A medida que se intensifica la guerra comercial liderada por Estados Unidos, la Unión Europea alista nueva artillería para intentar convencer al presidente Donald Trump de dar marcha atrás a la idea de imponer aranceles a la industria automotriz del viejo continente.
Aunque las esperanzas de un acuerdo se disipan cada vez más, el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, viajará mañana a Washington para reunirse con el jefe de Estado republicano con el objetivo de “reducir las tensiones”.
No irá solo. Lo acompañará la comisaria de Comercio, Cecilia Malmstrom, quien desde la semana pasada anunció que se está preparando una lista con productos estadounidenses que podrían verse afectados con impuestos si las conversaciones fracasan.
Pero no habrá una oferta específica de su parte, tal y como había asegurado el principal asesor económico de Trump, Larry Kudlow. La Comisión estimó que se tratará de un encuentro para explorar “diversas vías” que permitan lograr mejorar las relaciones bilaterales.
DIÁLOGO CON EL ENEMIGO
La visita de Juncker llega precisamente tras las amenazas repetidas de Trump, quien ha descrito al bloque como un “enemigo” comercial que se ha “aprovechado” de EEUU, hecho que lo llevó a gravar las exportaciones de acero y aluminio desde Europa. Pero, además, el titular de la Casa Blanca ha apuntado a gravar con un 20% más de 50 mil millones de euros (US$ 58 mil millones) en vehículos y autopartes europeas.
Ante esta arremetida, Bruselas firmó la semana pasada un acuerdo con Japón, dando origen a la mayor zona económica abierta del mundo, con el que harán frente al proteccionismo del mandatario republicano.
Mientras, según un alto oficial europeo, la Comisión está considerando distintas opciones que incluyen aranceles de un 20% a más de 10 mil millones de euros en productos estadounidenses, u optar por una lista más larga de 18 mil millones de euros en bienes a los que se les podrían aplicar tarifas más bajas. Entre estos estarían maletas, vehículos de construcción y fotocopiadoras.
Los preparativos para tomar represalias estarían guiados por la consideración de que cualquier acción de EEUU contra el sector automotor violaría las normas de la Organización Mundial del Comercio (OMC), permitiendo así que la UE tome contramedidas dentro de ciertos límites legales. (DF)



