Una metamorfosis anunciada

Una metamorfosis anunciada

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Es sumamente curioso lo que sucede con el tema de la personalidad del Presidente Piñera. Se produce una baja en las encuestas que miden su nivel de aprobación, y comienzan a vislumbrarse cambios en la manera de encarar las cosas, en su forma de actuar; incluso en el ámbito de las ideas o ideales que formaban parte del programa original (el cual apoyé de diferentes modos y a través de diversos medios).

Ahora bien, lo anterior no me parece demasiado extraño pues ya durante la campaña presidencial pude observar este tipo de contradicciones, pero en aquel momento lo comenté solamente con familiares y algunos amigos. Un caso que me llamó poderosamente la atención fue cuando se intentó posicionar a los hijos de Sebastián Piñera como personas de centro izquierda, asunto que me resultaba totalmente ilógico desde un punto de vista político. Me pregunté en aquel momento, y sigo haciéndolo ahora, qué clase de asesores estratégicos tenía entonces el ex candidato y actual Presidente. Pero la estrategia fracasó y pronto fue necesario reconocer que los hijos se sentían muy cómodos en Evópoli.

Indudablemente, el gobierno de Sebastián Piñera no es ingenuo y trata de no cometer errores. En el caso del movimiento de mujeres, cuyas marchas y tomas ahora se han extendido a través de diversas ciudades y regiones del país, el gobierno busca cómo descomprimir las movilizaciones que se viven en liceos y universidades contra la violencia, el acoso y el abuso sexual. Y es precisamente en este contexto donde se propone una reforma constitucional para establecer una mayor equidad de género, con propuestas como: dar urgencia a los proyectos que sancionan la violencia en el pololeo, fuero maternal en las Fuerzas Armadas y de Orden, salas cunas para padres y madres con costo compartido, y la populista medida de aumentar el costo de las Isapres a los hombres para “igualarlo” al de las mujeres, entre otras.

Nadie en su sano juicio se opondría a promover, en los hechos, una mayor equidad de género. Pero es en este terreno donde se comienza a percibir una suerte de metamorfosis programática, que apunta hacia el establecimiento de un ideario político sumamente elástico y pragmático. En los temas de identidad de género, adopciones, salud, educación o asuntos valóricos en general, el cerco se va corriendo hacia la izquierda, de acuerdo a los requerimientos y circunstancias que se vayan dando. Así, los ideales van quedando en el camino, pues de lo que se trata acá es de ser “adaptativos”, algo que los expertos dicen sería necesario para la supervivencia. Sin embargo, lo insólito de todo esto es que los grandes personajes de nuestra cultura – en la política, la ciencia, los negocios o el arte -, son admirados justamente por ser pertinaces, por mantener a fuego su visión y sus principios. (La Tercera)

José Miguel Serrano

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