Mañana domingo se llevarán a cabo las elecciones presidenciales y parlamentarias, en las que la ciudadanía deberá concurrir obligatoriamente a las urnas para elegir a sus representantes distritales y a una de las ocho cartas presidenciales. La contienda de las últimas semanas se tornó reñida y tensa, con los candidatos presidenciales abandonando la mesura inicial para adoptar estrategias más agresivas que buscaron movilizar a votantes más allá de sus núcleos tradicionales.
Los cierres de campaña, siguiendo la costumbre, se dedicaron por completo a sus adherentes, con eventos masivos que, según expertos, buscan proyectar una imagen de popularidad y un आभा de «victoria» inminente. La decisión que tome cada votante habilitado marcará los destinos del país, trascendiendo el simple nombre de quien avance a una eventual segunda vuelta.
Expertos consultados coinciden en que Chile se juega el inicio de un nuevo ciclo político y la orientación con la que se intentarán superar las múltiples crisis que afectan al país. El sociólogo Eugenio Tironi señala que está en juego la capacidad de gestión de una agenda altamente exigente centrada en seguridad, crecimiento económico y modernización del Estado. Según Tironi, tras el agotamiento de un ciclo (1987-2014) y la crisis multifacética posterior, el país necesita un «aterrizaje suave» que revierta el desborde institucional y dé respuesta a las demandas de seguridad y prosperidad, validando un giro pragmático para crear las bases de un nuevo «sueño chileno».
Por otro lado, la analista Javiera Arce califica esta elección como una de las más «pobres en términos programáticos», reflejo del realineamiento partidario. Subraya que es determinante si el probable ganador presidencial, que las encuestas apuntan a Kast, podría iniciar un proceso de retroceso democrático o erosión. En contraste, José Francisco Lagos, desde la centroderecha, ve la oportunidad de gobernar con apoyo del Congreso, lo que requiere generosidad de quienes no avancen a segunda vuelta y liderazgo para enfrentar activamente los problemas del país.
María José Naudón (Decana UAI) enfatiza que se enfrentan dos modelos completamente distintos: uno de continuidad, liderado por una militante del PC que, a su juicio, presenta problemas de gestión e inseguridad; y otro basado en la libertad, el desarrollo y el crecimiento, que la derecha propone como un camino hacia la gobernabilidad y estabilidad. La decisión entre las alternativas de la derecha es vista como fundamental por Naudón, pues definirá si el país se abre a un futuro de progreso.
El sociólogo Claudio Alvarado apunta a que, tras el rechazo a la propuesta refundacional en 2022 y la acumulación de graves crisis (seguridad, economía, migración), esta elección definirá la orientación para la superación de estos problemas: optar por la continuidad del actual gobierno o por un cambio de rumbo con una impronta específica de la oposición. Por su parte, el sociólogo Manuel Antonio Garretón plantea que el clivaje central sigue siendo el del plebiscito de 1988, con la derecha más dura ligada al pinochetismo buscando hegemonizar el sector, mientras el campo democrático, representado por la alianza de Jeannette Jara, asegura la profundización democrática.
Finalmente, el sociólogo Mauro Basaure concluye que más que elegir al próximo gobernante, Chile define cómo se cerrará el ciclo político abierto en 2011 y radicalizado en 2019: si la salida será una restauración de orden duro de la derecha o una corrección moderada del modelo, en un país marcado por el cansancio, el temor y la desconfianza hacia la élite política. (NP-Gemini-Emol)
