Acuerdo Nacional por el Desarrollo Integral-Luis Larraín

Acuerdo Nacional por el Desarrollo Integral-Luis Larraín

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Ha entregado su informe el grupo convocado por el Presidente Sebastián Piñera para buscar acuerdos transversales en materias de interés general, que apunten a mejorar el bienestar de todos los chilenos. La mesa, una de las cinco convocadas por Piñera, se propuso como objetivos recuperar la capacidad de crecimiento de la economía, avanzar en la reducción de la pobreza, generar más empleos formales de calidad, impulsar el aumento de remuneraciones; en síntesis, generar más oportunidades para mejorar la calidad de vida de todos los chilenos.

Se trata de un grupo en que estuvieron nada menos que los ministros de Hacienda de los gobiernos de Patricio Aylwin, Eduardo Frei y Sebastián Piñera: Alejandro Foxley, Eduardo Aninat, Manuel Marfán, y el mismo Felipe Larraín, quien lo coordinó; y también participaron destacados conductores de la política monetaria desde el Banco Central, como Rodrigo Vergara, Vittorio Corbo y Klaus Schmidt-Hebbel, entre otros economistas.

Pero, más allá de los nombres, ¿hay aportes relevantes y novedosos en este informe, o podemos decir que simplemente se trata de más de lo mismo?

Una lectura del documento elaborado por los 22 hombres y mujeres convocados a esta tarea, nos lleva a la inequívoca conclusión de que hay elementos francamente novedosos, que superan el umbral que los chilenos habíamos conocido hasta ahora en las propuestas en relación con el desarrollo.

Pese a que las más de 100 propuestas se asientan en las bases de lo que ha sido la trayectoria de desarrollo de Chile en las últimas décadas, y reconocen entonces la importancia del crecimiento y se proponen construir sobre la obra realizada, en lo cual seguramente influyeron los economistas mencionados, incluyen miradas novedosas, que están a la altura de las preocupaciones que hoy tienen los chilenos y corresponden a nuestro actual estado de desarrollo y a nuestra evolución como sociedad. Aquí probablemente han sido importantes las miradas de los otros integrantes de la Mesa, todos ellos profesionales muy destacados en sus respectivos ámbitos, y también la creciente conciencia que existe entre los economistas de las nuevas preferencias que las personas, especialmente las más jóvenes, manifiestan hoy día.

Es novedoso, por ejemplo, el tratamiento que la propuesta hace de la importancia de los espacios públicos para la vida en comunidad, integrando un problema tan acuciante como la seguridad ciudadana a un concepto mucho más amplio de utilización de los espacios que compartimos entre todos en la ciudad y los territorios. Gran parte de la labor del Estado es mejorar los estándares de la infraestructura, las áreas verdes, el transporte y todo aquello que nos permita un acceso más igualitario a los territorios.

Relacionado con el concepto anterior, pero con su propia particularidad, está el llamado y las propuestas para lograr una mayor cohesión social y el reconocimiento de la potencia que tiene la sociedad civil en ese afán. La participación de dirigentes sociales y empresariales en la mesa ha enriquecido esta mirada, cada vez más presente en Chile y relevada por el Compromiso País.

Ya no es novedad que las propuestas sobre el desarrollo incorporen la preocupación por el medio ambiente, la necesidad de un desarrollo sustentable y la conciencia acerca de la ocupación del territorio de manera más armónica y equilibrada entre las grandes ciudades y los lugares alejados de los centros poblados. Pero sí es una novedad que ellas se armonicen con el reconocimiento a la importancia de la inversión y el crecimiento; a través de instrumentos como la participación temprana de la comunidad en la evaluación de inversiones y la creación de fondos de desarrollo local con aportes de proyectos de inversión en las localizaciones en que se instalen.

Por último, y dado que no tengo más espacio, quisiera destacar como un aporte relevante la mirada al cambio tecnológico y sus efectos sobre el mercado laboral, particularmente en lo que se refiere a la participación de la mujer, de los jóvenes y de los adultos mayores.

En fin, vale la pena leer el informe, porque nos entrega estas nuevas miradas y porque nos acerca a una suerte de nuevo consenso de valores compartidos acerca de la fisonomía de nuestro desarrollo futuro, que desmiente a los apologistas del malestar. (La Tercera)

Luis Larraín

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