La discusión de la Ley de Presupuesto 2017, como cada año, marcó pauta en las últimas semanas, presupuesto que finalmente fue aprobado, no sin un gran debate en torno a la baja inversión en carteras claves como agricultura, o a la polémica glosa de gratuidad en la educación.
Pero también es muy relevante conocer los presupuestos asignados a regiones completas, con cientos de miles de personas dependiendo de estos fondos: la región de Los Ríos, por ejemplo, contará con 53 mil millones, y la región de Los Lagos, con 80 mil millones. Y lo que resulta más sorprendente: el Sename, pese al escándalo y las muertes de niños, tendrá un aumento en su presupuesto de solo 16 mil 545 millones de pesos para el 2017.
En contraposición, el Fondo de Restitución de Tierras de la Conadi acumuló hasta el mes de octubre de este año un total de 216 mil hectáreas traspasadas a comunidades indígenas. Este programa inició en los años noventa, con un monto de $ 600 millones de la fecha. Hoy, los fondos invertidos ya suman $ 510 mil millones. De esta manera, el total de tierras en manos de comunidades, las cuales no generan alimentos para Chile o el mundo, hoy superan la superficie sembrada con trigo y avena en todo el país (INE).
Junto a lo anterior, la última encuesta Casen reveló que dos millones de ciudadanos siguen viviendo en condiciones de pobreza en Chile, sumado a un alto porcentaje de la población (70%) que se encuentra en una situación de alta vulnerabilidad, y que ante cualquier imprevisto caerán en una situación de pobreza. Compatriotas sin privilegios, que trabajan y esperan día a día por un mejor pasar.
Sin embargo, el monto asignado a compra de tierras de este 2017, solo para un grupo ínfimo de chilenos, asciende a 80 mil millones de pesos. $ 80.000.000.000 que pudieran ser destinados a superar nuestro vergonzoso déficit habitacional, a mejorar nuestro paupérrimo sistema de salud, a potenciar una educación pública y de calidad, o para tantas otras iniciativas que dieran un nuevo impulso a nuestra estancada economía. Fondo que iguala a toda la inversión en la región de Los Lagos, que supera a la de Los Ríos, y quintuplica lo aumentado en el presupuesto para el Sename.
La Ley Indígena genera una profunda discriminación, segmentando el apoyo del Estado entre chilenas y chilenos por su procedencia, apellido o identidad cultural. Al entregar tierras a unos pocos, incentiva la violencia, el terrorismo, y a la enemistad entre connacionales, los que finalmente, solo queremos vivir en paz.
Además, la entrega de tierras financiada por todos los chilenos no ha producido como se buscaba ni menos violencia, ni más desarrollo, ni menos aún una mejor calidad de vida para las comunidades.
Proponemos por lo tanto, una vez más y con fuerza, revisar la Ley Indígena, que destina enormes fondos estatales a un mínimo porcentaje de la población, los cuales pudieran ser dirigidos a otras profundas necesidades de todos los chilenos, o a engrosar carteras de sectores que sí tienen impacto en la economía y bienestar de todos los chilenos, como lo es la agricultura.
