Tras larga agonía muere Manuel Contreras

Tras larga agonía muere Manuel Contreras

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A los 86 años de edad murió el ex jefe de la Dirección de Inteligencia Nacional, Manuel Guillermo Contreras Sepúlveda, tras diez meses internado en el Hospital Militar.

Contreras fue condenado por la Corte Suprema a cumplir 526 años de cárcel por 75 secuestros (como se trata de detenidos desaparecidos, no se puede acreditar el homicidio al no estar el cadáver), 3 homicidios, 2 delitos de asociación ilícita y 1 de sustracción de menores y estuvo cumpliendo condena en Punta Peuco, hasta que fue trasladado al Hospital Militar.

En cifras, Manuel Contreras fue investigado por 8 jueces en un lapso de 11 años, entre 2004 y 2015. Si se suman todas las condenas, a saber, las que están resueltas en la Corte Suprema más las que están en la Corte de Apelaciones y las que aún se encuentran en primera instancia, el ex general totaliza 1104 años de presidio. Sin considerar, por cierto, las dos condenas a cadena perpetua.

Recientemente había sumado una nueva condena de 20 años por los homicidios calificados de seis integrantes de una familia, ilícitos perpetrados en noviembre de 1975.

DECLARACIÓN DEL GOBIERNO

A través de un comunicado, el Gobierno de Chile lamentó que el ex director de la DINA, Manuel Contreras, murió llevándose información valiosa para saber la verdad y hacer justicia tras las violaciones a los DD.HH. cometidas en dictadura.
En el texto, el Ejecutivo señaló al respecto que “anoche murió uno de los personajes más oscuros de nuestra historia, responsable de crímenes y graves violaciones a los derechos humanos en nuestro país».
Asimismo, subrayó que «el violador de derechos humanos murió privado de libertad y condenado a más de 500 años de cárcel por decenas de crímenes cometidos contra sus propios compatriotas y por violar sus derechos humanos”.
“Contreras ha muerto llevándose información valiosa para saber la verdad y hacer justicia respecto del horror cometido por la dictadura. Es el momento para reafirmar nuestro compromiso con el pleno respeto y vigencia por los derechos humanos”, concluye la nota.
Antes, el ministro del Interior, Jorge Burgos, había comentado a El Mercurio, que «muere quien encarna una de las páginas más oscuras de nuestra historia. Detrás de sí deja dolor y sufrimiento para miles».
La única referencia del Ejecutivo sobre la situación de Contreras fue realizada la semana pasada, cuando recordaron que el general (r) no recibirá honores fúnebres debido a que, según un decreto de ley, se prohíben los honores militares a personas que hayan sido condenadas por penas aflictivas.
Contreras falleció a las 22:20 horas de ayer, según el comunicado leído pasado la medianoche por el director del Hospital Militar, Juan Eduardo Durruty, en el cual explicó que la causa del fallecimiento se mantiene en reserva, recordando la ley número 19.628, sobre protección de la vida privada.
PIDEN DEGRADACIÓN POSTUMA

La presidenta del Partido Socialista, Isabel Allende, dijo este sábado que «ha muerto uno de los mayores criminales que conoció la historia de Chile. Creo que será recordado eternamente por haber sido eso, el mayor o uno de los mayores criminales, involucrado en causas dramáticas de asesinatos, de secuestros, de torturas, e incluso fuera del país «.

La dirigente anunció en la ocasión la presentación este lunes de un proyecto de ley para degradar a todos los militares condenados por causas de derechos humanos, que incluiría la degradación póstuma teniendo en cuenta la reciente muerte del condenado Contreras.

Para la timonel socialista «no va a haber una reconciliación en mucho tiempo mientras sigan persistiendo la falta de verdad» y » este hecho ha sido parte de nuestras vidas y lo seguirá siendo porque arrasó con la vida de tantas personas»,por lo que insistió en que no es posible rendirle honores a un criminal en una país democrático.

«Espero que la propia presencia de Carmen Gloria Quintana, y el testimonios que hemos conocidos nos ayude a avanzar en una verdad que por años ha sido denegada y los familiares merecen saber dónde están sus familiares. Nuevamente decir que ojalá se quisiera que la gente que lo sabe, lo diga y que no dependamos solamente del remordimiento de ex conscriptos», sostuvo.

    SU HISTORIA

    Corría la segunda mitad de la década de 1940 cuando el cadete Manuel Contreras mostraba su liderazgo, y también su dureza, como brigadier mayor encargado de la disciplina de los recién llegados a la Escuela Militar. A fines de la misma década otro aspirante de apenas 16 años, llamado Orlando Letelier, recorrió los mismos pasillos del centro de formación castrense, que luego abandonó para iniciar estudios de Derecho.Ninguno de los dos podía imaginar en esa época que sus nombres estarían presentes en uno los casos judiciales que marcó la historia del país, generó impacto mundial y terminó con la carrera del ex oficial del Ejército al mando de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA), organismo que tuvo un rol central en uno de los períodos más oscuros de violación a los derechos humanos en Chile.

    Cursó sus estudios primarios en Santiago y Osorno, Contreras ingresó a la Escuela Militar en 1944, mientras se vivían los últimos episodios de la Segunda Guerra Mundial y la inminente derrota de Alemania y Japón.

    De acuerdo a testimonios de quienes fueron sus compañeros, el joven aspirante mostró dotes de liderazgo, combinadas con un carácter inflexible. Dos años más tarde, cuando actuaba como brigadier mayor, alumnos de esa época afirman que fueron objeto de tratos vejatorios aplicados por él como «castigos». En 1960 ingresó a la Academia de Guerra, donde tuvo buena relación con el joven capitán Augusto Pinochet. El contacto lo ayudaría a cimentar la carrera posterior del flamante oficial de Estado Mayor.

    Siete años más tarde, Contreras partió a Estados Unidos para recibir instrucción en Fort Benning, en Virginia. Eran los años en los que ardía la guerra en el Sudeste Asiático, y el oficial chileno se impregnó allí de los nuevos conceptos sobre «guerra irregular» y la acción antisubversiva.

    De vuelta en el país, en 1969, se integró a la Escuela de Ingenieros de Tejas Verdes, unidad que terminaría por comandar y que cuatro años más tarde se transformó en el embrión de la principal organización de inteligencia y represión bajo el régimen militar.

    El 11 de septiembre de 1973, Contreras puso en marcha un plan cuidadosamente preparado que llevó a los militares a tomar el completo control de San Antonio. Siete campos de prisioneros fueron organizados en esa zona, donde se registraron numerosos casos de tortura.

    No terminaban ahí los planes del entonces coronel, quien en noviembre de ese año quedó al frente de la DINA. Desde su cuartel general situado en calle Belgrado, en Vicuña Mackenna -donde hoy se encuentra la sede de la FECh-, el oficial desencadenó una extensa y brutal represión contra partidos de izquierda que dejó como saldo más de 1.000 desaparecidos, según antecedentes recopilados más tarde por el Informe Rettig y la Vicaría de la Solidaridad.

    El reporte de la Comisión Verdad y Reconciliación atribuye a ese organismo al menos 1.500 ejecuciones. Los cadáveres de las víctimas fueron sepultados clandestinamente o arrojados al mar desde helicópteros «Puma» del Ejército, amarrados a rieles.

    Las unidades bajo el mando de la DINA llevaron a cabo cientos de secuestros y mantuvieron varios centros de detención en Santiago y distintos puntos del país, donde los prisioneros eran sometidos a crueles torturas y abusos.

    «NO VOY A IR A NINGUNA CÁRCEL»

    El principio del fin de la era de Contreras al mando de la organización represiva vino en septiembre de 1976, cuando una enorme detonación sacudió el área de Sheridan Circle, en Washington.

    El atentado que causó la muerte del ex canciller Letelier y su secretaria, Ronni Moffitt, fue una de las consecuencias de los contactos internacionales que el ambicioso coronel estableció en el exterior. Estos incluían organizaciones de cubanos anticastristas, grupos neofascistas de Italia -donde se cometió el grave ataque contra el dirigente DC Bernardo Leighton- y órganos de inteligencia latinoamericanos, estos últimos encuadrados en la llamada «Operación Cóndor».

    El doble homicidio en Washington abrió una investigación liderada por el FBI y el fiscal Eugene Propper llevó a descubrir la implicación del ex agente Michael Townley.

    En 1978, tras tensas jornadas señaladas por la presión estadounidense en torno al caso, Contreras debió dejar su cargo en la DINA -organismo que luego fue sustituido por la Central Nacional de Informaciones (CNI)- y salió del Ejército en abril de 1980, ascendido a brigadier general.

    El ahora oficial en retiro organizó empresas de seguridad y adquirió el fundo «Viejo Roble» en la zona de Fresia, en la Región de Los Lagos. Paralelamente, publicó textos en los que intentó justificar sus acciones en el clima de enfrentamiento y subversión que vivía Chile desde la década de 1970.

    Sin embargo, la investigación por el caso Letelier, esta vez en Chile, siguió rondando al general (R). El 12 de noviembre de 1993, el ministro Adolfo Bañados lo condenó a siete años de cárcel por el homicidio del ex canciller, sentencia confirmada en mayo de 1995 por la Cuarta Sala de la Corte Suprema.

    Tras mantenerse prácticamente «atrincherado» en su fundo, en medio de gran tensión política -«no voy a ir a ninguna cárcel», desafió Contreras -, finalmente fue trasladado al Hospital Naval de Talcahuano, un mes después de la decisión del máximo tribunal. Allí se le practicaron exámenes debido al cáncer que lo aquejaba.

    En octubre del mismo año, el ex jefe de la DINA fue recluido en  el penal de Punta Peuco, construido especialmente para alojar a condenados por violaciones a los derechos humanos.

    La sucesión de sentencias en su contra por casos judiciales llevó más tarde a su reclusión en el penal Cordillera. La cárcel especial fue cerrado en septiembre de 2013 tras una disposición del entonces Presidente Sebastián Piñera, por lo que el ex jefe de inteligencia regresó a Punta Peuco. Allí permanecía hasta que su salud se agravó irreversiblemente en julio del presente año.

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