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Municipio de Santiago acuerda mejoras con estudiantes de liceos emblemáticos

Luego de más de una docena de reuniones, la Municipalidad de Santiago alcanzó un acuerdo con representantes estudiantiles del Instituto Nacional, Liceo N°1, Liceo N°4 Isaura Dinator, Liceo Manuel Barros Borgoño, Liceo de Aplicación y el Internado Nacional Barros Arana (INBA), tras analizar y responder a sus principales demandas.

El alcalde Mario Desbordes destacó que, pese a que la gestión municipal como sostenedor concluye el 31 de diciembre, el municipio continuará ejecutando las mejoras comprometidas a través de la Dirección de Educación Municipal (DEM). “Aunque los proyectos se extiendan más allá de nuestro período, será la propia municipalidad la que los lidere y entregue”, afirmó.

Por su parte, la directora de la DEM, Pilar Sazo, valoró el acuerdo alcanzado y subrayó la importancia de la coordinación con distintos organismos públicos para dar soluciones sostenidas a problemas arrastrados por años en los establecimientos.

Según detalló la casa edilicia, los compromisos incluyen proyectos que serán ejecutados por la DEM y otros que estarán a cargo del Ministerio de Educación y la Dirección de Educación Pública (DEP), con financiamiento municipal y fondos gestionados por el propio alcalde.

En paralelo, esta semana comenzará la entrega de documentos necesarios para acceder a recursos del programa Conservación Emergencia DEP 2025, lo que permitirá iniciar la ejecución de las iniciativas priorizadas por los estudiantes. (Red NP-ChatGPT-Emol)

El elenco de un drama

Se inscribieron las listas parlamentarias. Y el panorama —con pocas excepciones— es desolador.

Entrenadores jubilados, exconductores de TV, cantantes de “Sábados Gigantes”, chicos reality, el señor de Felices y Forrados, el hijo de Bonvallet, actores sin pega, “hermanos de”, la abuela Jiles, la pareja de la abuela, la Tía Pikachu, abogado de narcos, faranduleros desempleados, futbolistas y bataclanas.

Partidos políticos que, sin convicción ni escrúpulos, levantan listas de relleno con candidatos sin ideas propias, pero que aspiran a representar a “la ciudadanía” a partir de que tienen seguidores en las redes sociales.

Como si eso no hubiera sido suficientemente folclórico, la lista alternativa del oficialismo de Mulet y Hirsh vino a coronar —parafraseando a Los Prisioneros— “la lista de los que sobran”. El diputado que habló 15 horas y 3 minutos para botar a Piñera, el soldado de Maduro Alejandro Navarro, el exministro de Aylwin jubilado hace décadas, el alcalde que terminó de destruir a Valparaíso, el exalcalde de Maipú formalizado por el caso Basura y, el más sorprendente, el diputado Calisto, que no solo tiene problemas con la justicia, sino que tiene el problema de haber expresado su apoyo a Matthei. Si Mandolino hubiera estado vivo y dispuesto, seguro que también lo incluían.

Así las cosas, la perspectiva del próximo Congreso hace que, paradójicamente, terminemos valorando lo que tenemos hoy. Personas que no tienen historia, convicciones, afinidades y que después actuarán por la libre. Algo tan propio de Latinoamérica y que ha hecho tanto daño.

Es paradójico, en cualquier caso, que siendo la política una actividad tan denostada y siendo el Parlamento una institución con tan baja credibilidad, haya tanto interés por estar ahí. La política transita entre lo indeseable y lo deseable a la vez.

Chile ostenta un problema grave en su representación política. Veinticinco partidos, y al interior de estos verdaderas montoneras que hacen ingobernable cualquier país y a cualquier Presidente.

Hay que recordarlo una y mil veces. La responsable central de esto fue la reforma de la presidenta Bachelet. Tratando de matar a un monigote de paja como era el binominal (que más allá de su origen en dictadura, mostró bastante representatividad y forzó mayorías estables) creó un verdadero monstruo. “Quitamos el cerrojo que distorsionaba la voluntad y la participación”, dijo la expresidenta cuando firmó la ley. Por ese excerrojo pasaron sapos, culebras y elefantes.

“No hay partidos políticos. En Chile hay pymes políticas”. Dijo recientemente el expresidente Frei. Y vaya que tiene razón. No hay que ser muy perspicaz para darse cuenta de que hay un fuerte incentivo económico. Medio en broma, medio en serio, alguna vez alguien propuso que a los parlamentarios se les pague de acuerdo al promedio de sus últimos sueldos. Tal vez habría que explorar en serio esa idea. v En su famoso discurso de 1774, Edmund Burke señala que un representante que se debe a sus electores debe sacrificar su descanso, placer y satisfacciones y, sobre todo, anteponer los intereses de los electores a los suyos propios. No está fácil eso para el Chile que viene.

Como no se puede hacer una reforma política a menos de tres meses de las elecciones, este Parlamento debiera al menos hacerla para el subsiguiente. De lo contrario, será imposible hacerla en el candombe que habrá en Pedro Montt a partir del 11-M.

Además de los umbrales y el antidiscolaje, la incorporación de listas cerradas parece ser una necesidad (al menos para la mitad del Parlamento). Que los partidos listen a gente que realmente representan lo que piensan y que dejen de salir a buscar a la calle a “candidatos conocidos”.

Queda poco tiempo. Hay demasiado en juego… (El Mercurio)

Francisco José Covarrubias

Ocho son multitud-Roberto Munita

Ahora que se cerraron las inscripciones, ya podemos decirlo con propiedad: son ocho los aspirantes a La Moneda. Una cifra muy parecida a las de las últimas elecciones, que se han movido siempre entre ocho y nueve postulantes. Lo curioso es que, de esos ocho, cinco ya han intentado antes llegar a la Presidencia. Pero esto no es necesariamente malo: un viejo cliché de la política dice que para ser buen candidato hay que haber sido candidato antes. Al final, la carrera presidencial no es sólo un oficio: es también una continua iteración de aprendizaje.

Pese a lo anterior, más que dividir entre incumbentes y debutantes, me gustaría agrupar a los candidatos en dos bloques distintos: los tres favoritos y los cinco desafiantes.

Entre los tres favoritos, sabemos que dos son de oposición —José Antonio Kast y Evelyn Matthei— y la tercera es la representante del oficialismo, Jeannette Jara, quien llega a esta etapa tras ganar cómodamente su primaria. Hoy, por ese “momentum”, la exministra del Trabajo comparte la pole position con Kast. Ambos lideran las encuestas, aunque eso no es garantía de nada (a esta misma altura, en 2021, los líderes eran Boric y Sichel).

Además, ser punta de lanza es más un riesgo que un privilegio: cualquier error se paga caro, y ambos candidatos lo han sufrido en carne propia. Jara lo ha vivido cada vez que la han sacado al pizarrón por su programa de primarias, que parece haber olvidado por completo; Kast también, luego de su infortunada frase relativizando el rol del Congreso.

Tras ellos está Matthei, quien se convirtió en la favorita tras las elecciones municipales de 2024, cuando a los partidos moderados de su sector les fue muy bien. Sin embargo, no fue capaz de capitalizar sus buenos números; y aunque hoy parece haber detenido el desplome, necesita un rebote rápido para volver a liderar.

Matthei tiene muchos elementos para construir un relato potente: mujer, con experiencia, trayectoria y don de mando, y respaldada por un nutrido equipo técnico que cruza incluso hacia la centroizquierda. Ningún otro candidato tiene tanto músculo detrás. Pero ese es sólo el piso: ese tipo de argumentos es necesario, pero no suficiente para ganar la presidencial.

Los desafiantes

Al otro lado, tenemos a los cinco desafiantes. Cinco personajes que jugarán roles distintos. Artés y Kaiser buscarán hablarle a una ciudadanía eufórica y emocional, producto de la polarización creciente. Si bien es altamente improbable que logren un buen desempeño electoral, su principal objetivo será cambiar los ejes de discusión, y lograr instalar ciertas ideas relevantes para los extremos. Paradójicamente, pueden terminar ayudando a Jara y Kast, que podrían aparecer como más moderados al tener a alguien más duro a cada lado.

Otros tres intentarán hablarle al electorado menos ideologizado (muchas veces confundido con el “centro”) y más llanos a recibir propuestas que rozan el populismo. Franco Parisi ya lo hizo en 2021, llegando tercero con un discurso nacionalista y simplista, y una campaña 100% telemática. ¿Podrá repetir la fórmula? Tiene a su favor una legión de leales y fervientes adeptos por redes sociales, a los cuales ahora sumará el ejército de “nietitos” de la diputada Pamela Jiles. Pero en su contra tenemos la corriente que señala que los candidatos repetidos dejan de ser novedad muy rápido y pasan a ser parte del problema.

Marco Enríquez-Ominami sabe bien de eso último: va por quinta vez consecutiva, pero siempre ha logrado reinventarse, y mostrarse como alguien que viene a renovar la política. Como dato freak, la última vez que hubo una elección sin MEO en la papeleta, Pinochet aún estaba vivo. Eso sí, MEO entiende de comunicación política y ya comenzó a ensayar un giro más ponderado y liberal, evocando al candidato que en 2009 casi derrota a Frei, para hablarle a los viudos de la Concertación que se niegan a votar por una Jara.

El octavo es Harold Mayne-Nicholls, el tapado. Es un outsider de la política (si es que alguien puede serlo realmente en Chile). Nunca ha competido antes, y su carta de presentación es el deporte: tiene a su haber la era dorada de la Selección de Fútbol y los Panamericanos de 2023. Es un nicho atractivo, pero no es la panacea: el hecho de que le haya costado tanto juntar las firmas es señal de que el país hoy no busca épica deportiva, sino certezas en seguridad y economía. Y no mucho más que eso.

Ocho nombres en la papeleta. Ocho relatos en competencia. Y seis que quedarán fuera de la segunda vuelta. Lo sabremos en noviembre, cuando las emociones, los errores y la campaña misma (que aún no se inicia) hagan su trabajo. Porque en política, como en el fútbol, los partidos no se ganan en la previa: se ganan en la cancha. (El Líbero)

Roberto Munita

Jaime Mulet: El rey del supermercado de la política

Si la política fuera un supermercado, el Frente Regionalista Verde Social (FVRS) sería ese carrito en el que uno va echando todo lo que encuentra en la góndola de las ofertas. Jaime Mulet, su líder, parece haber entendido que en tiempos de crisis lo importante no es la coherencia, ni las convicciones, ni menos un proyecto ideológico; lo que cuenta es el cupo, y en la desesperación, cualquier candidato sirve.

  • El caso de la lista parlamentaria que levantó, contra todo pronóstico, el FRVS es un ejemplo de manual de esta degradación: un verdadero “ómnibus” electoral en el que caben, sin pudor, personajes de izquierda, de derecha, de centro, de pasado democratacristiano, exsocialistaS, ex frentista, incluso con causas pendientes ante la justicia. Lo único que   importa es conseguir un cupo, asegurarse la supervivencia y de paso obtener una cuota de financiamiento y franja televisiva.
  • Si una colectividad tradicional te veta, si los tuyos no te renuevan el apoyo, te niegan el cupo, o si quedaste manchado por un proceso judicial, no hay problema; siempre queda la opción de refugiarse en la lista de Jaime Mulet, donde todo eso es lo de menos.
  • La puerta está abierta mientras sirvas para sumar votos o dar visibilidad en algún territorio. Se trata de una fórmula tan pragmática como corrosiva: el FRVS se ofrece como recicladora de candidatos, amparando figuras que el resto de los partidos prefirió dejar en la cuneta.

Las “estrellas del elenco”. Ahí está el diputado Miguel Ángel Calisto, ex DC y Demócrata aspirante al Senado por Aysén cuyo nombre fue objetado por Chile Vamos, por el proceso de desafuero que enfrenta por presuntas irregularidades en el uso de asignaciones parlamentarias; lo que no fue óbice para que Mulet lo acogiera con entusiasmo, resaltando su “compromiso genuino con la región.”

  • Aparece Junto a René Alinco ex PPD, un díscolo, con una larga historia de vetos y rechazos en distintas colectividades.  La lista se engrosa con Jaime Naranjo, antiguo militante socialista, cuestionado hace un tiempo por desconocer a su cónyuge que aparecía recibiendo sueldo como asesora del parlamentario. Naranjo fue expulsado de la bancada y renunció al partido para disputar un escaño senatorial desafiando a Paulina Vodanovic, la candidata del PS. Marginado por sus antiguos compañeros se encontraba recolectando firmas para postularse como independiente, cuando Mulet tocó a su puerta.
  • A este “potpurrí” se suman Alejandro Navarro, exsenador chavista incondicional de Maduro, que lleva años buscando regresar a la política, Marta González, marginada por el PPD y Christian Vittori, exalcalde de Maipú, quien, aunque absuelto, carga con el estigma del “caso Basura”.
  • También la integra German Correa, una figura histórica del socialismo ex ministro de interior de Frei Ruiz Tagle, fundador del MDP y expresidente del partido socialista. La guinda de la torta es el diputado Tomás Hirch de acción humanista, excandidato presidencial de la extrema izquierda y hoy uno de los voceros de la candidata Jannette Jara. Una extraña mezcolanza de candidatos oficialistas y opositores.

Zoológico electoral. El FRVS se convirtió  en una especie de taxi,  disponible para trasladar personas a posiciones de poder, sin importar demasiado el destino ni el sentido del viaje. Basta levantar la mano y el taxi de Mulet pasa a recogerte. No pregunta de dónde vienes, no exige hoja de ruta ni credenciales ideológicas; lo importante es que pagues el “peaje” que sumes votos al pacto.

  • ¿Dónde quedaron los principios?  En lugar de ideas, valores o programas, esta es una lista transaccional que representa algo mucho más simple: la pulsión de sobrevivir, de mantenerse a flote, aunque sea aferrándose a cualquier tabla. Es la política reducida a su mínima expresión, un asiento en el congreso a cualquier precio.
  • La democracia se sustenta en la existencia de partidos que representan visiones del mundo, ideas sobre el desarrollo, posiciones frente al Estado, el mercado o la justicia social. Partidos con convicciones, que arriesguen vetando a quienes no cumplen estándares éticos, aunque eso signifique perder una elección.
  • El ciudadano, por supuesto, no es tonto. Ve este “zoológico” electoral y entiende que las etiquetas ideológicas ya no significan nada. Un día eres progresista, al siguiente regionalista, al otro quién sabe. Hoy critícas a la derecha, mañana negocias con ella. Todo depende de dónde haya un cupo disponible.
  • Y no, no se trata solo de Mulet y compañía. El FRVS simplemente llevó al extremo una lógica que contamina a buena parte de la política chilena; la idea de que los partidos no son comunidades de principios, sino franquicias disponibles para arrendar cupos.

La furia y el desatino de Boric. En todo caso, hay que reconocer que la “movida” de Mulet sorprendió al oficialismo que lo miró a huevo, subestimó su capacidad de maniobra y jamás imaginó que sería capaz de armar una lista, de candidatos a diputados y senadores de alcance nacional que casi iguala en número a la de los siete partidos.

  •  En parte su “éxito” se debe a su buen desempeño en los debates durante la primaria que le confirió una “legitimidad” de la que carecía por completo. Pero también influyo la falta de transparencia y arbitrariedad con que las cupulas de los partidos manejaron la asignación de los cupos, dejando muchos heridos en el camino.
  •  Lo que enfureció al presidente Boric, que había invertido su capital político en una lista única del oficialismo que le garantizara, por lo menos, un poder de veto en el futuro Congreso.
  • Lo que lo llevó a cometer el desatino de sacar al ministro de agricultura, militante del PRVS, pero que nada tenía que ver con las negociaciones. Contribuyendo sin quererlo a profundizar la imagen irreversible de división entre sus adeptos, para quienes la posibilidad de conservar el poder parece cada día más inalcanzable. (Ex Ante)

Jorge Schaulsohn

La polarización: la nueva pandemia

¿Qué es la democracia sino una conversación? Es el arte de dialogar, de procesar nuestras diferencias para construir un futuro compartido. Sin embargo, esa conversación se está extinguiendo. El diálogo ha sido reemplazado por un ruido ensordecedor, un carnaval de estridencias que lo contamina todo. Hoy, para sobrevivir, los actores políticos se ven forzados a generar contenidos agresivos y conspirativos, capaces de capturar los anhelados “me gusta” y retuits, mientras las propuestas constructivas y de largo plazo son marginadas.

Debemos entender que no estamos frente a un deterioro accidental, sino ante una estrategia deliberada que amenaza los cimientos de nuestra sociedad. La estrategia es empujar la sociedades hacia los extremos, inoculando rabia e indignación, deteriorando la confianza y haciendo imposible la conversación y poniendo a las plataforma digitales y las redes sociales al servicio de la rabia contra las eritas. Esta nueva ecuación política, ira y algoritmos, persiguen desprestigiar a las democracias.

La polarización se ha convertido en el lucrativo modelo de negocio de la nueva economía de la atención, generando un poder incontrarrestable y billones en ganancias para unos pocos que se han transformado en los dueños de los nuevos imperios digitales. Ya no se trata de conectar, sino de dividir. Los algoritmos de las redes sociales están diseñados para amplificar la indignación, el miedo y la rabia. Su objetivo es capturar nuestra atención y nuestros datos —el poder del siglo XXI—, y en el proceso, fracturan el “nosotros” que sustenta a toda sociedad democrática.

La evidencia es clara. El informe del PNUD, “Atrapados: alta desigualdad y bajo crecimiento en América Latina y el Caribe”, muestra un dato devastador para Chile: el 80% de los chilenos cree que el país se gobierna solo para los poderosos. Cuando una mayoría tan abrumadora siente que las reglas no son justas y que las instituciones no la representan, el pacto social se quiebra. La desconfianza se convierte en el terreno fértil para el populismo y las soluciones autoritarias.

En este vacío de confianza, surgen narrativas que declaran la democracia como un sistema obsoleto, incapaz de enfrentar los desafíos de nuestra era. Se promueve la idea de que para competir en un mundo complejo se requieren modelos autoritarios, un “tecno-feudalismo” que promete orden y seguridad a cambio de libertad. Quienes promueven esta visión ya no son los revolucionarios del pasado. Paradójicamente, son corrientes ideológicas que canalizan la rabia de los excluidos para desmantelar el sistema que, con todas sus fallas, garantiza sus derechos.

En este nuevo tablero, las democracias liberales han asumido un rol conservador: buscan preservar la democracia, sus instituciones y un capitalismo reformado. Su adversario son los movimientos extremos que, bajo la narrativa de ser “nuevos revolucionarios”, buscan un nuevo orden. A diferencia de lo que ocurría en el pasado, hoy es la extrema derecha la que canaliza la rabia y la indignación de los que se sienten desposeídos y olvidados.

Chile ha enfrentado encrucijadas históricas antes y ha encontrado el camino a través de grandes acuerdos. Hoy, la tarea principal es defender la democracia no como un fin en sí mismo, sino como el único instrumento que tenemos para construir un futuro más justo. El primer paso es apagar el ruido y volver a escucharnos. La viabilidad de nuestro proyecto de país depende de ello.

Guido Girardi

Vicepresidente ejecutivo Fundación Encuentros del Futuro.

Mulet (FRVS): «Hubo hostilidad de parte de Boric hacia nuestro partido»

Complejas semanas ha vivido la Federación Regionalista Verde Social (FRSVS) luego de su decisión de no ir alineados en una lista parlamentaria única en el oficialismo, pese a lo solicitado por el Presidente Boric.

Esto derivó en que esta semana, el Mandatario removiera de su cargo al único militante del FRSV que encabezaba un ministerio en el Gobierno, Esteban Valenzuela de Agricultura.

Al respecto, el líder de la colectividad, diputado Jaime Mullet, afirmó que el Presidente Boric ha estado mal asesorado al respecto e indicó al ministro Álvaro Elizalde como «el responsable del fracaso de las dos listas en el oficialismo». «El ministro Elizalde está muy metido en el aparato del Partido Socialista y sigue ejerciendo una influencia directa en él», aseguró.

Mulet también señaló que el Presidente ha mostrado «hostilidades» contra la FRVS. «Nos denostan de distintas formas, nos dicen partidos pyme, que tenemos intereses espurios». Lea más en El Mercurio. (Emol)

¡Hay filantropía, ciudadanos!

El miércoles de esta semana se puso la primera piedra del espacio inmersivo más grande y moderno de Sudamérica. Un proyecto de Copec, que está celebrando sus 90 años de historia, junto al Museo Interactivo Mirador, el MIM, institución que también cumple años: un cuarto de siglo. Esta alianza público-privada, que implica un aporte económico sustancial de la empresa, permitirá que los santiaguinos podamos disfrutar un espacio de 400 m², con una cúpula de proyección de 360°, donde se abordarán contenidos de astronomía, energía, sostenibilidad, biología y tecnología.

Tendrá una estructura semiesférica de 22 metros de diámetro y 14 metros de altura -como un edificio de cinco pisos- que albergará en su interior una pantalla continua de aluminio microperforado. Esta superficie, especialmente diseñada para proyecciones digitales Full Dome, funcionará como un lienzo inmersivo para representar con asombrosa precisión desde el cielo estrellado hasta complejas simulaciones científicas. Un regalo para el MIM, para los cientos de miles de escolares que asisten en la semana a este centro interactivo de los conocimientos y para todos quienes lo visitamos durante los fines de semana. Una extraordinaria manera de celebrar el aniversario de una empresa que es parte de nuestra vida diaria y un ejemplo de filantropía que, afortunadamente, no es el único.

Al otro lado de la ciudad, en el Parque Bicentenario de Vitacura, pronto empezarán las obras para levantar el NUMU, Nuevo Museo de Santiago, una obra de notable arquitectura (el concurso lo ganó un equipo liderado por Cristián Fernández) que implica 7 mil 500 metros cuadrados construidos. Todo el financiamiento del proyecto, incluyendo las obras de arte que se mostrarán en el espacio y un concurso de arquitectura que tuvo un jurado de antología por su prestigio, es aportado por la Fundación Engel, del empresario Claudio Engel.

Este ingeniero civil de la Universidad de Chile, hijo de inmigrantes que llegaron a Chile en la década de los 30 escapando de la Alemania nazi, está poniendo a disposición de Santiago una inversión de 25 millones de dólares, lo que considera la construcción y operación del museo que se emplazará en un terreno de poco más de seis mil metros cuadrados dentro del Parque Bicentenario.

Tal como el Metropolitan Museum of Art en el Central Park de Nueva York, la Fundación Luis Vuitton en el Bois de Boulogne de Paris, el Bellas Artes en el Parque Forestal y el Museo de Historia Natural en el Parque Forestal, el NUMU estará en un lugar perfecto para apreciar arte: un gran parque público.

Sigamos con grandes ejemplos filantrópicos. Casi 25 años atrás, el MAVI, Museo de Artes Visuales, fue inaugurado en la Plaza Mulato Gil del Castro, en el corazón del barrio Lastarria. Sus fundadores, los empresarios Manuel Santa Cruz y Hugo Yaconi, reunieron una colección de importantes artistas chilenos y le pidieron al arquitecto Cristián Undurraga que desarrollara un espacio tan generoso en metros cuadrados como respetuoso con el entorno urbano, cargado de historia. El resultado es uno de los mejores museos de Chile, tanto en su diseño como en sus muestras. Nuevamente, un extraordinario regalo para Santiago.

Filantropía pura es este espacio que hoy se llama MAVI UC, el cual, además, da espacio a la exhibición de obras de artistas emergentes mediante el Premio MAVI Arte Joven, creado en 2006. A eso se suma, desde 2018, la Beca Fundación Actual MAVI, para artistas de mediana carrera.

¿Un ejemplo más de que en nuestro país hay una intensa relación entre privados y cultura? Este es muy potente, pues da origen al primer museo que debiera visitar un turista en Chile. Me refiero al Museo Chileno de Arte Precolombino. Su fundación, en diciembre de 1981, surge a partir de la donación de más de mil piezas de la colección privada del Premio Nacional de Arquitectura, Sergio Larraín García-Moreno. Una colección reunida no desde el cálculo, sino desde una pasión que él mismo llamaba “el contagio”.

Ese contagio era más que un impulso coleccionista: era una forma de vida, una sensibilidad orientada a lo material y lo sagrado de los pueblos originarios de América. Durante décadas, Larraín acumuló y convivió con objetos rituales, piezas ceremoniales y artefactos cotidianos que convertían su casa en un museo vivo, en una especie de templo doméstico donde los tótems acompañaban la rutina y la reflexión… Por eso su museo, único en su tiempo, traspasó las fronteras nacionales: reunió piezas desde Mesoamérica hasta el Cono Sur, proponiendo una visión panamericana que desafiaba la idea de una cultura encerrada en los límites del Estado-nación”, explica un artículo del Centro de las Humanidades de la UDP.

Falta espacio para contar la historia de Pedro Montes y la Galería D21; la de la familia Saieh y CorpArtes; Juan Yarur y la Fundación AMA; Carlo Solari y Paula del Sol con Il Posto, así como Ramón Sauma y la Fundación Ca.Sa o Patricia Ready, con la revista La Panera. Y, créanme, se me quedan nombres en el tintero digital ¡Hay filantropía, ciudadanos!

Rodrigo Guendelman

Los campeones mundiales de la vista gorda

Recurro a nuestros filósofos contemporáneos, los de YouTube: Peña, Garín, Auth, Mansuy, Mosciatti, Mayol, Ottone, Escobar, Ortúzar, Cavallo, Landerretche, etcétera. Ellos mismos se encargan de ir por los clásicos y procesarlos para realizar públicamente sus planteamientos en español convencional y comprensible. Buena cosa, digo yo. Ahorro de tiempo y dinero.

Recurro a aquellos para ir por una reflexión metaanalítica, quizás, sobre el tema de las licencias médicas. Me escapo de los casos del fraude descarado, de los médicos que venden licencias aquí y allá, de los surfistas que van tras las olas mientras gozan de un reposo médico y tienen una licencia que les devuelve la renta que no han podido generar. Si bien todo aquello existe y es el rostro más impresentable del fenómeno, el sistema de licencias médicas en Chile ha venido evolucionando a través de los años, muchos años, con remendados normativos variados y perfectamente adaptados a los intereses de los stakeholders, remendados que hoy explican su zozobra.

Al final del día tenemos una estructura voluminosa de apariencia maciza, un “sistema” que responde a eventos muy bien concatenados entre sí por donde, sin embargo, se cuelan las grietas de la informalidad y se abren vacíos que hemos ido ocupando en función de nuestros intereses, a lo largo del tiempo. Entonces, al interior de este sistema de sólida apariencia, pero muy poroso y degradado, más allá del asalto de piratas y ladrones –que en efecto los hay–, ocurren las cosas que todos sabemos que ocurren, pero que no queremos ver: las licencias médicas están a nuestro servicio para resolver varias decenas de pequeños problemas que enfrentamos en nuestra vida cotidiana, más allá de su rol y funciones formalmente establecidas dentro de nuestro sistema de seguridad social.

Y entonces surge nuestro perfil de campeones mundiales de la vista gorda, en este y otros temas. Piense solo en el “Tren de Aragua”. Dicen que sí, pero yo nada sé. Anomia, sujetos “calzonudos” –en un sentido amplio de la palabra–, gestores públicos aversos al riesgo cómodamente instalados en sus cargos, lotes políticos de ignorantes e irresponsables, contadores siempre sacándole punta al lápiz, jueces y notarios, tinterillos, parlamentarios, chaqueteros y paranoicos, en fin, gente. Todos tirando una licencita poca con cara de “yo no fui”. (El Mostrador)

Marcos Vergara

 Académico Escuela de Salud Pública UCh

Mucho más que la alternancia-Cristián Valdivieso

La derecha ha gobernado Chile en dos ocasiones desde el retorno a la democracia, ambas de la mano de Sebastián Piñera. Pero, aunque ganó en las urnas, no logró imponerse en la batalla cultural. Gobernó con un Presidente que se declaraba opositor a Pinochet, sin hegemonía simbólica y siendo apenas una pausa entre proyectos progresistas. Sus triunfos fueron más accidentales que ideológicos: fruto del desgaste de la Concertación en 2010 y del caso Caval y la división de la izquierda en 2017.

Este 2025 podría ser distinto. Porque esta vez, la derecha no solo tiene posibilidades reales de volver al poder, sino de hacerlo en un contexto donde sus ideas, sus valores y su relato conectan con el ánimo mayoritario.

Según Criteria, un 43% de los chilenos se identifica hoy con la derecha o centroderecha, frente a un 27% que lo hace con la izquierda o centroizquierda. Más allá de las etiquetas, se aprecia un fuerte alineamiento entre las prioridades ciudadanas y los marcos que la derecha ha instalado: foco en el crecimiento económico (por sobre la igualdad), seguridad, orden migratorio, críticas al rol del Estado, a la carga impositiva y alta valoración de figuras autoritarias.

Basta mirar algunos números: un 64% está de acuerdo con que “el Estado debe eliminar ministerios y regulaciones que generan burocracia”. Un 82% de quienes se identifican con la derecha cree que el país necesita “una autoridad fuerte con la determinación para devolvernos al camino correcto”. La valoración de los chilenos del iliberal Presidente Nayib Bukele supera ampliamente a la de sus pares internacionales y el juicio sobre la inmigración ha cambiado drásticamente: un 68% cree hoy que los migrantes son “más bien un problema”, cuando hasta hace poco la mayoría pensaba lo contrario.

Es cierto que a la derecha la favorece la lógica de la alternancia. También que la candidata oficialista ha sido errática y que el Presidente parece ya estar “en otra”. Pero pensar que la elección se definirá solo por eso es quedarse corto. Lo que está ocurriendo va mucho más allá de Jara y de la alternancia. Hoy, la demanda de orden, de mano dura y de crecimiento económico empujan con fuerza hacia la derecha. No es solo que “les toque”: por primera vez, las subjetividades sociales están tan de su lado.

La pregunta entonces no es si la derecha podrá ganar la elección. Eso parece lo más probable. La incógnita es qué hará con ese triunfo, porque recientemente tuvo la oportunidad de ensayar con el segundo proceso constituyente y la desperdició con una mezcla de triunfalismo e incapacidad para construir mayorías.

Hoy, con la ciudadanía más cerca que nunca de sus valores, la gran duda es si tendrá la capacidad no solo de sostener ese viento cultural a su favor, sino de traducirlo en un proyecto capaz de construir mayorías y ofrecer la gobernabilidad que el país necesita. Porque si vuelve a tropezar con sus propios límites, no pasará mucho tiempo hasta que el péndulo vuelva, una vez más, a girar en sentido contrario.

Cristián Valdivieso

Director de Criteria

Flujo migratorio en frontera México-EE.UU. cayó 91%

La Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) de México anunció este viernes (22.08.2025) una disminución del 91 % en el flujo migratorio en la frontera con Estados Unidos, desde el 1 de octubre pasado, cuando inició el Gobierno de la presidenta mexicana Claudia Sheinbaum.

Los encuentros con personas migrantes, tanto mexicanas como extranjeras, en la frontera estadounidense, pasaron de 3.640 a 285, del 1 de octubre de 2024 al 20 de agosto pasado, según detalló la directora general de Movilidad Humana y Desarrollo de la SRE, Fátima Ríos.

«Lo anterior representa una reducción del 91 %. Este registro es el más bajo de las últimas cinco décadas», aseveró Ríos, en una conferencia de prensa en la capital mexicana.

El canciller de México, Juan Ramón de la Fuente, señaló que estas cifras responden al «diálogo permanente» que se ha mantenido con las autoridades estadounidenses, y reiteró el rechazo del Gobierno mexicano a «aquellas prácticas que criminalizan la migración o que atentan contra los derechos humanos».

«Aquí, bueno, tenemos diferencias con quienes tienen percepciones distintas sobre lo que representa el fenómeno migratorio (…) y por eso rechazamos aquellas prácticas que lo criminalizan», sostuvo el titular de la SRE.

De la Fuente precisó que en los últimos seis meses, desde el regreso del presidente estadounidense, Donald Trump, a la Casa Blanca el 20 de enero, 82.049 mexicanos han sido repatriados, de los cuales 47.594 han recibido asistencia consular.

Señaló que esta cifra incluye a mexicanos que tenían sus papeles «en regla», sin precisar la cantidad de casos registrados.

En cuanto a los mexicanos detenidos en redadas y operativos del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE), indicó que se tiene el registro de 1.641 connacionales «debidamente identificados», pero aclaró que se siguen realizando visitas buscando a más connacionales que pudieran estar arrestados. (DW, efe, El Financiero)