La carta de ayer de don Claudio Troncoso descartando para siempre el voto electrónico por los sucesos acaecidos en las elecciones de algunos partidos políticos me recuerda una anécdota de familia. Un antepasado, cuando se perdió el avión del teniente Bello, habría señalado que los aviones eran una tontería y que jamás reemplazarían a las carretas, los trenes y vapores. Hoy, sin embargo, nos trasladamos en aviones. Supongo que don Claudio, a quien le gusta lo «chapado a la antigua», seguirá con las carretas, y no usará nuevas tecnologías que algún problema tuvieron en sus primeros pasos. Así, debe mandar cartas manuscritas por correo en vez de emails y pagará con cheques en vez de transferencias electrónicas.
El confiable sistema de voto con lápiz y papel tiene más problemas de los que Troncoso cree: el 25% de los vocales designados no llegan a cumplir su función cívica. Los apoderados brillan por su ausencia en la gran mayoría de las elecciones. Mesas que se constituyen muy tarde (11:00 hrs.). Votos con más de 100 candidatos. Discusiones en las mesas sobre la validez de los votos. Pobre desempeño de vocales, con un alto porcentaje de actas descuadradas por malas sumas (18% en diputados y Cores y 23% en concejales). Dificultad para la justicia electoral de volver a escrutar el gran número de mesas con actas descuadradas. Lo que mejor funciona son los resultados preliminares que entrega el Servel, y la razón de ello es que se usa tecnología y computación.
Carecemos de otras ventajas que daría la tecnología, como: votar en el local más cercano a donde nos encontramos el día de la elección; identificación biométrica del elector (huella digital); voto anticipado y voto en lugares especiales como hospitales, asilos, cárceles y faenas aisladas.
Las mayores democracias del mundo están usando voto electrónico presencial sin internet: India, Brasil, EE.UU. Podemos imitar buenos ejemplos que sí funcionan y bien. En nuestro continente es el caso de Brasil, un sistema que ha permitido el voto electrónico de más de 100 millones de electores, sin inconvenientes y en repetidas elecciones. Seguro que los nietos de Troncoso algún día votarán electrónicamente. (El Mercurio Cartas)
Andrés Tagle Domínguez


