El gobierno de Estados Unidos inició una profunda reestructuración de su representación exterior al ordenar el retiro de decenas de embajadores nombrados durante la gestión de Joe Biden. La instrucción exige que los diplomáticos abandonen sus puestos antes de mediados de enero de 2026.
La medida ha generado controversia, ya que la mayoría de los afectados son diplomáticos de carrera y no designaciones políticas. Según la American Foreign Service Association (AFSA), remover a estos funcionarios sin motivo previo socava la credibilidad internacional de Washington.
África es el continente más impactado por esta decisión, con el retiro de embajadores en 13 países, entre ellos Nigeria, Senegal, Somalia y Uganda. En Asia, las remociones afectan a naciones estratégicas como Filipinas, Vietnam y las Islas Marshall.
En el hemisferio occidental, la orden de salida incluye a los embajadores desplegados en Guatemala y Surinam. Por su parte, en Europa se verán afectadas las misiones diplomáticas en Armenia, Macedonia del Norte, Montenegro y Eslovaquia.
Desde el Departamento de Estado, el secretario Marco Rubio ha defendido la acción como un «proceso estándar». Rubio señaló que el mandatario tiene el derecho de contar con representantes que promuevan activamente sus prioridades de política exterior.
Bajo la dirección de Rubio, el Departamento de Estado ha iniciado un plan para reducir la burocracia y eliminar oficinas consideradas «sobredimensionadas». La reestructuración busca centrar los recursos en el combate a la inmigración ilegal y la seguridad nacional.
Aunque los diplomáticos removidos no perderán su empleo en el servicio exterior, deberán regresar a Washington para recibir nuevas asignaciones. Críticos de la medida advierten que dejar vacantes estos cargos de alto nivel debilita el liderazgo de Estados Unidos frente a potencias rivales. (NP-Gemini-Emol-AFP)



