¿Quién vota Parisi?-Ernesto Tironi

¿Quién vota Parisi?-Ernesto Tironi

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Sin duda la mayor sorpresa de esta elección presidencial fue la elevada votación de Franco Parisi. El 20% de los votos (2,5 millones) es un caudal considerable. También sorprende su alto porcentaje de votación en las regiones del norte, especialmente el 35% en Antofagasta; supera al siguiente (Jara) por 12 puntos. Fue la primera mayoría lejos (por más de cinco puntos) en las cuatro regiones del norte. ¿Qué puede estar indicando este hecho? ¿Qué podrá ser lo que ven o valoran más los seguidores de Parisi y habitantes del norte que los del centro y sur del país? ¿Qué hace a Parisi más atractivo allá? ¿Será parecido a lo que atrae en el resto del país? ¿Esto llegó para quedarse y extenderse en el futuro, o es poco probable, flor de un día? ¿Cuánto de lo ocurrido tiene que ver con la nueva composición de electores generada por el voto obligatorio?

El fenómeno será importante (aunque tal vez no lo determinante) en el corto plazo para ver quién gana la segunda vuelta entre Jara y Kast. Seguramente los estrategas de ambos ya están estudiando en profundidad cómo atraer esos votos para su candidato. Pero puede tener también consecuencias de más largo plazo en nuestro sistema político que, con esta elección, parece dirigirse hacia una reconfiguración profunda.

Hasta ahora Parisi ha sido considerado un demagogo y tomado poco en consideración; es “el centro irracional, de ofertones”, dijo alguien. Discrepo con esa interpretación. Creo que puede ser considerado un buen representante de un sector hasta ahora subrepresentado como grupo: de la nueva clase media y media-baja emergente de los famosos “30 años”.  Semejante a como antes Boric y el Frente Amplio fueron representantes de los sectores estudiantiles que emergieron también como fruto de ese mismo cambio de la estructura social chilena: el paso de 320 mil estudiantes universitarios el año 2000, a 600 mil el 2010 y sobre 800 mil hoy. Y mucho antes, como el Partido Comunista surgió de la emergencia del proletariado a raíz de la revolución industrial. Pura aplicación de la teoría de las clases sociales de Marx. Podríamos estar hablando entonces de la segunda ola político-social de los “30 años”.

El politólogo del CEP Aldo Mascareño ha estudiado a Parisi desde que irrumpió el 2021 y dijo los siguiente en una entrevista de esta semana en “La Segunda” (18-11-25): (sus votantes) “tienen preferencia por el orden de mercado, por la autosuperación de las personas, por el control fuerte del orden público y además por la eficiencia de las instituciones para atender a la clase media emergente”. Parisi “se enfoca en… la primera generación universitaria, pequeños emprendedores, en el mundo asociado a las cooperativas y al mundo rural, con la pretensión de que ese público surja”. También el asistente de odontólogo, el inmigrante del delivery, el instalador de Internet, etc., etc.

Esa caracterización de los votantes de Parisi es consistente con la población predominante del norte chileno. Son mucha gente que ha llegado a esa zona difícil precisamente para ganar plata en servicios asociados con la minería, el transporte, el comercio, etc. “Que se rascan con sus propias uñas”, que no están buscando favores del Estado ni de patrones. Pequeños empresarios y trabajadores por cuenta propia, independientes. Allá no están los universitarios “hijitos de su papá” que nunca han trabajado para ganarse la vida y mantener una familia. Los que podían dedicarse tiempo completo a la política y las manifestaciones estudiantiles, como eran quienes constituyeron la base electoral que llevó a Boric al poder en tan poco tiempo. En el norte hay proporcionalmente menos población estudiando en la educación superior; como un tercio menos. Allí estudia sólo 6% de esa población, aunque vive 9% de los habitantes de Chile. En cambio, en la RM estudian 53% de ellos, aunque vive el 40% de la población.

Este grupo social que se siente representado por Parisi y vota por él no lo hace por vivir en el norte. Es un grupo con ciertas características propias -jóvenes con trabajos propios, interesados en su progreso material y monetario (buenas camionetas) – que también viven en otras regiones a las cuales Parisi no ha llegado tanto todavía. Hay, sin embargo, varios factores exógenos que le han tendido a aumentar su base electoral y que puede seguir haciéndolo. Primero, el voto obligatorio que es el voto apolítico y antipolítico. Para estos votantes, Parisi es mucho más atractivo que todos los demás candidatos juntos: una persona franca, directa, pragmática, no ideológica. Segundo, son las personas que usan casi sólo redes sociales para informarse y decidir. En el manejo de ellas también Parisi supera al resto. Y tercero, el factor presencia en Chile de Parisi, recorriendo el país lo acerca mucho más a la gente que actuando desde Estados Unidos como lo hizo hace cuatro años atrás.

Lo anterior sugiere que podemos tener Parisi para rato. No tiene un futuro asegurado, pero, si se mueve bien, tiene mucho espacio donde crecer. Considérese que ese 20% de votos los consiguió casi sin un partido, sin los fondos derivados de allí, ni alcaldes ni parlamentarios en ejercicio que lo acompañaran. O sea, lo consiguió principalmente con el magnetismo de su personalidad en el sector social que hemos descrito, su trabajo territorial personal y redes sociales.

El Mercurio publicó los aportes monetarios de los partidos a las campañas de presidente y parlamentarios. Más de 8.000 millones de pesos. De ellos, la UDI destinó $1.500m a Matthei, Republicanos $800m a Johannes Kaiser y sólo $92m el PC, PS y FA a Jara. Parisi no obtuvo aportes del PDG para su campaña. ¡Muy distintas tasas de retorno por voto obtenido! (El PS apostó casi todos sus pesos, unos $1.000m, a sus parlamentarios). Esto ha cambiado radicalmente con esta elección. El PDG contará con $1.900m por año hasta el 2029; poco menos que los Republicanos ($2.100) y bastante más que la UDI y RN ($1.400m c/u) y el PS y PC (como $1.000m). Si esta vez Parisi, instalado en Chile, administra bien su partido y sus recursos, acostumbrado a campañas austeras y altamente eficientes, puede multiplicar mucho su llegada e influencia.

En síntesis, algunos creíamos e incluso escribimos reiteradamente que el voto obligatorio introducía una imprevisibilidad importante a esta elección. Los votantes mal llamados “obligados” eran una incógnita que las encuestas podrían no estar captando. Ahora sabemos más: la mayoría eran apolíticos y antipolíticos de edad mediana, clase media baja emergente, proempresariales, aspiracionales, etc. que se sienten bien representados por Parisi. Votan Parisi; fin de la incógnita.

El fenómeno Parisi es muy distinto al de Errázuriz el año 90 o ME-O el 2009 y después. Tiene una personalidad muy congruente con su grupo de referencia que lo hace muy atractivo y creíble para ellos. No era el caso de Errázuriz ni ME-O. La incógnita ahora es si conseguirá proyectarse con fuerza en el futuro. Dependerá mucho del desempeño del próximo gobierno y de la política de alianzas que establezca Parisi y sus parlamentarios con las nuevas fuerzas políticas que surgieron de esta elección, incluyendo algunos partidos obligados a disolverse.

Más vale que los nuevos gobernantes, y todos quienes estamos interesados en el futuro de Chile, terminemos con el “ninguneo” y miremos con mucho más respeto este numeroso sector social de chilenos que se siente representado por Parisi. (El Líbero)

Ernesto Tironi