En conferencia de prensa, la propia senadora explicaba al país que en esa decisión había incidido de manera importante el gesto del senador Felipe Harboe de ceder en su propia aspiración, en razón de la creciente demanda por mujeres en espacios de liderazgo institucional.
No vale la pena entrar en los pormenores de una negociación de un partido político o una bancada de senadores. Los lotes, los votos y los microacuerdos son, para estos efectos, harina de otro costal.
Sí valen la pena aquellos hechos públicos y notorios que manifestaron sus protagonistas principales: los senadores Muñoz y Harboe, y la importancia de tener, por segunda vez en la historia del Senado, a una mujer como presidenta bajo el momento actual de Chile.
Cualquiera haya sido el devenir del acuerdo para la testera del Senado, Felipe Harboe no tardó un momento siquiera en transparentar su inmediato apoyo a la opción de su compañera de hemiciclo, sin forjar votación, debate, suspicacia, entredicho o maduración de un nuevo acuerdo para marzo.
La forma de desprenderse del poder, asociado a la pasajera inmediatez, para pensar en el horizonte del Senado contrasta con la calculadora y los “tiras y aflojas” propios de estos tiempos.
Lo que hace Felipe Harboe es ser consecuente con su actuación en favor de una agenda legislativa inclusiva y paritaria.
Lo ha demostrado con la votación del proyecto de matrimonio igualitario, así lo ha hecho con el impulso legislativo en paridad y su impacto en el proceso constitucional que vive el país.
Con su renuncia, Harboe demuestra con hechos creer en la incorporación de la mujer en puestos de poder, aun a su propio coste.
Harboe, en tiempos de crisis, exhibe la convicción en la moderación, el diálogo y la falta de estridencia, misma actitud con que ha liderado iniciativas como la comisión para la Modernización de Carabineros, que propone una reforma estructural a su gobernanza y cuyo informe entregó a los presidentes de la República y de la Corte Suprema. Otro tanto ha ocurrido con la discusión sobre el límite a la reelección parlamentaria.
Al final del día, más allá de las presidencias, jefaturas y visibilidades de cualquier investidura o cargo, lo que necesitaremos este 2020 es escucha y solvencia para definir un proceso constitucional histórico que demandará diálogo profundo, eficiente y transversal.
Enhorabuena que senadores como Harboe podrán estar en ello. (El Mercurio Cartas)
Miriam Henríquez
Gloria de la Fuente
Elisa Walker
Jimena Jara
Matías Walker
Alberto Undurraga
Gabriel Alemparte
Francisco Cruz



