Mientras la Administración del presidente Donald Trump intensifica su ofensiva contra el mandatario venezolano Nicolás Maduro con acciones militares cerca de las costas del país, una serie de simulaciones internas del gobierno estadounidense han concluido que el derrocamiento de Maduro desencadenaría un «caos y violencia» prolongados en Venezuela.
Los resultados de estos ejercicios, desclasificados y respaldados por análisis de expertos, advierten sobre el riesgo de un escenario donde unidades militares, facciones políticas y grupos guerrilleros se disputarían el control del país.
EL RIESGO DEL VACÍO DE PODER
Douglas Farah, consultor de seguridad nacional que participó en varios de estos juegos de guerra en la Universidad Nacional de Defensa, reveló que los ejercicios —en los que participaron funcionarios del Pentágono y del Departamento de Estado— concluyeron que el derrocamiento de Maduro, por cualquier vía, produciría «el caos durante un periodo sostenido de tiempo sin posibilidad de ponerle fin».
«Lo que realmente nos preocupa es que no parece que tengan ningún plan serio para lo que ocurra después», señaló Phil Gunson, analista del International Crisis Group y autor de un informe sobre el tema, en conversación desde Caracas. Gunson calificó como «pura fantasía» la idea de que un nuevo gobierno se «acomodará sin más» y advirtió que la turbulenta historia de intervenciones estadounidenses en Irak, Afganistán y Libia podría repetirse en Venezuela.
Farah, ex-periodista, reconoció que Venezuela estaría mejor sin Maduro, pero advirtió que un cambio «sísmico inmediato» en el gobierno generaría consecuencias nefastas. «No habría mando ni control sobre el ejército ni sobre la policía. Habría saqueos y caos», afirmó, sugiriendo que cualquier despliegue militar para estabilizar el país requeriría decenas de miles de soldados.
ESTRATEGIA DE TRUMP Y RESPUESTAS
Aunque el presidente Trump no ha detallado sus objetivos para Venezuela, ha descrito a Maduro como un «criminal y un enemigo» y ha abierto la posibilidad a un diálogo, al tiempo que no descarta una invasión terrestre bajo el objetivo declarado de detener el narcotráfico. Desde principios de septiembre, el ejército estadounidense ha realizado al menos 21 ataques contra embarcaciones cerca de la costa, resultando en la muerte de al menos 83 personas, que Washington acusa de ser narcoterroristas.
La líder opositora venezolana y Premio Nobel, María Corina Machado, quien afirma haber ganado fácilmente las elecciones de 2024, sostiene que tiene un «Manifiesto de libertad» y un plan listo para una transición fluida. Sin embargo, el informe del Crisis Group advierte que la oposición enfrentaría «un conflicto potencialmente prolongado y de baja intensidad» para imponer su autoridad sobre funcionarios y militares leales a Maduro, quienes podrían resistirse o incluso iniciar una guerra de guerrillas.
La operación militar de EE.UU. en Panamá en 1989, que condujo a la captura de Manuel Noriega (también acusado de narcotráfico), no es vista como un modelo por la defensa del gobierno de Trump, quien evade la comparación histórica. El actual enfoque, según el secretario de Estado, es «impedir que estas organizaciones terroristas inunden nuestro país de drogas».
Finalmente, los expertos señalan que el desorden podría desencadenar un éxodo masivo de venezolanos, inundando a países vecinos que ya luchan por atender a millones de migrantes. (NP-Gemini-The New York Times, artículo de Michael Crowley)



