Sin retorno- Jorge Navarrete

Sin retorno- Jorge Navarrete

Compartir

Al momento de despachar esta columna, no hay todavía una decisión formal del partido Demócrata Cristiano. Y aunque todo indica que Carolina Goic concurrirá como candidata a la primera vuelta electoral, no se trataba de un decisión sencilla; especialmente para una fuerza política, recordémoslo, que sigue siendo la más grande del oficialismo, pero cuya influencia, identidad y apoyo ciudadano, se han ido desdibujando con los años.

Entonces, esa será la primera tarea de la Falange. Su historia en Chile, como sus convicciones ideológicas y doctrinarias, la lleva ineludiblemente a ser parte de una coalición de centro izquierda. Por tanto, la decisión adoptada ayer no debe llevar a confusiones. El desafío es cómo reconstruir ese pacto y afecto común, en el marco de un acuerdo programático y político que renueve la vocación de transformación y cambio propio de todos quienes se dicen progresistas, reforzando su identidad particular, en el contexto de una coalición diversa, la que debe procurar una mayoría social y política para gobernar Chile.

Por lo mismo, más que una condición, el pacto parlamentario es una consecuencia de dicho debate; como la expresión electoral de fines y instrumentos compartidos, los que no deben ensombrecerse, ni menos quedar supeditados, al simple propósito de obtener o preservar las actuales cuotas de poder. En política es fundamental querer ganar, pero tanto o más importante es saber para qué. Solo de esa manera, y cualquiera sea el resultado en noviembre, se podrá asegurar el futuro de una fuerza política cuyos momentos estelares del pasado, parecen cada vez más difíciles de reproducir.

Pero quizás el mayor obstáculo será luchar contra el desdén y la desesperanza interna, cuando no la deslealtad y miseria en muchos casos. Las dos entrevistas de Jorge Pizarro en este diario durante la semana, reflejan con inusitada crudeza esta cuestión. Desconociendo las decisiones que democráticamente adopta la organización a la que pertenece, no contento con marginarse y no colaborar, pareciera empeñado en sabotear los pocos liderazgos que puede exhibir la Falange. Al igual como hizo con Orrego, ahora repite el libreto, contribuyendo a socavar la esperanza de todos aquellos que consideran que junto a la indispensable viabilidad electoral que requiere la acción política, también ésta debe acompañarse con coherencia y sentido ético.

Hoy, ese mismo Senador que reclama porque no se discutieron las cuestiones de fondo, ayer corrió cual calcetinera detrás de una candidata que competía contra su propio partido, para algunos años después, cuando el favor ciudadano ya no la acompañaba, tener la desfachatez de decir que ni siquiera había leído el programa. Por lo demás, y lo digo con la mayor tranquilidad, no creo que Pizarro sea la persona más adecuada para reprochar que se haya puesto al partido en un “pie imposible” o reclamar por acciones que han “violentado” la conciencia de sus militantes.
No hay vuelta atrás. Lo que ahora se juegan es más que el resultado de una campaña. (La Tercera)

Jorge Navarrete

Dejar una respuesta