los lectores lo absorbieron, en parte, las empresas (aquella correspondiente a los beneficios que el uso de lectores le representaba) y el resto fue traspasado vía precios a los clientes. Eso es eficiente y -como lo sugiere la falta de reclamos- justo.

La distribución eléctrica es, en cambio, un monopolio natural que, en el caso chileno, es regulado por la autoridad. En particular, es esta última la que fija la tarifa de distribución y lo hace en base a un modelo que simula un mercado competitivo. Es por esto que, al menos en teoría, la asignación del costo o beneficio neto de la introducción de los medidores inteligentes se estaría haciendo respetando los mismos principios que aquella que se dio en el caso de los lectores de tarjeta, lo que parece eficiente y justo.

No obstante, la adopción de los medidores inteligentes es mandatada por la autoridad, por lo que ésta debe asegurar la conveniencia del recambio y debe reflejar los correspondientes costos y beneficios en la tarifa de distribución. Hay costos por concepto del servicio de la inversión asociada al recambio, pero también hay múltiples beneficios (ahorros de mano de obra, mejor monitoreo, flexibilidad tarifaria, y facilidad para hacer aportes energéticos).

El recambio de los medidores no debiera alterar la rentabilidad objetivo de las distribuidoras de energía eléctrica. Obligar a estas empresas a absorber el costo neto del recambio, como pretenden algunos, no es eficiente y se traduciría a corto plazo en un mal (peor) servicio.

A este tipo de consideraciones se refería Milton Friedman cuando nos decía que no hay almuerzo gratis. Lo eficiente es que los precios de los servicios reflejen íntegramente sus costos. Si se desea redistribuir, hágase por la vía fiscal, de tal manera de que se distorsione al mínimo posible la asignación de recursos. (La Tercera)

Rolf Luders

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