Acuerdo en segunda vuelta: única opción

Acuerdo en segunda vuelta: única opción

Compartir

Tal como están las cosas en la oposición, el futuro es sombrío.

Aunque parezca increíble, la derecha respalda un gobierno que en materia de apoyo popular literalmente ha caído al subterráneo con un porcentaje de respaldo de dicho gobierno inferior al 10%. Cabe consignar que en el peor momento de Bachelet 1, septiembre del año 2007, su nivel de respaldo alcanzó al 35% y el peor momento de Bachelet 2, marzo del 2015, y caso Caval mediante, alcanzó un 15%. Dicho de otra manera, este es el gobierno peor evaluado en su último año de mandato desde 1990.

Pero paradojas de la vida y la política y si las oposiciones no se ponen de acuerdo, es probable que el 11 de marzo del 2022 en el salón plenario del Congreso Nacional el Presidente Piñera le traspase la banda presidencial a un representante de la derecha. Usted dirá ¿y por qué llegamos a esto?

Vamos por parte. Mientras la derecha concurrirá a la primaria legal unida el 18 de julio y solo con la abstención en dicha primaria del líder de los republicanos, José Antonio Kast, las oposiciones, por otra parte, a 14 días de la inscripción legal para las primarias aún no toman definiciones. Sin embargo, creo que la primaria legal de la Unidad Constituyente es la que se aprecia con más factibilidad. De dicha primaria entre la senadora Rincón, de la Democracia Cristiana; la exministra Paula Narváez, del Partido Socialista; el presidente del PPD, Heraldo Muñoz; el presidente del Partido Radical, Carlos Maldonado, y el diputado Pablo Vidal en representación del Movimiento Nuevo Trato, surgirá una candidatura única de este conglomerado.

En paralelo, aún no está claro qué ocurrirá en el denominado Pacto Chile Digno, que tiene 4 candidatos presidenciales: el alcalde Daniel Jadue, del Partido Comunista; el diputado Jaime Mulet, del Frente Regionalista Verde Social; el diputado Marcelo Díaz, del Movimiento Unir, y el diputado Gabriel Boric, respaldado por su partido Convergencia Social, además de Revolución Democrática y el Movimiento Fuerza Común.

En ese escenario habrá una o dos primarias o ninguna, simultáneamente corre la carrera presidencial la diputada Pamela Jiles. En ese cuadro y pensando por el bien de la oposición que habría dos primarias legales en este mundo, de las cuales surgirían dos candidatos presidenciales más la diputada Jiles, es decir, la oposición llegaría con a lo menos tres candidatos a la primera vuelta de noviembre y la derecha con solo dos. La experiencia de la oposición, las dos veces que ha sido derrotada post-1990, es que sus candidatos tanto el 2009 como el 2017 superaron por amplio margen al candidato de la derecha en primera vuelta, no obstante este logro, la mayoría en la segunda vuelta. Lo que colaboró con ese resultado fueron, en mi opinión, dos cosas: la primera es que las campañas de los candidatos que enfrentaban a la derecha fueron descalificadoras de sus aliados de la izquierda y la centroizquierda, y la segunda razón de estos dos fracasos es que no existió un acuerdo político, programático y de gobierno antes de la primera vuelta.

Para demostrar con un ejemplo lo que acabo de aseverar, recuerde, estimado lector, la elección del 2009: resultados de la primera vuelta, Sebastián Piñera 45%, Eduardo Frei 29%, Marco Enríquez-Ominami 20%, Jorge Arrate 6%. Sumando Frei, Marco Enríquez-Ominami y Jorge Arrate, obtuvieron el 55% de los votos en primera vuelta sin acuerdo para la segunda y una descalificación entre ellos que impidió que los electores de Enríquez-Ominami en primera vuelta se volcaran hacia Frei en la segunda vuelta. De hecho, de cada 10 votos obtenidos por Marco Enríquez-Ominami, un porcentaje no apoyó a Frei en la segunda vuelta.

Considerando la situación actual de las oposiciones ya descrita, la experiencia de las derrotas del 2009 y del 2017 sería una irresponsabilidad frente al país la no existencia de un acuerdo en que los candidatos opositores que emerjan de las primarias en perspectiva den apoyo mutuo en la segunda vuelta de diciembre de este año. Ese acuerdo debe lograrse al inicio de la campaña presidencial, conducido estrictamente por los candidatos y debe contemplar un programa básico de contenidos de políticas públicas y de la orientación de las grandes reformaciones que el país requiere. Si lo anterior se logra, el ciudadano elector no tendrá mayores inconvenientes de votar en la segunda vuelta por el más competitivo de la oposición, siempre y cuando aparte del acuerdo programático mencionado, la campaña por perfilarse se oriente a los desafíos del futuro y no a la descalificación de sus aliados potenciales.(El Mercurio)

Francisco Vidal

Dejar una respuesta