El desafío para la presidenta del Partido Socialista, Isabel Allende, no era fácil. Cuestionamientos y declaraciones cruzadas entre miembros del PS y la DC antecedieron al comité central de la colectividad realizado ayer, que buscaba por fin sellar un pacto electoral municipal para concejales con el partido presidido por Jorge Pizarro.
El ambiente estaba, sin embargo, especialmente distendido. La parlamentaria llegó temprano a la sede del ex Congreso, donde, entre besos y abrazos, saludó a cada uno de los integrantes del pleno, incluso a Camilo Escalona, con quien sostuvo un breve diálogo entre risas.
El relajo de la senadora no era, en todo caso, casual: a través de diversas reuniones previas -con varias de las fuerzas internas del partido-, Allende había asegurado que la gran mayoría de los miembros del pleno respaldarían una alianza con la DC. Esto, a pesar de las insistentes críticas de parte de algunos militantes a lo que llamaron la resistencia de los democratacristianos de apoyar las reformas del Gobierno.
La decisión fue, sin embargo, casi unánime: por 54 votos a favor, dos abstenciones y uno en contra, el comité central del partido -máxima instancia deliberadora- respaldó una alianza con la DC.
Ayudó, en parte, la carta enviada por la Presidenta Michelle Bachelet, que fue leída por Allende al comienzo de la sesión. En ella, la Mandataria aludió a que la decisión que tomaría más tarde su partido sería «vital para la consolidación de la obra del Gobierno que encabezo, y para la proyección de nuestra coalición». Luego, la Jefa de Estado señaló que para este segundo período gubernamental se necesitará generosidad, altura de miras y responsabilidad. «En una palabra: unidad. Unidad para consolidar el presente, unidad para construir el porvenir y unidad, sobre todo, para anteponer los intereses comunes de nuestra coalición por sobre los intereses particulares de sus integrantes», dijo.
Las palabras de la senadora Allende fueron también valoradas por los presentes. En su discurso inicial, la parlamentaria indicó que lo importante es «consolidar los cambios y proyectarlos». La única manera de hacerlo -agregó- es creando un pacto con la DC. Apeló, asimismo, a que el PS es el partido responsable del entendimiento entre la izquierda y el centro, y de hacer efectiva la «gobernabilidad», algo que, según los dirigentes DC, solo se lograría reivindicando el «eje histórico» con los socialistas.
Allende se encargó, no obstante, de dejar claro que, como líder de la colectividad, ha manifestado «con firmeza» su molestia cuando sus «aliados» han cometido errores. «Sería perfectamente entendible que algunos de los nuestros quisieran reprochar a nuestros aliados los errores innecesarios que han cometido o que insistamos en la autocrítica hasta la autoflagelación por los yerros propios. Créanme que los entiendo. Y les digo que hemos señalado con firmeza, cada vez que ha sido necesario y donde corresponde, nuestras percepciones respecto de aquello que pudiera haberse realizado de mejor manera», afirmó.
La decisión de ir en un pacto con la DC fue también ampliamente respaldada por los miembros de la Nueva Izquierda, liderados por Escalona, quien aseguró que si no hubiese una alianza con la DC, el Gobierno de la Presidenta Bachelet fracasaría.
El ex presidente del partido Osvaldo Andrade, en tanto, manifestó que el entendimiento es «estratégico». Por lo mismo, deslizó cuestionamientos a la directiva del PS por el «formato» con que se había consolidado el acuerdo. Para el diputado, el entendimiento con la DC no es una «derrota», sino una «convicción» de que no habrá cambios ni reformas sin un acuerdo entre el PS y la DC. «Así de rotundo y contundente es esto», dijo.
También se apeló a que la única forma de continuar con el programa es proyectándose más allá de este período gubernamental. En ese sentido, algunos aseguraron que el respaldo de la DC a un presidenciable único es clave para la continuidad.
Así, este lunes se lanzará oficialmente la alianza PS-DC en un acto al mediodía en el ex Congreso. Ahora solo falta dilucidar en qué pacto irán los «partidos chicos» del bloque: si en este o en el conformado por el PPD, el PR y el PC. Ayer, en todo caso, varios sugirieron a la directiva invitar a la Izquierda Ciudadana (IC) -y no al MAS- a incorporarse al acuerdo.
Como en todos los últimos comités centrales, el vocero de gobierno, Marcelo Díaz, asistió e intervino. Esta vez llamó la atención el hincapié que hizo a la necesidad de que exista «lealtad» hacia la Presidenta y al Gobierno, repitiéndolo en cinco ocasiones durante su discurso de ocho minutos.
También pidió resaltar los avances de las reformas y criticó que en los discursos de dirigentes del oficialismo prime la «autoflagelación».
«Estoy cansado de ver a los nuestros con caras avergonzadas y cabizbajas cuando enfrentamos a nuestros amigos y familiares al hablar del Gobierno. Estoy cansado de que se enfatice solo en los problemas», dijo.
Las palabras del secretario de Estado fueron después cuestionadas por algunos de los presentes. Andrade, de hecho, dijo que la prudencia que se le pide al PS también debiera imperar en las políticas del Gobierno, criticando fuertemente el plazo autoimpuesto por La Moneda para aprobar siete de los proyectos clave de aquí al 31 de enero.
El discurso de Allende fue igualmente crítico: aseguró que muchos de los avances se han visto «empañados» por los errores propios y por las dificultades que ha enfrentado el Ejecutivo en la gestión política.
El ministro de Energía, Máximo Pacheco, asistió también al pleno, donde hizo un análisis de la situación económica del país. «El ambiente de restricción y escasez sigue, y, peor aún, se ha agravado en los últimos meses», dijo. De esa manera, aseguró que desde mayo de 2015 a la fecha ya se han perdido US$ 5.500 millones de la recaudación que habían estimado que generaría la reforma tributaria.
El secretario de Estado señaló que «es bueno reiterar que una conducción política más afiatada y armónica puede y debe ayudar a nuestra economía a recuperar el impulso».
