La irrupción electoral del Partido de la Gente (PDG) ha puesto en un papel protagónico a la diputada Pamela Jiles, la única legisladora reelecta que pertenece a la colectividad. Jiles, considerada parte del «círculo de hierro» del excandidato presidencial Franco Parisi, busca alzarse como la «líder» y elemento cohesionador de la bancada del PDG en el Congreso, un desafío marcado por la disolución de su bancada anterior debido a conflictos internos y fugas de militantes.
Jiles ha destacado la nueva relevancia política del PDG tras las elecciones, señalando que la colectividad se convirtió en el «eje de la política chilena» por escuchar a la gente. En esa línea, afirmó que la bancada del PDG es ahora «la llave de la elección» de segunda vuelta y también la «llave de lo que va a pasar en el Congreso en los próximos cuatro años», ya que, a su juicio, ningún futuro gobierno podrá legislar sin su apoyo. Sobre el balotaje, enfatizó que los votos del PDG son los únicos que ninguno de los dos candidatos tiene en el bolsillo, lo que les otorga una posición de poder.
DISCIPLINA INTERNA
El principal reto de Jiles es «ordenar» una bancada con un historial de inestabilidad, tras la disolución de la anterior en la legislatura $2022$. El analista político Mauricio Morales (U. de Talca) afirmó que Jiles tiene un «rol clave» y la «gran responsabilidad política» de ejercer como el «pegamento» de la nueva bancada. Morales subrayó que, si la colectividad «corrige sus problemas de indisciplina y fugas internas» y se forja como un partido de clases medias y bajas con posturas centristas, podría convertirse en una institución respetable. Por el contrario, si repite el patrón de la legislatura anterior, advirtió que «Parisi jamás será Presidente de Chile».
El subdirector ejecutivo del Instituto Res Pública, Rodrigo Meléndez, mencionó que Jiles podría utilizar su posición para «tensionar negociaciones políticas» y condicionar votos en proyectos de ley relevantes, con el objetivo de efectuar una «muestra de fuerza de poder político puro». Meléndez ve en Jiles la intención de aprovechar la «indeterminación política del PDG» para convertirse en una «canalizadora» de las demandas ciudadanas, lo que describió como propio de «caudillos populistas» que cambian de posición según la necesidad.
INSTITUCIONALIZACIÓN DEL PDG
Los analistas concuerdan en que el futuro del PDG depende de su capacidad para institucionalizarse. Morales sostuvo que el partido debe enfocarse en no depender a plenitud del líder, construyendo la organización desde las bases y pensando en las elecciones locales de 2028. Su tarea principal es «mantener viva la bancada bajo principios de cohesión y disciplina». Morales cerró señalando que el PDG, que podría ocupar el espacio del centro político, requiere un «programa partidista» que vaya más allá de la «mística que genera el líder» y de la simple impugnación a las élites. (NP-Gemini-Emol)



