Por las izquierdas, sufrimos el riesgo de encaminarnos al voluntarismo discursivo. Por ejemplo, pidamos lo imposible, y todo de una sola vez.
Por las derechas, sufrimos peligro de inmovilismo camuflado de cosismo: la suma de las urgencias día a día. Ejemplos: hoy vacunas, mañana puertos, pasado tecnología.
Y, por el centro, por desgracia, un cierto olvido de convicciones fundacionales conduce a riesgo de oportunismo caso a caso. Por ejemplo: “un día ferias libres, otro día cicletadas”.
Y así, caso a caso, episodio tras episodio. Nos vamos acostumbrando a una sociedad gobernada bajo ausencia de compromisos racionales y exigibles.
Vamos caminando derecho a lo que el francés Guy Debord denominó —en la Europa sesentera— la sociedad del espectáculo. Que las redes y focus vayan dictando la calle, y —por ende— la política.
Los ciudadanos comunes y corrientes esperamos que esta verdadera “fiebre de verano” se calme y que aterrice a más tardar en abril próximo.
Que nos pongamos a trabajar con racionalidad, empatía sentida y perspectiva seria, para el país del futuro. (El Mercurio Cartas)
Eduardo Aninat Ureta



