A solo tres días de la culminación del desalojo de la toma irregular «Unión sin Fronteras» en Placilla, Valparaíso, las autoridades han constatado una mínima utilización de los recursos de apoyo habilitados. De las más de cien familias expulsadas del campamento, solo una se mantiene en el albergue dispuesto por la Municipalidad de Valparaíso.
El desalojo, que se concretó el pasado jueves, fue un amplio operativo liderado por Carabineros, que incluyó la expulsión de los ocupantes y la demolición de las viviendas irregulares construidas en el sector de Placilla.
Los propietarios de los terrenos han tomado medidas drásticas para asegurar que los sitios no vuelvan a ser ocupados. El representante legal, Diego Pereira, confirmó que se están llevando a cabo trabajos de cercado perimetral y la construcción de una zanja, a pesar de la resistencia inicial de algunos ocupantes durante el operativo.
Por su parte, los exresidentes han reportado graves dificultades. Sandra Vergara, presidenta de la Unión de Campamentos Placillanos, catalogó el proceso como «sumamente complejo». Aseguró que al menos tres vecinos resultaron lesionados durante las maniobras de traslado de sus pertenencias y destacó las complicaciones psicológicas que el desalojo ha generado en los antiguos ocupantes.
Respecto al apoyo municipal, la alcaldía de Valparaíso informó que el albergue, ubicado en el estadio O’Higgins del cerro Ramaditas, solo está siendo utilizado por una familia. Sin embargo, este apoyo será de corta duración, ya que los ocupantes deberán abandonar el lugar este próximo lunes al medio día.
La baja cifra de familias que se acogieron al albergue sugiere que la gran mayoría de los desalojados ha optado por reubicarse de forma independiente tras la orden judicial que puso fin a sus residencias irregulares. (NP-Gemini-Bio Bio)



