Las primarias de la derecha

Las primarias de la derecha

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El inicio de la campaña para las primarias del 18 de julio ofrece una inmejorable oportunidad a los candidatos de derecha para presentar sus visiones de país e ideas para lograr que Chile retome la senda del desarrollo, y que el sector sea electoralmente viable. Aunque es evidente que muchos aparecen tentados a disfrazarse de algo que no son, el único camino que permite reconstruirse electoralmente es aquel que se diferencia de las opciones que ya dominan el mercado. Porque la copia nunca remplazará al original, si los candidatos de derecha buscan imitar lo que han hecho las candidaturas de izquierda, la coalición derechista se hundirá todavía más en la crisis en la que actualmente se encuentra.

Las temporadas de campaña son siempre una oportunidad para actualizar la oferta y modificar el discurso. Porque los desafíos que enfrentan los países van evolucionando y porque las demandas y prioridades del electorado cambian, las campañas también tienen que cambiar. Pero las campañas son una avenida bidireccional. Los partidos y los candidatos buscan responder a las demandas de la ciudadanía, pero también buscan que la ciudadanía valore sus ofertas. No se trata solo de ofrecer lo que la gente quiere. El desafío también está en mostrar que lo que uno tiene para ofrecer es más conducente a ayudar a que las personas logren sus objetivos y puedan materializar sus sueños. Por eso, las campañas también representan una oportunidad para informar y educar a la ciudadanía sobre los verdaderos resultados que producirán las distintas ofertas que hay sobre la mesa.

Los partidos deben aspirar a construir programas de gobierno que se hagan cargo de las demandas y sueños de la ciudadanía, pero no deben olvidar que esta está más interesada en el objetivo final que en la forma como se va a llegar hasta allá. Por eso, igual que un pasajero que quiere llegar a un cierto destino geográfico y para eso revisa las opciones que ofrecen las distintas aerolíneas, los partidos no debieran olvidar que ellos —y no los ciudadanos— son los expertos en encontrar la mejor ruta.

Los chilenos quieren una mejor calidad de vida y más oportunidades en una cancha más pareja, pero eso no significa que las personas sepan cuál es la mejor forma para lograr ese objetivo. La gente puede tener ciertas ideas respecto a cómo alcanzar ese fin. Pero es tarea de los partidos políticos ofrecer visiones y programas coherentes que permitan alcanzarlo.

Hoy, la mayoría de los chilenos cree que, a través de la redacción de una nueva constitución, el país podrá alcanzar el nivel de desarrollo con igualdad al que aspira la sociedad. Equivocadamente, mucha gente piensa que la nueva constitución es una píldora mágica que logrará solucionar todos los problemas que enfrenta Chile y que podrá abrir la puerta a la tierra prometida de la estabilidad social y política y el crecimiento. Los partidos, incluidos los de derecha, se han sumado a esa corriente mayoritaria que deposita su fe en que, con la nueva constitución, Chile será un país mucho mejor.

Pero la realidad es mucho más compleja y el camino hacia el desarrollo está lleno de obstáculos que la nueva constitución no logrará eliminar. Es más, la nueva constitución podrá incluso matar a la gallina de los huevos de oro en el intento por lograr que esos huevos se distribuyan mejor.

Ahora que empieza la campaña para las primarias presidenciales del 18 de julio, y dado que están por iniciarse las deliberaciones de la convención constitucional, los chilenos serán bombardeados con promesas de mayor gasto público y más derechos sociales.  Lamentablemente, habrá muchos que hablarán más de qué nuevos derechos tendremos que de cómo se podrán financiar de forma permanente esos derechos.

Ahí está la gran oportunidad para la derecha. Mientras la izquierda se esmere por competir en quién ofrece más derechos y más distribución, la derecha no tiene cómo ganar en esa disputa por quién ofrece más. Después de todo, no hay límite en la irresponsabilidad de los que prometen más y más derechos impagables.

Pero la derecha sí tiene una oportunidad de articular un mensaje que incluya el foco tanto en los derechos como en las responsabilidades. Las personas saben que no puede haber derechos sin responsabilidades. Lamentablemente, nadie en el país está poniendo el foco en las responsabilidades. La convención constituyente y los candidatos presidenciales de izquierda están hablando exclusivamente de derechos. Para ofrecer una alternativa razonable y claramente diferenciable, que resulte también atractiva y sensata, los candidatos presidenciales de derecha deberían construir una plataforma que se centre tanto en los derechos como en las responsabilidades. (El Líbero)

Patricio Navia

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