El futuro del gobierno no se define en La Araucanía- Ernesto Silva

El futuro del gobierno no se define en La Araucanía- Ernesto Silva

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Hoy se cumplen dos semanas de la muerte de Camilo Catrillanca en la región de La Araucanía y el tema sigue vigente en la discusión pública. Se trata de un hecho doloroso y terrible, que ha costado la vida de una persona joven, que ha evidenciado procedimientos inaceptables en algunos Carabineros, que ha implicado la renuncia del Intendente, y que ha afectado el proceso de construcción de una nueva etapa bajo el liderazgo del ministro Alfredo Moreno. Pero más allá del fuerte y negativo impacto que ha tenido en la opinión pública, este hecho no definirá el éxito futuro del gobierno. El futuro del gobierno se jugará en el bienestar de la mayoría de los chilenos de clase media y en la sensación de progreso y paz que exista en el país en los próximos años.

 

 

Ha sido muy difícil avanzar hacia soluciones sensatas, permanentes y que se encuentren dentro del estado de derecho. Requieren una compleja combinación entre decidida seguridad ciudadana y respeto al estado de derecho, fomento al desarrollo económico y social, promoción de la identidad y la cultura, y reconocimiento que se trata de un asunto también político e institucional que demanda respuestas en ese plano. Desde el inicio de la transición, todos los gobiernos han intentado avanzar y dar soluciones, poniendo demasiado énfasis en la entrega de tierras. No se ha logrado dar con la respuesta adecuada. Este gobierno está intentando un camino diferente, y -a pesar de esta dramática muerte de Camilo Catrillanca- es justo sostener que el proceso va bien orientado y avanzando. Esto es un traspié importante, pero no implica en ningún caso el fin de una estrategia o camino. Es necesario perseverar una y otra vez, porque el camino hacia una solución definitiva pasa necesariamente por dramas, dificultades y conflictos.

 

 

 

Aunque nada es más grave que la pérdida de una vida, es razonable señalar que a nivel institucional, lo observado en Carabineros es muy grave también. La Operación Huracán ya había sido un mazazo, los escándalos financieros una vergüenza, pero lo de este evento ya superó los umbrales. O reconocemos que en Carabineros hay un problema institucional severo, o en algunos años nos vamos a lamentar mucho más y con consecuencias aún más preocupantes. Afortunadamente, el gobierno parece haber entendido este asunto en su primera decisión de marzo pasado al reemplazar al General Director y rearmar el alto mando. Hoy se requiere aún mucho más.

 

 

 

En los eventos asociados a la muerte de Camilo Catrillanca, el gobierno ha actuado bien, sin perjuicio del apuro de las declaraciones iniciales. Ha hablado con la verdad, ha tomado decisiones drásticas en Carabineros, ha reafirmado su estrategia de diálogo y paz, y ha reforzado la necesidad de proveer de seguridad a una zona vulnerable. Por ello, la impopularidad y castigo en la evaluación ciudadana es algo que no debe nublar la estrategia. Debe perseverar en ella y en su programa.

 

Porque más allá de la Araucanía, el gobierno tiene desafíos enormes. El Presidente Piñera fue elegido para recuperar la capacidad de crecer, para acercar el bienestar a los hogares de clase media, y para dar más seguridades y certezas a familias que viven en la incertidumbre y que se vieron afectadas por las malas reformas del gobierno de Michelle Bachelet. Los ciudadanos saben que el conflicto en la Araucanía requiere solución y le piden al gobierno que actúe, pero le piden también y con más fuerza que ponga su energía en la generación de empleos, en la mejora de los sueldos, en el control de la delincuencia, en la mejora de la educación y la salud, y en una respuesta sensata a la problemática actual de las pensiones. Es en estos temas donde se jugará prioritariamente el futuro de la evaluación del gobierno.

 

El Líbero

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