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J. Bellolio defiende vigencia de centroderecha y critica pasividad de oposición

El alcalde de Providencia, Jaime Bellolio (UDI), defendió la viabilidad del proyecto de centroderecha, advirtiendo a quienes «quieren escribir su obituario» que la alianza tiene futuro.

En un tono autocrítico en entrevista con El Mercurio, Bellolio reconoció la necesidad de revisar la estructura orgánica de la coalición para mejorar la toma de decisiones estratégicas, aunque defendió la línea de acuerdos impulsada recientemente.

El alcalde valoró que José Antonio Kast «interpretó de la mejor manera cómo resolver esas urgencias» ciudadanas, aludiendo a temas como seguridad, trabajo, salud y vivienda.

Comparó que lo propuesto por Evelyn Matthei apunta a la necesidad de tener una etapa «después de la emergencia», donde hay que saber hacer las cosas, no solo decirlas.

Bellolio aseveró que Chile Vamos «ha sido muy importante en el pasado, lo sigue siendo en el presente y lo va seguir siendo en el futuro». Atribuyó parte de los costos actuales a la «izquierda afiebrada» del estallido social y la pandemia, que intentó derrocar al Presidente y dividir al país en el proceso constituyente.

El edil reivindicó la salida institucional ofrecida por Chile Vamos ante la crisis, un valor que, según él, se necesitará más tiempo para «aquilatarlo completamente».

En su autocrítica, el alcalde admitió que a la centroderecha le «falta mayor conexión» con la ciudadanía. Indicó que hay que tomar en cuenta la tesis de Parisi: hablarle al centro político no implica promediar posturas o ser «aguachento», sino «poder apuntar a las necesidades emergentes de las personas«. (NP-Gemini-Emol)

Manejo de Boric de RR.EE.: entre aplausos y llamados al pragmatismo

Una escalada en la relación diplomática entre Chile y Estados Unidos se generó tras las polémicas declaraciones del recién llegado embajador norteamericano, Brandon Judd, lo que motivó al Gobierno chileno a enviar una nota de protesta a la Casa Blanca.

El Canciller Alberto Van Klaveren calificó las palabras del diplomático como «inapropiadas y desafortunadas», y afirmó que su opinión sobre la próxima elección presidencial constituye una «intervención en asuntos internos» del país.

Judd había expresado su «decepción» por las críticas del Presidente Gabriel Boric contra Donald Trump. Asimismo, respecto al balotaje del 14 de diciembre, formuló que «nosotros también tenemos una opinión de que a lo mejor va a ser un Gobierno mejor que el otro para la gente de Chile», añadiendo que sería «más fácil trabajar» con gobiernos alineados ideológicamente.

La tensión se intensificó con un nuevo pronunciamiento del Mandatario chileno contra Trump, luego de que este instruyera a sus embajadores a «vigilar» a países que apoyen el aborto, la eutanasia y la diversidad sexual. Boric respondió tajantemente en redes sociales: «Chile no acepta ningún tipo de tutelaje. Nuestra soberanía no se negocia«.

En el debate electoral, la candidata oficialista Jeannette Jara lamentó las declaraciones de Judd, advirtiendo que Chile «no creo que tenga que estar bajo la sombra de ningún papito, no necesita ningún gran daddy«.

Por su parte, el candidato opositor José Antonio Kast cuestionó al Presidente Boric, señalando que «la pregunta no es la nota de protesta o no del Gobierno, es qué está haciendo nuestro Presidente para instalar a Chile en la prioridad mundial«.

Desde el Congreso, el diputado republicano Stephan Schubert criticó la gestión del Gobierno en relaciones internacionales, acusando a Boric de tener «actitudes y comentarios absolutamente inapropiados» que responden a su «propia mirada ideológica» y que no están a la altura de su cargo.

Schubert agregó que la actitud del Presidente no entiende el rol de representante de todos los chilenos, mientras que la diputada republicana Catalina del Real consideró «preocupante» que Boric haya optado por criticar a Trump con una frecuencia que ha generado «tensiones innecesarias», priorizando diferencias ideológicas por sobre el interés nacional.

En el oficialismo, la diputada Ericka Ñanco (Frente Amplio) defendió a Boric, afirmando que actuó con «total responsabilidad» al defender los compromisos medioambientales de Chile. Arguyó que criticar políticas externas no daña al país, sino que es un ejercicio de soberanía y defensa de valores.

El diputado ecologista Félix González criticó la polémica generada por Judd «apenas se baja del avión», indicando que las relaciones diplomáticas deben ser de Presidente a Presidente y de Canciller a Canciller, y que las autoridades chilenas merecen respeto.

González sostuvo que Boric está en su derecho de hacer críticas políticas a Trump, incluso por temas como el conflicto en Gaza, y que esto no debe dar pie a que los embajadores polemicen.

El excanciller Ignacio Walker calificó de «altamente imprudentes» las declaraciones de Judd al ocurrir antes de la presentación de sus cartas credenciales. No obstante, recomendó al Presidente Boric guiarse por el «máximo pragmatismo», no dejarse provocar y dejar las reacciones a la Cancillería.

El también excanciller Heraldo Muñoz coincidió en la necesidad de hacer respetar la no-intervención, pero aconsejó a Boric optar por el diálogo pragmático y la negociación, citando como ejemplo a líderes de izquierda en México y Brasil que han lidiado con tensiones similares con EE.UU.

El analista político Jorge Sanz (UDD) comentó que el embajador Judd, aprovechando que el Gobierno de Boric está de salida, se toma «algunas libertades». Señaló que la crítica constante de Boric a Trump en foros internacionales por temas medioambientales ha marcado un estilo que ha acercado a Chile a China y lo ha alejado de Estados Unidos.

Sanz advirtió que esta postura podría «dañar a los chilenos» al restar apoyos voluntarios de Estados Unidos a Chile. Concluyó que la apuesta del nuevo embajador podría ser mejorar la relación con el próximo gobierno, si este resulta ser el candidato Kast, quien es visto como ideológicamente más cercano a Trump. (NP-Gemini-Emol)

Kast suma a Martín Arrau para coordinar derechas en segunda vuelta

La campaña del candidato presidencial José Antonio Kast para el balotaje definió este domingo la incorporación de Martín Arrau como su coordinador general, un nombramiento clave tras el paso del republicano a segunda vuelta con el 23,92% de los sufragios.

En las filas de la reconfigurada oposición, se espera que Arrau juegue un papel fundamental en la unificación de las distintas fuerzas del sector, la armonización de voluntades y el despliegue de un robusto trabajo territorial. Este último aspecto es considerado vital por Republicanos, quienes enfatizan que «la campaña se ganará en la calle», tal como ha sostenido el propio Kast.

El pasado jueves, Arrau ya fue visto en una reunión de coordinación que congregó al timonel del Partido Republicano, Arturo Squella, con los dirigentes del Partido Nacional Libertario, incluyendo a su excandidato Johannes Kaiser. En dicho encuentro, se abordaron estrategias para captar el electorado que previamente votó por Franco Parisi del PDG.

El trabajo de Arrau se enfocará en la colaboración directa con los partidos de oposición. Estos han designado a sus respectivos enlaces para apoyar el despliegue territorial que él liderará, incluyendo a Eduardo Cretton (UDI), Luis Pardo (RN), Macarena Cornejo (Evópoli) y Hans Marowski (PNL). El éxito de la elección, señalan voces del sector, dependerá directamente de la efectividad de esta coordinación.

El coordinador de la segunda vuelta es una figura conocida en la derecha. Martín Arrau, ingeniero civil industrial, se desempeñó como intendente de la Región de Ñuble durante el segundo mandato del expresidente Sebastián Piñera, tras la creación de la nueva región.

Aunque fue electo convencional constituyente como militante UDI, posteriormente renunció a ese partido para unirse a las filas de Republicanos. Dentro de su nueva tienda, en 2023 lideró la campaña para el segundo proceso constitucional, logrando que el partido obtuviera 22 de los 50 escaños de consejeros.

Arrau también estuvo a cargo del despliegue para las elecciones municipales de 2024, recibiendo una buena evaluación interna. Es reconocido por su disciplina y sus sólidas capacidades de gestión y liderazgo, siendo descrito por algunos como «metódico y estructurado».

Su experiencia previa en campañas y su buena relación con Chile Vamos se presentan como activos cruciales, especialmente considerando las tensiones surgidas en primera vuelta con Republicanos debido a la fallida lista parlamentaria única y a los roces por ataques de bots contra Evelyn Matthei. Su principal misión será alinear las voluntades detrás de la candidatura de Kast, superando cualquier resentimiento del pasado.

El rol de Arrau había sido anticipado, ya que fue uno de los pocos republicanos que advirtió las dificultades de competir en dos pactos parlamentarios, señalando en su momento que «sin lista única o una mínima coordinación, la probabilidad de regalar la mayoría parlamentaria a la izquierda aumenta».

El director de la escuela de Gobierno de la Universidad Autónoma, Aldo Casinelli, subraya que la tarea más importante de Arrau es doble: agrupar a las distintas fuerzas políticas de derecha y, simultáneamente, activar todo el trabajo de la campaña.

Marco Moreno, académico de la Universidad Central, considera que Arrau se transforma en un «activo estratégico» para Kast. Su perfil técnico, su experiencia en la administración Piñera y su cercanía con la derecha tradicional lo posicionan como el puente necesario para organizar al mundo de Chile Vamos, sin que se diluya el sello distintivo del candidato.

Moreno añade que Arrau debe actuar como un «articulador silencioso» que garantice la coordinación política, contenga las ansiedades internas y ofrezca garantías de gobernabilidad. En un balotaje donde el voto por el orden será decisivo, su labor es transformar la afinidad ideológica en una amplia base electoral.

Roberto Munita, analista político de la UNAB, enfatiza que en segunda vuelta el jefe de campaña es determinante. El rol de Arrau implicará ser el principal consejero de Kast, alertándolo sobre declaraciones o acciones que puedan restarle votos, y también actuando como el enlace con los equipos, representando la visión y voz del candidato ante creativos, dirigentes y bases.

Munita complementa que Arrau debe fungir como el «capitán de la compañía de bomberos», gestionando crisis y extinguiendo conflictos antes de que se expandan. Esta capacidad de ordenar, contener y anticipar será especialmente vital al sumar diversas sensibilidades al comando de Kast, desde Kaiser hasta Matthei, para asegurar que el mensaje de la campaña se mantenga cohesionado. (NP-Gemini-Emol)

Líder de la CAM advierte desde la cárcel: resistencia «reflota con bríos»

El vocero de la Coordinadora Arauco Malleco (CAM), Héctor Llaitul, se refirió a los recientes ataques incendiarios en La Araucanía en una entrevista concedida desde la cárcel de Concepción, que posteriormente fue viralizada en redes sociales.

Llaitul afirmó que el denominado «movimiento de resistencia mapuche reflota con nuevos bríos«.

En alusión a la actual campaña presidencial, el líder de la CAM aseguró que «en la actual etapa los esfuerzos principales están puestos en llevar adelante un proceso de resistencia a todo nivel«.

«MARKETING DELICTUAL»

El líder de la Coordinadora Arauco Malleco (CAM), Héctor Llaitul, generó un rechazo transversal en La Araucanía tras difundir un mensaje desde la cárcel en el que asegura que el «movimiento de resistencia mapuche (…) reflota con nuevos bríos», y que los esfuerzos actuales están centrados en llevar adelante un «proceso de resistencia a todo nivel».

El recién electo diputado José Montalva (IND-PPD) criticó las declaraciones, señalando que «ya nadie compra esa ‘pantalla épica’ de reivindicación colectiva; ese libreto está completamente gastado». Montalva sostuvo que «grupos muy pequeños» intentan usar causas legítimas del pueblo mapuche, que en su mayoría ha optado por el diálogo, para encubrir «delitos graves, violentos y comunes y negocios que no tienen relación alguna con derechos colectivos».

Para el exdelegado presidencial, hablar de «nuevos bríos» mientras las comunidades claman por paz y seguridad «suena más a una consigna de marketing delictual repetida que a la realidad».

Desde el sector opositor, el independiente pro Partido Republicano Rodolfo Carter, primera mayoría para senador por la región, fue drástico: «Llaitul que se prepare a pasar muchos años en la cárcel. Que resista desde ahí todo lo que quiera».

Miguel Becker (RN), quien también asumirá como senador, expresó su preocupación por la capacidad de comunicación de Llaitul, manifestando que «da la impresión de que el terrorista Llaitul, este delincuente, sigue teniendo la forma de comunicarse con el exterior y coordinar acciones terroristas». Becker cuestionó a las autoridades sobre por qué no cortan el acceso a celulares y visitas que permiten la salida de esta información.

La senadora electa Vanessa Kaiser (PNL) calificó a Llaitul como un terrorista y a sus dichos como una confirmación que solo genera miedo en la región, especialmente entre los habitantes de origen mapuche. Kaiser exigió al Poder Judicial incomunicar al condenado, señalando que «es inaceptable que un hombre condenado goce de libertad de expresión con publicidad».

Enfatizando la misma línea, el diputado Miguel Mellado (IND) tildó la situación de «muy rara» considerando que Llaitul fue condenado por Ley de Seguridad Interior del Estado. Mellado pidió a Gendarmería «mayor cuidado» en las visitas, expresando su deseo de que el líder de la CAM «se seque en la cárcel».

Henry Leal (UDI) calificó las palabras de Llaitul como una «llamada de alerta», principalmente dirigida a las futuras autoridades, dado que el actual gobierno no logró resolver el problema. Leal advirtió que los grupos violentos «no están exterminados, están más vivos que nunca, están replegados tácticamente», lo que demuestra que «el terrorismo sigue vivo».

Finalmente, Andrés Jouannet, presidente de Amarillos, consideró que lo de Llaitul es «una cuestión ideológica y política naturalmente, por eso que es terrorismo, porque alienta a grupos que están fuera del sistema a perpetrar actos de violencia, atentados, y eso se llama terrorismo». (NP-Gemini-Emol)

Panel UDD: Kast recibiría 50% de votos de Matthei y Parisi y 88% de Kaiser

A tan solo 21 días de la segunda vuelta presidencial, los comandos de los candidatos Jeannette Jara, del oficialismo, y José Antonio Kast, de la oposición, han intensificado sus esfuerzos para atraer a los más de dos millones y medio de electores que apoyaron a Franco Parisi (PDG) en la primera vuelta.

El caudal de votos obtenido por el economista se ha posicionado como una de las claves determinantes para alcanzar el triunfo el 14 de diciembre. Este segmento es considerado tan relevante como los sufragios de Evelyn Matthei (cerca de 1,6 millones) y los de Johannes Kaiser (casi 1,8 millones).

Una reciente encuesta de Panel Ciudadano UDD buscó cuantificar la transferencia de estos votos clave hacia los dos aspirantes que pasaron al balotaje.

Según el sondeo, José Antonio Kast se perfila como el principal receptor del electorado de Franco Parisi, capturando el 46% de esos sufragios, mientras que Jeannette Jara obtendría un 20%.

En el caso de los votos de Evelyn Matthei, la encuesta indica que Kast recibiría el 54%, y Jara el 17%.

La transferencia más abrumadora se observa en el electorado de Johannes Kaiser: Kast sería el destinatario del 88% de esos sufragios, en contraste con el 4% que se traspasaría a la candidata oficialista. (NP-Gemini-Emol)

No lo vimos venir-Gonzalo Cordero

La prensa hablaba del triple empate; los análisis, del avance de Kaiser al que calificaban como la sorpresa de esta elección y crecía la inquietud acerca de si el libertario podría ser el candidato opositor que llegara a la segunda vuelta. Nada de ello tenía correlato en la realidad, el domingo en la noche nos encontramos con el fenómeno Parisi, llegando en tercer lugar, a menos de cuatro puntos de Kast y con dos millones y medio de votos. Como si eso fuera poco, su lista parlamentaria obtenía catorce diputados, uno más que Renovación Nacional y se posicionaba como el segundo partido más votado, después de Republicano.

Hace cuatro años Parisi relegó al cuarto puesto la candidatura de Chile Vamos, de manera que es evidente que no estamos frente a una situación puntual, a un candidato que, como muchos, sorprende en una elección y luego desaparece. En muchos sentidos, nuestro país ha tendido a asimilarse con América Latina: el incremento de la criminalidad, un sistema político disfuncional y una economía estructuralmente frenada, incapaz de generar oportunidades de progreso a las nuevas generaciones.

En esa lista de características propias de nuestro subcontinente el populismo ocupa un lugar importante, era iluso pensar que, si habíamos incorporado todos los otros elementos, permaneceríamos inmunes a este. Hace veinte años que ningún sector político se ha reelegido para el período inmediatamente siguiente, siempre ha ganado la alternativa opositora y esta, al parecer, tampoco será la excepción.

Estamos atrapados en un círculo vicioso configurado por tres elementos: expectativas, frustración y cambio. Hasta ahora, salvado el precipicio de la propuesta de la Convención Constitucional, este ciclo se ha concretado en una alternancia sistémica, aunque con opciones cada vez más hacia la izquierda y a la derecha. El llamado de atención que nos hace la candidatura de Parisi es que estamos progresivamente más cerca de encontrarnos con una elección en que la gente ya no opte por una alternativa dentro del sistema, sino por la extrasistémica que encarne un populismo cada vez más competitivo.

La invisibilidad que exhibió Parisi en esta campaña es políticamente aterradora. Si le hubiera sacado apenas dos puntos a José Antonio Kast habría pasado a segunda vuelta y sería, casi con certeza, el próximo Presidente de Chile. ¿Por qué no lo vimos venir? Probablemente, por muchas razones, pero en el fondo es porque la sociedad actual ha evolucionado en una dirección en que estamos cada vez más integrados con el estilo de vida de otros continentes y más aislados de quienes habitan a pocos kilómetros en otras comunas o regiones.

Contra el populismo el único antídoto son instituciones fuertes, que el sistema electoral vigente deterioró gravemente y que la crisis del Poder Judicial debilita con una gravedad difícil de proyectar en su real profundidad. Pero dos cosas están claras: el populismo ya tocó a nuestra puerta y, como tantos otros males que nos aquejan, éste tampoco lo vimos venir. (La Tercera)

Gonzalo Cordero

El nuevo electorado

Las observaciones —llamemos observaciones a lo que en realidad son desprecios— del encargado de la campaña de Jara respecto de Parisi y el PDG, revelan cuán desconcertada parece estar cierta cultura de izquierda con el paisaje actual de la sociedad chilena.

Tradicionalmente, la izquierda ha concebido su base social de apoyo como clase trabajadora, es decir, como el conjunto de quienes tienen como único capital, por llamarlo así, su quehacer laboral ejecutado a cambio de un salario. La idea subyacente a esa caracterización es, por supuesto, que ese conjunto configura una clase con intereses comunes que se trata de promover. Esos intereses irían desde el cambio en su posición de poder (en la versión más radical, hoy casi olvidada, la expropiación de los medios de producción) a la mejora progresiva de sus condiciones materiales de existencia (mediante un papel más activo del Estado y la concesión de derechos sociales como lo sugeriría un programa socialdemócrata).

Pero esa base social se ha desdibujado.

El principal fenómeno que ha empujado ese cambio ha sido la expansión del consumo material y simbólico, ejemplo de lo cual es la masificación del automóvil, la circulación de algunos signos externos de estatus, la posibilidad de elegir bienes como la salud o la educación. Los bienes a los que se accede mediante el consumo son portadores de significado y, a la vez, productores de estos últimos. Por eso una vez que las mayorías incorporaron a su experiencia vital el mall y el crédito, nada volverá a ser lo mismo.

Todos esos cambios en las prácticas de consumo (y en la cultura del trabajo en torno a la cual se ordenaba la vida completa) han provocado un cambio en la conciencia que esos grupos tienen de sí mismos. La lucha por el estatus ha sustituido a la lucha de clases y con ello ha debilitado la conciencia de clase. El resultado es la existencia de grandes grupos medios muy autónomos, alérgicos a la autoridad o a la tradición, creyentes en sí mismos y en su esfuerzo y desconfiados del buenismo como actitud frente a la pobreza o la inmigración. No es, como suele creerse, una clase media (que en Chile se asoció a la expansión del Estado y a un estilo de vida más bien sobrio), sino grupos cuya trayectoria vital es resultado de los cambios que ha experimentado la sociedad chilena en las últimas décadas. Y al expandirse esos grupos carentes de historia, la necesidad de un relato que los haga partícipes de un conjunto mayor —la nacionalidad, por ejemplo— o la revalorización de los grupos primarios —como la familia— se hará más intensa.

Habrá pues, paradójicamente, un renacer de deseos que tradicionalmente se creyeron conservadores y que en realidad son la búsqueda de un arraigo que el relato liberal no logra satisfacer.

Buena parte, es posible conjeturar, del electorado de Parisi y de Kaiser está integrado por esos grupos que son la muestra flagrante de los cambios que ha producido la modernización material de la sociedad chilena.

Si alguien creyó (hubo varios) que lo ocurrido en octubre del año 2019 revelaba que la sociedad chilena rechazaba el proyecto modernizador que se venía impulsando, esos millones que integran esos grupos muestran que el asunto parece ser al revés: ha surgido un nuevo sujeto social, por llamarlo así, una nueva sensibilidad que no es exactamente popular, ni arribista, ni menos aristocratizante. Un tipo social cuya fisonomía aspira hacerse un lugar en la estructura social y al que, con estilos distintos desde luego, han apelado con notable éxito Kaiser y Parisi.

El dilema que tienen entonces Jara y Kast no consiste en traer hacia sí esa parte del electorado —con estratagemas tan burdas como recoger parte de las propuestas de Parisi—, sino en intentar, al menos simbólicamente, acercarse ellos a él. ¿Cómo? Bueno, por la vía de reconocer el tipo de identidad social que ellos representan, algo que no se conseguirá si se los asimila al mundo popular (como es la tentación de Jara) o si, en cambio, se los trata de manera paternalista como un grupo necesitado de seguridad (como puede ser la tentación de Kast).

Ambas candidaturas están en realidad desafiadas a acoger esa nueva realidad social que se ha venido desde hace ya tiempo configurando y que —como suele pensarse— no es un cambio puramente episódico o circunstancial o el simple fenómeno del péndulo. Hay algo en este fenómeno que, mutatis mutandis, remeda lo que ha ocurrido en otros sitios donde el discurso meramente liberal con su puro énfasis en la autonomía personal no dio frutos. Y el problema es que tampoco lo dará la apelación tradicional al pueblo, puesto que el sujeto popular ha sido sustituido por uno más diferenciado y más complejo.

Parece que al discurso que apela a la individualidad autónoma le falta algo que la gente apetece. Y el discurso que apela a la conciencia de clase invoca algo que está dejando de existir. (El Mercurio)

Carlos Peña

Seis aerolíneas suspenden vuelos a Venezuela tras alerta de EE.UU.

Seis aerolíneas internacionales cancelaron sus conexiones con Venezuela este sábado, luego de que la Administración Federal de Aviación (FAA) de Estados Unidos emitiera una advertencia a la aviación civil sobre un «aumento de la actividad militar» en el contexto del despliegue de fuerzas estadounidenses en el Caribe.

La presidenta de la Asociación de Líneas Aéreas de Venezuela (ALAV), Marisela de Loaiza, informó que las compañías que suspendieron sus operaciones son la chilena Latam, la española Iberia, la portuguesa TAP, la colombiana Avianca, la trinitense Caribbean y la brasileña GOL. De Loaiza no precisó la duración de esta suspensión.

Por el momento, mantienen sus operaciones la panameña Copa, Air Europa, Turkish, la venezolana Laser y la española PlusUltra. La aerolínea venezolana Avior, con rutas a Bogotá y Curazao, aseguró seguir «operando con normalidad».

La alerta de la FAA, emitida el viernes, insta a las aeronaves que transiten por el espacio aéreo venezolano a «extremar la precaución» ante el «empeoramiento de la situación de seguridad y al aumento de la actividad militar en Venezuela y sus alrededores».

La FAA detalló que las «amenazas podrían representar un riesgo potencial para las aeronaves a todas las altitudes», incluyendo sobrevuelos, fases de llegada y salida, y para las aeronaves en tierra.

Este aviso coincide con la movilización por parte de Estados Unidos del portaaviones más grande del mundo y una flotilla de buques de guerra y aviones caza al Caribe para operaciones antidrogas. El líder chavista Nicolás Maduro ha denunciado este despliegue como una «amenaza» para forzar su derrocamiento.

Las fuerzas estadounidenses han atacado más de 20 embarcaciones presuntamente dedicadas al narcotráfico en el mar Caribe y el Pacífico oriental desde septiembre, causando 83 muertes. Además, Estados Unidos prevé declarar próximamente como organización terrorista a un cártel narcotraficante supuestamente liderado por Maduro.

ALAV emitió un comunicado exhortando a las personas con boletos programados para los próximos días o semanas a «estar atentos a cualquier aviso de su aerolínea», indicando que los vuelos comerciales internacionales «pudieran verse afectados por actividades ajenas a la aviación civil» en el espacio aéreo. En el Aeropuerto Internacional de Maiquetía, que sirve a Caracas, los vuelos de TAP y Avianca ya figuraban como cancelados este sábado. (NP-Gemini-Emol)

Ganadores y perdedores

En mi profesión se conocen muchos colegas de todo tipo. Desde uno que, cuando supo que yo veraneaba en Tongoy, me dijo que él prefería Guanaqueros porque Tongoy era muy “cuico”, hasta otro con el cual me encuentro un día en la Corte después de un alegato y le pregunto: “¿Ganaste?”. Y me responde: “No, colega, lo importante no es ganar, sino que los demás pierdan”.

Esa frase puede ser el eslogan del frenteamplismo. Ellos lograron que todos perdieran en Chile. Los indígenas intimidados por los violentistas y estancados en su progreso; la educación pública de mal en peor (salvo por los Liceos Bicentenario, a los que ahora el FA les quiere quitar presupuesto para que también pierdan); el empleo femenino que sigue disminuyendo; la inversión que recién ahora empieza a repuntar; la productividad que siguió retrocediendo; los salmoneros, agricultores y mineros amenazados. Y de los constructores mejor no hablar. Lo único que ha crecido con el gobierno son las colas en salud, la deuda fiscal, los funcionarios públicos y el desempleo.

Por eso, cuando me preguntan por el resultado del domingo y mi derrota con Matthei, me consuelo con la frase de mi colega y pienso que a veces se puede ganar perdiendo. Mi victoria fue la derrota de la izquierda chilena, reducida a menos del 30%. Es una trifecta: fracasó su gobierno, su relato y su candidata. Eso no es casual: es el resultado del segundo peor gobierno de la historia después del de Allende. Según ChatGPT, el 80% del programa de Artés era el de Allende. Hoy Artés y sus propuestas transitan de la risa al patetismo. De ahí viene el dicho de que la historia se repite primero como tragedia y después como comedia.

El gran ganador fue Kast. Pero como es serio y poco folklórico, me quiero detener en el otro ganador, el extremista de centro Franco Parisi. ¡Ese sí que hizo buen negocio! No solo por los casi 4 millones de dólares que los sufridos contribuyentes le vamos a tener que pagar por su campaña, sino porque cree tener el voto dirimente, o “castingvote” (para que Franco me entienda). Y por eso se pavonea como una primadonna. Mi consejo para él es no olvidar la frase “sic transit gloria mundi” ¯o en versión Peter Veneno, “la fama es emífera”¯ y no agrandarse de más. Yo no creo que su PDG sea muy controlable ni menos que su caudal electoral vaya a seguirlo. Pero como nadie puede estar seguro, esto le dará mucha publicidad gratuita por un rato y la posibilidad de negociar su apoyo. Seamos francos, Franco es un artista: mujeriego, enchulador de viejas, tuneador de autos, papá corazón y ahora se siente ¯aunque no lo sea¯ el definidor de la segunda vuelta. Nadie hubiera pensado que con ese cv habría sacado 20%, pero ahí está. Su lema “ni facho ni comunacho”, su acusación de acoso sexual y su manejo escénico comunicacional, lo han transformado en la versión “Temu” de Trump. Sus electores quieren bajar el gasto público, terminar con los pitutos y bajar impuestos, temas más cercanos a Kast que a Jara, pero él igual se mantiene ambivalente, esperando ofertas.

La que perdió ganando fue la derecha. Varias listas la desangraron, impidiendo que eligiera 3 senadores más y tuviera una cómoda mayoría en ambas cámaras. ¿Culpables?: ninguno; ¿responsables?: todos. En la lucha entre derechas, ganó la UDI no piñerista contra la piñerista. Esta partió su decadencia perdiendo su quilla ideológica dejándose llevar por el cosismo primero y el bacheletismo-aliancista después de Lavín. Después abandonando la UDI Popular, y permitiendo que algunos de los suyos se fueran y formaran un partido a su derecha. Ganaron los más ortodoxos, que en el pasado alguna vez apoyaron, con más resignación que entusiasmo, a Chile Vamos y a Piñera, pero nunca estuvieron cómodos ni con su pragmatismo ni con su negativa a dar las peleas ideológicas profundas. En definitiva, porque se asimiló a RN, y la gente siempre prefiere al original.

Los partidos de Chile Vamos deben repensar por qué su discurso no tuvo tracción en la ciudadanía descontenta. La agenda de Evópoli es de una sofisticación mayor a la que demanda la ruda y maniquea realidad nacional. RN tiene un problema porque su idea de derecha social terminó siendo percibida más como social que como derecha. A la UDI no le fue mejor porque sus cuadros y su infantería se fueron a republicanos (Squella, Kast, Trisotti, etc… son ex-UDI). Hoy, con liderazgos debilitados, sin una épica partidaria y con sus bases emigrando, corre el riesgo de caer en la irrelevancia. Dicho eso, aprendamos de Evelyn que dio el ejemplo y se cuadró inmediatamente. Y a ponerse a trabajar por Kast, porque, no se olvide, lo importante no es ganar, sino que pierdan Jara y el PC. (El Mercurio)

Gerardo Varela

Identidad contra corriente mayoritaria-Kenneth Bunker

En la antesala de la primera vuelta presidencial escribí dos columnas para entender cómo podía ordenarse la competencia. La primera propuso que, desde el plebiscito de 2022, la política chilena se había reestructurado alrededor del eje Apruebo/Rechazo en reemplazo del antiguo clivaje democracia/dictadura. La segunda planteó que la competitividad de Jeannette Jara dependería de su capacidad de instalarse de manera creíble en la centroizquierda, y que cualquier ambigüedad en ese tránsito podría afectarla.

Con los resultados de la primera vuelta ya disponibles, vale la pena revisitar ambas tesis con miras a lo que pueda pasar en la elección definitiva de diciembre.

Recapitulando, la primera tesis, la tesis del nuevo clivaje, planteaba que el país habría quedado dividido en función de la experiencia constitucional: por un lado, quienes impulsaron y justificaron el ciclo transformador de 2019-2022, y por el otro, quienes lo resistieron y rechazaron. La idea era que la elección presidencial funcionaría como una continuación del plebiscito, más que una disputa sobre la herencia de la transición. Naturalmente, se argumentó, quienes se alinearan correctamente con ese eje tenderían a obtener mejores resultados, y quienes insistieran en marcos anteriores quedarían rezagados.

Hoy, esa lectura encuentra respaldo. Jara no se alineó correctamente con el clivaje y perdió en grande. Insistió en interpretar la contienda desde el eje democracia/dictadura, lo que fue evidente en la centralidad que tuvieron sus discursos sobre dictadura, autoritarismo y “amenazas regresivas”, y terminó obteniendo la votación más baja para una candidatura de izquierda en casi un siglo. Si el antiguo clivaje siguiera siendo decisivo, su estrategia habría rendido bastante más que el 27% obtenido.

Otra cosa que refuerza la tesis del reemplazo es la diferencia entre la votación de Jara y el Apruebo de 2022. En efecto, la candidata del PC obtuvo once puntos menos que el 38% que representó el Apruebo el 4S, demostrando su incapacidad para convocar a ese mundo. Al mantenerse distante, e incluso sospechosa, frente a las ideas del proceso constituyente, y al no incorporar elementos considerados centrales por los actores del 4S, renunció en la práctica a una base natural que, al menos en teoría, le habría permitido acercarse al 40%.

Un tercer resultado que parece confirmar el reemplazo del clivaje es el comportamiento del electorado de Parisi. Con cerca de un quinto de los votos, este grupo decidió de forma completamente ajena al eje histórico. La magnitud de ese voto, sumada al 50% de la derecha, muestra no solo que al electorado chileno le importa poco la narrativa de la transición, sino también que sus decisiones están hoy más ancladas en preocupaciones materiales que ideológicas.

En este contexto, insistir en el eje democracia/dictadura no solo terminó alejando a Jara de las preocupaciones centrales de los votantes, sino también de los votos de protesta o transaccionales que podría haber capturado con una estrategia mejor alineada.

La segunda tesis, la tesis del caballo de Troya, sostenía que Jara necesitaba moverse hacia la centroizquierda para ampliar su electorado, sin levantar sospechas en el centro ni perder credibilidad en la izquierda. La idea era que, precisamente por su trayectoria, su capacidad de instalarse con autenticidad en el centro sería limitada, y que como efecto sería vista como ambigua, falsa o incluso hipócrita por la izquierda, debilitando su credibilidad y dinamitando su candidatura. Su larga trayectoria como militante comunista, se argumentó, le complicaría seriamente hacer la transición, ya que la dejaba estructuralmente presa de su pasado.

Esa idea también encuentra apoyo en la evidencia. Al final, es evidente que Jara no logró alinearse ni con la izquierda ni con la centroizquierda de manera convincente. A pesar de gestos y matices discursivos, su desplazamiento fue percibido como insuficiente: no ofreció un marco programático claro ni presentó rupturas significativas con su trayectoria. Esa ambigüedad produjo una confusión que la dejó incluso por debajo de la aprobación promedio del gobierno, que ronda el tercio. Si Jara hubiese logrado consolidarse como candidata del oficialismo, habría al menos capturado la base ideológica inflexible.

Por lo demás, el desenlace también es consistente con una candidatura que careció notoriamente de respaldos relevantes. De hecho, ninguna figura de peso medio alto estuvo dispuesta a avalar su apuesta. Y, salvo contadas excepciones, su equipo de campaña fue uno de los más débiles que ha tenido una candidatura competitiva en décadas. Basta ver el daño provocado por su propio jefe de campaña para entender por qué la candidatura no creció con el tiempo, y terminó atrincherándose en los caprichos y tincadas de un diagnóstico erróneo.

Finalmente, el fracaso de la estrategia de asimilación también se puede observar en la incapacidad de la propia candidata para asumir una identidad propia. El haber intentado suavizar su historia en el Partido Comunista, no solo generó incomodidad por dentro, sino que también dudas sobre su verdadera naturaleza por fuera. En definitiva, terminó dejando un mensaje vago y cambiante sobre su verdadera historia y lo que representaba, reforzando la idea central de la segunda tesis: que su historia la volvería incapaz de presentarse bajo una luz distinta sin perder coherencia.

Leídas juntas, las dos tesis ayudan a entender de buena manera el desenlace de la primera vuelta. Jara no logró anclarse en el clivaje dominante ni afirmarse en una identidad política clara. No fue la candidata del Apruebo, ni la del gobierno, tampoco la de la centroizquierda, y menos la del progresismo o la izquierda. Su candidatura quedó suspendida entre al menos dos mundos que nunca logró reconciliar, lo que sin duda debilitó su credibilidad y limitó su proyección.

En contraste, el mejor posicionado Kast se ubicó con claridad en el nuevo clivaje, sincronizando su discurso con la mayoría cultural que emergió como respuesta al estallido social y al fracaso constituyente, y también con la larga lista de prioridades actuales en materia de seguridad, economía y orden. A diferencia de Jara, Kast tampoco cargó con dilemas identitarios durante la campaña: se mostró consistente con lo que ha hecho y pensado toda su vida política, evadiendo por completo toda pregunta sobre su verdadera naturaleza.

De cara a la segunda vuelta, la dicotomía se proyecta. La insistencia de Jara en asociar a Kast con la dictadura solo la aleja del electorado moderado, independiente y del mundo de Parisi, que no solo son imprescindibles para construir una mayoría, sino que han demostrado repetidamente no votar según ese entendimiento histórico.

Al mismo tiempo, su insistencia en escapar de su propia naturaleza, en vez de usarla para construir una identidad política reconocible, solo la dejará más distante de un electorado que hoy premia la honestidad por sobre la ideología. (Ex Ante)

Kenneth Bunker