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Siches: «Reforma permite nuevo contrato social entre policías y ciudadanía»

La ministra del Interior, Izkia Siches, planteó que la reforma a Carabineros es una gran «oportunidad» para «reforzar la institucionalidad de Carabineros y construir un nuevo contrato social entre las policías y la ciudadanía».

En entrevista con el Diario de Atacama, Siches indicó que «hemos compartido con el general director y conversado el tomar parte del trabajo que se llevaba avanzando en torno a la reforma en Carabineros, cerrar un ciclo en torno a lo que ha sido la evaluación, ya sea negativa, la vinculación en torno a violaciones de Derechos Humanos, y las modificaciones dentro de la institución», añadiendo que todo el alto mando de la institución «están en una visión muy propositiva y avanzada de vivir este proceso».

«Que no sea algo impuesto externamente o tan complejo. He conversado con ellos para lograr que además sea no solo comunicacionalmente, sino institucionalmente, un cambio de época para la institución. Dejar atrás lo que han sido temas de Derechos Humanos, los temas de corrupción y otros», acotó.

Con ello, precisó que «la reforma no solamente es una acción que venga a sancionar o se tiene que mirar desde una mirada punitiva, es una gran oportunidad para reforzar la institucionalidad de Carabineros y construir un nuevo contrato social entre las policías y la ciudadanía».

«Haciendo más efectivo el rol policial, reconociendo que la labor de prevención o las labores de seguridad no solo descansan en nuestro cuerpo policial, se puede organizar la sociedad civil y las capacidades del Estado para tener mayor copamiento de espacios públicos», precisó.

Además, la ministra indicó que el «subsecretario de Prevención del Delito está analizando un nuevo modelo de distribución de Carabineros, que permita tener un mayor énfasis en aquellas regiones que tienen mayores índices delictivos«.

«Parte de las labores en torno a esta reforma de Carabineros fue redistribuir mejor el personal de las policías para llegar a los distintos territorios, y no estar tan empantanados en algunas funciones administrativas o burocráticas, ha sido algo que me han levantado de forma continua Carabineros«, añadió la ministra.

ESTADO DE EXCEPCIÓN

Por otra parte, la ministra indicó que «vamos a mantener todas las deportaciones autorizadas por vías judiciales, nuestro país pretende mantener la migración ordenada, regular para las personas que quieran aportar a Chile, pero aquellas personas que delinquen van a seguir siendo deportadas, pero de manera efectiva».

A su juicio, en esta materia «la acción en conjunto con los gobiernos regionales y municipalidades es necesaria. Enfrentar las comunidades de acogida, que albergan a las personas que están en situación de migración. Hemos trabajado en un plan para no solo la política migratoria, que va a partir con el nuevo director del Servicio Nacional de Migraciones, que anunció el Presidente ayer (el miércoles), sino que también en torno a acciones del Estado para recuperar estos espacios públicos».

Respecto al estado de excepción en la zona norte, Siches explicó que «nos comprometimos a que esta era la última renovación, estamos hasta el 15 de abril, ya tenemos un plan listo. La próxima semana va parte de nuestro equipo junto a una avanzada para ver estas medidas en seguridad, evaluar el funcionamiento de un decreto que ya existe para la protección de fronteras, y planificar la apertura de fronteras junto a las normativas sanitarias«.

«Es más prudente la apertura fronteriza, la migración ordenada por pasos regulares, sabiendo quien ingresa y no ingresa a nuestro país. Acotar y ojalá minimizar los ingresos por pasos no habilitados», precisó.

MACROZONA SUR

Respecto a la fallida visita del subsecretario del Interior, Manuel Monsalve, quien no pudo ingresar a Cañete debido a cortes en la ruta provocados por manifestantes, Siches expresó que «no diría que fracasó la visita, se pudo materializar, solo se dispuso de otra locación. Este es un desafío y un conflicto centenario, tenemos cinco medidas pensadas para abordar el territorio, y necesitamos la colaboración de todos y todas».

«Si este conflicto no se empieza a resolver en este ciclo político, lo más probable es que se siga agudizando. Estamos en un momento precioso que nos da la nueva Constitución, tener una nueva relación con los pueblos originarios, particularmente con el pueblo mapuche. Planteamos una comisión de verdad, diálogos y acuerdos territoriales, tener una nueva política de tierras. Abordar la seguridad, sabemos que hay crimen organizado. Tener diálogo político y mostrar que hay disposición de este gobierno por avanzar en demandas históricas» sostuvo. (Emol-El Diario de Atacama)

Imacec de febrero confirma desaceleración económica: 6,8% interanual

El Indicador Mensual de Actividad Económica (Imacec) creció en febrero un 6,8% interanual, informó el viernes el Banco Central, una variación que se ubicó por debajo de lo esperado por el mercado y que confirma la trayectoria de desaceleración de la economía nacional.

«El resultado del Imacec fue explicado por el aumento de las actividades de servicios. El comercio también contribuyó positivamente al resultado del mes, mientras que la producción de bienes cayó, incidida principalmente por la minería», dijo el instituto en un comunicado.

Los analistas esperaban una variación de 8% anual para el segundo mes de 2022, según un sondeo de Bloomberg.

La serie desestacionalizada cayó 0,7% respecto del mes precedente y aumentó 6,0% en doce meses. El mes registró la misma cantidad de días hábiles que febrero de 2021.

POR ACTIVIDAD

En el segundo mes del año, la producción de bienes cayó un 4,5% frente a febrero de 2021, lo que se explica -principalmente- por la merma de 6,4% de la minería y, en menor medida, por la caída de 2,6% de la industria manufacturera. Por su parte, la agrupación denominada «resto de bienes» creció un 0,6%.

En términos desestacionalizados la producción de bienes cayó un 0,5% frente a enero, lo que responde sobre todo al menor desempeño de la industria manufacturera.

La actividad comercial, en tanto, saltó un 5,5% en febrero, impulsada por las ventas minoristas en establecimientos especializados de vestuario, calzado y equipamiento doméstico y en supermercados. El comercio automotor también contribuyó al incremento del segundo mes del año.

Las cifras desestacionalizadas evidencian una disminución de 0,5% desde el mes previo, lo que hace referencia a lo ocurrido durante el período con el comercio mayorista.

Por último, los servicios dieron cuenta de un crecimiento de 14,6%, alza que se explica por el buen mes que tuvieron los servicios personales. También fue un aporte lo ocurrido con la agrupación, el transporte, los servicios empresariales y los restaurantes y hoteles.

Eso sí, las cifras ajustadas por estacionalidad revelaron que en febrero las actividades de servicios cayeron 1,2% en la comparación frente al mes anterior.

Las cifras se conocen en momentos que el Ejecutivo se apresta a presentar un plan de reactivación inclusiva la próxima semana, y luego de que el Banco Central recortará el rango de crecimiento para este año y no le cerrará la puerta a una recesión en 2023. (DF)

Balance de un acuerdo

La comisión de Sistema político acaba de dar a conocer el acuerdo que se someterá al pleno. ¿Qué aspectos son los más relevantes que posee y qué razones o ideas generales subyacen en él? Responder esta pregunta es fundamental. Es un deber del diálogo democrático comprender antes de criticar.

Ante todo, hay una prevalencia de la regla de la mayoría. La razón es la que sigue. Para la mayor parte de los convencionales el principal desafío que el diseño institucional debe resolver no es la protección de la minoría, sino lograr que sea la mayoría la que gobierne. El problema de la Carta vigente, según este punto de vista, sería que la minoría está demasiado protegida y la mayoría casi inerme. La voluntad de esta última estaría impedida por un conjunto laberíntico de reglas —desde los quorum supramayoritarios al diseño bicameral con renovación parcial de sus integrantes, todo lo cual se sugiere suprimir— cuyo resultado habría sido la impotencia de la mayoría a la hora de introducir cambios o reformas. Hay un fondo de verdad en este diagnóstico. Pero es fácil comprender que la mayoría requiere también límites. Entonces la pregunta que debiera responderse —es la tarea del pleno— es si acaso el diseño propuesto, junto con evitar que la mayoría sea inerme (que es el objetivo que las reglas propuestas lograrían) desampara o no a la minoría.

Ahora bien, la protección de las minorías (en una democracia se es minoría hoy, pero se deja de serlo mañana y viceversa) tal vez deba ser evaluada a la hora de decidir los derechos fundamentales más que a la hora de discutir el sistema político. Los derechos fundamentales son el coto vedado a la mayoría. Quizá el acento y el cuidado por parte de quienes defienden las bases liberales del sistema deba ponerse aquí. En los derechos fundamentales y el control constitucional que (como lo muestra unánimemente la experiencia comparada) acabará configurándolos.

Un segundo aspecto al que debe atenderse es el relativo a los actores del sistema. ¿Será una democracia de partidos o se sumarán a estos últimos los movimientos sociales? Este es quizá uno de los aspectos más delicados. La democracia de masas requiere partidos fuertes: ellos profesionalizan los liderazgos, moderan el oportunismo y ordenan en torno a un programa las expectativas y orientan el poder. El texto propuesto parece eludir la cuestión (puesto que emplea el término ambiguo de “organizaciones políticas”). Si algo así ocurriera, si las organizaciones sociales pesaran, si los partidos se debilitaran, el corporativismo habrá tocado la puerta (y el viejo gremialismo debiera aplaudir). Una democracia con una cámara legislativa fuerte, elegida de una sola vez, con un Presidente con posibilidades de reelección y sin un vigoroso sistema de partidos, será fácilmente capturada por líderes carismáticos y oportunistas.

En fin, el texto establece escaños reservados para los pueblos originarios, las minorías sexuales (personas trans, no binarias, etc.) y el grupo afrodescendiente. ¿Se justifica esto o es una demasía? En el caso de los pueblos originarios se justifica; pero en los otros casos no. Y la razón es la que sigue. Mientras una cultura que configura la identidad y la memoria, como la de los pueblos originarios, tiene derecho a participar en la formación de la voluntad colectiva, ello no ocurre con las minorías sexuales, que no constituyen un sujeto colectivo, con una cultura propia. Y lo mismo vale para el grupo afrodescendiente, que carece de una cultura global heredada. Confundir cultura (el caso de los pueblos originarios) con condición (las minorías sexuales) o con cualidades autoadscritas (el caso del grupo afrodescendiente) es un error que debe ser corregido. Los primeros tienen derecho al reconocimiento en un sentido técnico, los otros dos a la igualdad ante la ley y a no ser discriminados.

Ahí hay tres razones subyacentes a este acuerdo que pueden ser el punto de partida de una deliberación: lograr que la mayoría gobierne, trasladando la protección de las minorías y el individuo a los derechos fundamentales y el control constitucional; fortalecer los partidos políticos como única forma de racionalizar la democracia de masas, evitando al mismo tiempo el corporativismo (que hasta ayer era la forma más obvia de fascismo); y distinguir entre los escaños reservados que son fruto del reconocimiento de una cultura originaria, por una parte, y el derecho a no ser discriminado de ciertos grupos como las minorías sexuales, por la otra.

Si la mayoría gobierna y el individuo posee inmunidad gracias a derechos fundamentales bajo control constitucional; si se fortalecen los partidos y se evita el corporativismo; y si junto con el reconocimiento y los escaños reservados a los indígenas, se asegura el desarrollo libre de la propia personalidad a las minorías, el resultado no sería del todo malo.

Y la Convención formularía una oferta imposible de rechazar. (El Mercurio)

Carlos Peña

¿Cuántas regiones debe tener el Estado Regional?

Una de las primeras Iniciativas Populares de Norma en pasar el umbral de las 15 mil firmas para ser discutida en las comisiones de la Convención Constitucional fue la que promovía las “Nuevas regiones de Chiloé y Aconcagua”. Otra que promovía la “Creación de la Región del Maule Sur” no llegó a estar en la discusión constitucional, pero juntó cerca de 2 mil apoyos. Ya en el debate del Pleno, el “Estado Regional” fue uno de los primeros conceptos en quedar claramente articulado en el borrador de propuesta de nueva Constitución.

¿Debería quedar estipulado el número exacto de “entidades territoriales autónomas” en la propuesta constitucional? ¿Deberían ser nombradas y detalladas cada una de estas entidades? ¿Debería establecer, la Constitución, mecanismos para la creación de nuevas regiones? ¿Normar también la fusión de regiones ya existentes?

Dadas las amplias autonomías regionales consideradas en la propuesta constitucional actual, es relevante explorar dichas preguntas. En la Constitución del 80 se establecieron 13 regiones, que ya habían sido creadas en 1974, y que vinieron a sustituir el anterior ordenamiento basado en 25 provincias. Ahora hay 16 regiones, ya que en 2007 se crearon las regiones de Arica y Parinacota y la de Los Ríos, y en 2017, la Región de Ñuble. La creación y supresión de regiones, provincias y comunas es actualmente materia de Ley Orgánica Constitucional.

Más allá de las razones históricas que llevan a algunos territorios a recuperar autonomía a nivel subnacional, un aspecto fundamental es el tamaño óptimo de una unidad regional para poder cumplir objetivos como la descentralización del poder político y económico, acercar la administración pública a la ciudadanía abordando problemas locales, pero tener una escala adecuada para poder mantener un sistema de gestión y financiamiento que permita implementar políticas públicas de gran magnitud.

¿Qué nos señala la experiencia internacional al respecto? En las últimas décadas, se han generado diversos casos en que  países han aumentado su número de unidades administrativas. La zona del mundo con mayor incremento es el África subsahariana, donde a partir de los noventa casi la mitad de los países aumentó de forma importante el número de regiones internas. Muy estudiado es también el caso de Indonesia, en que el número de distritos aumentó de 292 a 434, luego de una reforma llevada a cabo en el 2001. A nivel sudamericano, la literatura ha buscado entender los efectos tanto de la creación como de la fusión de estados en Brasil. Los análisis de estas experiencias señalan tanto efectos positivos como negativos.

Por una parte, en varios casos se ha identificado que en unidades territoriales que se han vuelto más pequeñas las autoridades han sido capaces de proveer bienes públicos y servicios más relevantes para la población local. Sin embargo, al fragmentar el territorio, aumenta el costo de elección de políticas públicas consensuadas en sociedades diversas, debido a que se generan problemas de coordinación y de monitoreo. Además, muchas veces se generan sistemas de administración ineficientes. Un estudio de productividad de cinco ciudades de la OCDE concluye que ciudades con estructuras de gobernanza pequeñas tienden a tener niveles más bajos de productividad.

El fenómeno de la variación en el número de gobiernos locales es el resultado de diversos objetivos, muchas veces contrapuestos, que implican que el tamaño óptimo de la unidad subnacional varíe. Por un lado, tenemos que en unidades pequeñas las decisiones se acercan a las preferencias locales y debiese ser más fácil mantener control del ejercicio del poder, pero por otra parte se reduce la posibilidad de generar economías de escala en la provisión de bienes públicos y en la mantención de una burocracia competitiva y capaz de ser independiente del poder central. Por supuesto, las características propias de estas regiones definen también su tamaño óptimo, dependiendo de su población, dispersión geográfica, dotación de recursos naturales y otros factores.

Más allá de la mantención de 16 regiones o de una nueva propuesta en la Constitución con 18 o 19 regiones, ¿Qué sabemos de los efectos de la reciente creación de nuevas regiones en Chile? Los estudios empíricos son escasos.

Los autores de esta columna se encuentran realizando un análisis econométrico del impacto económico de la creación de las regiones XIV y XV en 2007. Los resultados preliminares muestran efectos diferentes en cada caso. Nuestras estimaciones sugieren que, si la Región de Los Lagos no se hubiese dividido, el crecimiento de su PIB regional anual habría sido 2 puntos porcentuales menor (pasando de un 9% de crecimiento a un 7%) entre 2008 y 2019. En cambio, si Tarapacá no se hubiese dividido, habría crecido 2 puntos porcentuales anuales más en ese período (pasando de 5% a 7%). Por lo tanto, hay indicios de que la creación de la Región XIV tuvo efectos económicos positivos, y la creación de la Región XV, negativos. Esto es consistente con el hecho de que el tamaño óptimo de una región difiere según sus características. Sin embargo, aún debemos testear si este efecto es robusto y comprender si hay efectos de distribución entre las nuevas regiones y cuáles son los mecanismos detrás de tal efecto.     

Tanto en el resto del proceso de redacción de una nueva Constitución como en el eventual debate legislativo posterior, la definición del número y la escala de las entidades territoriales autónomas seguirá siendo un tema en que las decisiones serán complejas pero ineludibles. (El Mostrador)

 Roberto Herrera C.

Dany Jaimovich B.

Destacan reconocimientos internacionales a manejo chileno de la pandemia

El inicio de la vacunación contra el Covid-19 lo cambió todo para Chile. Hacia atrás, parecía uno del montón a la hora de hacerle frente a la pandemia, pero de ahí en adelante, el país comenzó a destacar en los rankings que diversas instituciones, medios y organizaciones llevaban adelante por el manejo de la crisis sanitaria.

Y es que si a fines de noviembre de 2020 el Ranking de Resiliencia al Covid de la agencia Bloomberg lo posicionaba en el puesto 38° de las 53 mejores economías del mundo (hoy es 18°), casi un año después y con el proceso de vacunación ya avanzado, el país alcanzaba el primer lugar del orbe, con un puntaje de 74,1 de 100 posibles.

En efecto, el listado de diciembre del año pasado arrojó que Chile era el mejor país del mundo para estar en pandemia durante ese mes, destronando a Emiratos Árabes Unidos, que en la publicación anterior -noviembre de 2021- era el líder, por delante de, justamente, nuestro país. Todo gracias a la vacuna.

De hecho, en diciembre pasado la nación también lideraba a nivel mundial el indicador de dosis de vacuna por cada 100 habitantes, alcanzando las 211,6. Hoy es segundo, con 259,9, detrás del mismo país asiático, que tiene 263,8.

Chile destrona a los Emiratos Árabes Unidos para ocupar el puesto número uno. Ahora es verano en Santiago, el turismo se ha reiniciado y los chilenos son la segunda población más vacunada del mundo entre los países con más de un millón de personas, lo que refleja un cambio en una región que fue devastada por el virus original, pero que en gran parte quedó ilesa por delta”, dijo esa vez el informe, el que tuvo en cuenta 12 factores para su elaboración, incluyendo cobertura de la vacuna, severidad de las cuarentenas, capacidad de vuelos y rutas de viaje para los vacunados, entre otros.

Lo de Bloomberg no es aislado. La próxima semana, la exsubsecretaria de Salud Pública Paula Daza viajará a Houston, Estados Unidos, para la ceremonia final de los Franz Edelman Award 2022, que tiene como propósito premiar logros en análisis avanzado, investigación de operaciones y gestión de ciencias. Chile está entre los cinco finalistas y en esa cita se conocerá al ganador, que el año pasado fue el Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas.

Fue por el trabajo en cooperación con el Instituto de Sistemas Complejos de Ingeniería (ISCI), el Minsal y el Ministerio de Ciencias durante los primeros dos años de pandemia”, explica la propia Daza, quien cuenta que este programa básicamente se desarrolló con datos cruzados entre Salud, el ISCI y una compañía telefónica. “Nosotros sabíamos dónde estaban los casos y el ISCI firmó un convenio con Entel. De esa manera se desarrolló un análisis a través de un cruce de datos y se podía saber dónde se movilizaban las personas y dónde podíamos ir a testearlas. Así desarrollamos la búsqueda activa de casos”, agrega.

Por ello, junto a Daza también viajarán, entre otros, el exministro de Ciencias Andrés Couve y Leonardo Basso, director del Instituto de Sistemas Complejos de Ingeniería.

OPS Y ENCUESTAS

En julio de 2021, Ipsos, multinacional de investigación de mercados y consultoría con sede en Francia, determinó a través de una encuesta a líderes de opinión de la región que el nuestro fue el país que mejor había manejado la pandemia y la vacunación contra el Covid-19 en Latinoamérica hasta ese momento. Atrás quedaron Uruguay, Colombia, Cuba y Argentina.

Asimismo, en cuanto a cifras, el Institute for Health Metrics and Evaluation de la Universidad de Washington publicó el 10 de marzo de 2022 que Chile tuvo la menor mortalidad por Covid-19 en Sudamérica en los primeros dos años de pandemia, así como la Organización Panamericana de Salud (OPS) destacó en enero de 2021 la gestión del país en materia de aislamiento oportuno a través de residencias sanitarias.

Estoy muy impresionada por el dispositivo que ustedes pudieron implementar en Chile y hacer una diferencia muy exitosa que habría que documentar para poder compartirlos con otros países”, resaltó en esa oportunidad la asesora en enfermedades transmisibles y de salud mental de la OPS, Zohra Abaakouk.

Mientras, el sitio Our World in Data (Nuestro Mundo en Datos), de la Universidad de Oxford, destacó que Chile fue el segundo país del mundo en anunciar la cuarta dosis, detrás de Israel, y hoy expone que nuestra nación tiene al 93% de la población objetivo vacunada. Esas mismas cifras habían señalado que el 9 de marzo de 2021 Chile lideraba el ranking de rapidez de inoculación por cada 100 habitantes de los últimos siete días, por delante de Israel y Estados Unidos.

Al mismo tiempo, hace apenas cinco días, el sitio Statista (una plataforma global de datos) expuso que Chile es el segundo en toda América Latina y el Caribe en el ranking de países con personas que cuentan con al menos una dosis (90,29%), detrás de Cuba (93,92%), pero que también es el primero en las cifras con más personas de su población objetivo inmunizadas (92,96%).

Ninguna de esas loas parece sorprender a la exsubsecretaria Daza: “Chile se destacó por la preparación desde muy temprano”, dice, antes de complementar que “una de las cosas más importantes que hicimos como país rápidamente fue la colaboración público-privada, el proceso de vacunación y otras cosas como la comunicación de riesgo y las cuadrillas sanitarias”.

Y cierra: “Muchas estrategias que se desarrollaron desde la salud pública, como la estrategia de testeo, las residencias, la vacuna, las camas críticas, que fue un trabajo como país, han permitido que Chile se destaque en el manejo de la pandemia”. (La Tercera)

Derecho de propiedad-Rolf Lüders

La economía chilena se está desacelerando marcadamente. Tal desaceleración tiene varias causas, siendo la más preocupante la caída de la inversión. Esta última también tiene diversos orígenes, destacando entre ellos la imperante incertidumbre, ahora generada en parte importante por el cauce que está tomando el proceso constitucional. En vez de una nueva Carta Magna que sea la casa de todos los chilenos, el proceso pareciera más bien encaminarse a un documento de carácter marcadamente indigenista, con ciudadanos de primera y segunda categoría, en que el Estado asume cada vez más atribuciones, y en que las personas, en materia de propiedad al menos, gozarán de derechos menos garantizados que los actuales.

La mencionada incertidumbre económica se produce principalmente porque una gran mayoría de constituyentes son partidarios de terminar con el así llamado modelo neoliberal, pero no han definido explícitamente un esquema alternativo. Pareciera que esa pluralidad estima -sin base empírica alguna- que el crecimiento económico se produce por arte de magia y que el Estado es casi siempre un mejor asignador de recursos que el mercado. No obstante, son precisamente las instituciones y entre ellas por supuesto que las constituciones, las que definen los sistemas económicos y los incentivos para el desarrollo.

Para las economías de mercado, el derecho de propiedad es una institución absolutamente esencial. No es de extrañar que países como Finlandia, Canadá y Nueva Zelanda, para nombrar solo a aquellos que más se mencionan como modelos a seguir por Chile, figuran entre los países con mayores ingresos por persona y también con el derecho de propiedad mejor resguardado (Americans for Tax Reform, 2010). En ese registro, Chile aparece, igual que en el listado de PIB por persona, más abajo, en el lugar 32, pero de todos modos a la cabeza de la región. Si se debilita ese derecho -como se está proponiendo en la Convención-, lo más probable es que se vean afectadas severamente nuestras posibilidades de desarrollo. Al respecto, no hay que olvidar que los inversionistas le exigen más a Chile porque, en los años 60 y 70 y al amparo de la Constitución de 1925, se expropiaron con nula y/o escasa compensación algunas grandes empresas mineras y miles de predios agrícolas.

La Constitución no es un programa de gobierno, como cada vez más se está pareciendo la propuesta que está generando la Convención, sino que tiene, como uno de sus dos principales objetivos, definir los derechos de los ciudadanos frente al Estado. En ese sentido y como un garante de la libertad, el derecho de propiedad bien resguardado constitucionalmente es insustituible, sin perjuicio que produce además, como externalidad y en una economía de mercado, incentivos requeridos para el desarrollo. (La Tercera)

Rolf Lüders

Portazo a la ciudadanía

Una a una la Convención Constitucional ha ido rechazando las iniciativas populares de norma que tenían mayor apoyo ciudadano y que defendían causas transversales de libertad y derechos fundamentales. Un portazo para las miles de personas que firmaron esperando ser consideradas en la discusión constitucional.

Primero fue “Con Mi plata No”, la propuesta que tuvo más firmas en el proceso. Aunque logró juntar más de 70 mil apoyos, para asegurar que los ahorros previsionales quedaran en propiedad del cotizante, evitando su “nacionalización” o robo y que fueran heredables. Muy acorde con las últimas encuestas que se han realizado sobre lo que opina la ciudadanía sobre este tema tan crucial.

En diciembre, Criteria publicó que un 69% de los chilenos estaría en desacuerdo con estatizar los fondos; un 93% quiere que estos sean heredables y un 54% prefiere poder elegir su sistema previsional (si es privado o estatal). La misma información que acaba de ser censurada por la Superintendencia de Pensiones a AFP Habitat.

Sin embargo, la iniciativa contraria a esta tendencia, denominada No+AFP, tuvo mejor suerte en la Comisión de Derechos Fundamentales. Aunque paradógicamente solo había alcanzado un poco más de un tercio de las firmas que Con Mi Plata No, sí logró todo tipo de aplausos por parte de los convencionales y pasar al pleno. La ideología pudo más que el sentido común.

Otros que recibieron un buen portazo fueron quienes defienden la libertad de enseñanza, el derecho preferente de los padres a educar a sus hijos y que el Estado apoye proyectos educativos diversos, manteniendo su financiamiento sin discriminación. Las dos iniciativas con apoyos en este sentido fueron rechazadas por completo, aunque ambas lograban sumar casi 60 mil firmas. También acorde con lo que ha dicho la gente en los estudios de opinión.

Una encuesta de la Universidad Alberto Hurtado demostró que un 82% de los chilenos prefiere que el Estado garantice a las familias la libre elección del establecimiento en que estudien sus hijos. Estas cifras también las avalan los hechos. En los últimos procesos de postulación escolar, el 69% de los padres ha optado como primera opción por fundaciones educacionales sin fines de lucro. Las mismas que se verán perjudicadas si es aprobada la próxima Constitución sin las normas de libertad de enseñanza, derecho preferente y apoyo del Estado a los proyectos educativos diversos.

Una nueva muestra que para lo único que sirvió el trabajo de recolección de firmas para presentar iniciativas populares de norma que fueran importantes para la ciudadanía y que tuvieran apoyo transversal, fue para demostrar que los convencionales no están dispuestos a escuchar a la ciudadanía. Solo importa su propia ideología. (La Tercera)

Verónica Munita

Primeras señales del Presidente Boric en política exterior-Francisco Orrego

Los primeros anuncios del Presidente Gabriel Boric, tan pronto asumió el Gobierno, han generado diversas reacciones. Al cumplimiento de su promesa electoral de suscribir y ratificar el Acuerdo de Escazú, asunto que su antecesor, el ex Presidente Sebastián Piñera, desistió de realizar por una serie de consideraciones jurídicas y políticas, aún vigentes, se sumó el anuncio de sus primeros embajadores políticos.

Aunque nadie discute la prerrogativa presidencial, el nombramiento de amigos, excandidatos, entre otros, muchos con escasa experiencia, en embajadas relevantes para nuestro país, dejó un sabor amargo. Junto con ello, dejó en evidencia las primeras contradicciones entre su discurso electoral, donde insistió en que erradicaría estas viejas prácticas, y sus primeros días como Presidente, donde incurrió precisamente en las mismas prácticas de siempre. El cuoteo político, que tanto criticaron en el pasado, regresó en todo su esplendor. “Nuevos rostros, viejas prácticas”, tituló acertadamente un medio nacional.

Su primer viaje al extranjero, como Mandatario en ejercicio, se realizará a Argentina. Aunque ha sido una tradición priorizar a nuestros vecinos en la primera gira al exterior, debe notarse que el presidente Alberto Fernández no escogió a Chile como su primera visita. Optó por México, como gobernante electo, y luego Israel, como primer mandatario. En esta oportunidad, primaron tal vez afinidades ideológicas, las que no garantizan necesariamente una adecuada defensa de los intereses nacionales.

Hemos tenido diferencias históricas con Argentina en materias limítrofes, y, actualmente, existen controversias sobre la plataforma continental y Campo de Hielo Sur, aún pendientes. Del mismo modo, sería una buena señal que esperaran al Mandatario chileno en Buenos Aires con la Política de Defensa Nacional corregida, eliminando toda injerencia trasandina en el Estrecho de Magallanes, tal como lo comprometieron. Como buen magallánico, la solución de estos temas debería ser prioridad del Presidente Boric.

Con Bolivia, además, la nueva administración dio un primer paso en falso, al anunciar entusiastamente su deseo de retomar relaciones diplomáticas con el país altiplánico. Tras el categórico y contundente fallo de La Haya, que incluso alineó al Presidente Boric tras el resultado, en ese entonces diputado y partidario de dar una salida soberana al mar, el único acercamiento entre ambos gobiernos fue realizado por el excanciller Allamand, a través de la llamada “normalización” de las relaciones bilaterales. Aunque este esfuerzo diplomático se diluyó con el tiempo, el anuncio del actual Mandatario de dar un paso más allá y restablecer relaciones diplomáticas, fue arriesgado.

Ya veremos si fue impulsividad, inexperiencia o sobreexpectativas acerca de la afinidad política con su par boliviano, pero lo único cierto es que la respuesta del presidente Luis Arce y de su canciller fue instantánea: el restablecimiento de relaciones diplomáticas solo es posible en el marco de una solución al tema marítimo. Es decir, sin salida al Pacífico, no hay relaciones diplomáticas. Nada de cuerdas separadas. Parece que el Presidente Boric “se pasó varios pueblos” y su deseo personal se “apunó” en las alturas de La Paz. Más realista sería retomar la agenda de normalización de Piñera, que establece un proceso de descongelamiento de las relaciones bilaterales.

En materia de política exterior, las afinidades ideológicas entre los gobiernos no son suficientes. Sin duda contribuyen y facilitan el entendimiento, pero tratándose de la defensa de los intereses nacionales, ni la más cercana relación –personal o política– justifica que se renuncie a ellos. Argentina y Bolivia son dos buenos ejemplos. No renunciarán jamás a sus aspiraciones de desafiar la soberanía territorial chilena. (El Mostrador)

Francisco Orrego

La amenaza de inflación y estancamiento económico

Ahora que la amenaza de una inflación más prolongada y que el enfriamiento de la economía pudiera devenir en recesión, el gobierno del Presidente Boric deberá rápidamente moderar su agenda de reformas para evitar que las nubes grises que se aproximan terminen por convertirse en una tormenta que deje al gobierno, y al país, a la deriva.

Durante la campaña de 2021, Boric —y también los otros candidatos— prometieron reformas como si el país fuera a vivir en un período permanente de abundancia. Impulsada por los retiros de los fondos de pensiones, los programas de estímulos del gobierno y el rebote después del freno forzoso de la economía en 2020, la actividad económica en 2021 hizo que en el país reinara un optimismo desmedido respecto a la velocidad en que se podrían hacer cambios que disminuyeran la jornada laboral, aumentaran los ingresos de los trabajadores y ampliaran significativamente la red de protección social.

Al término del primer trimestre de 2022, la situación económica parece mucho menos auspiciosa. Pese a que el precio del cobre está por las nubes, el aumento en el precio del petróleo y otros productos que el país importa —incluida la harina— amenazan con prolongar lo que se esperaba fuera un shock temporal de inflación. El aumento en las tasas de crédito internacionales hace que endeudarse resulte más caro para el gobierno. El aumento en las tasas de interés en el país hace que la actividad económica se frene todavía más. Aunque hablar de tormenta perfecta parece excesivo, claramente hay más turbulencias en el vuelo de las que esperaba el gobierno.

Por eso, igual que los aviones que se ven obligados a frenar el servicio de alimentación cuando hay mucha turbulencia, el nuevo gobierno deberá considerar seriamente detener varias de sus iniciativas de mayor gasto público que prometió en campaña. Cuando la inflación ha llegado para quedarse al menos por lo que resta de 2022, impulsar medidas como un aumento sustancial del sueldo mínimo, una disminución de la jornada laboral semanal o un aumento considerable del gasto público solo ayudarán a empeorar el problema.

Si a todo esto le sumamos la creciente incertidumbre que se alimenta cotidianamente desde la convención constitucional, hay pocas razones para creer que las cosas mejorarán en los próximos meses. Siguiendo con la metáfora del vuelo de avión, tal vez vamos a tener que hacernos a la idea de que no habrá servicio de comida y, abrochándonos los cinturones, debamos prepararnos para las turbulencias que ya se comienzan a sentir.

Es comprensible que el gobierno quiera desconocer o minimizar la amenaza que se nos viene encima. Pero ello no ayudarán a que las cosas milagrosamente mejoren. Resulta insensato seguir adelante con el mismo plan original —que de por si era riesgosamente ambicioso— cuando las circunstancias han cambiado. Dado el ambiente internacional más hostil, las promesas —varias de ellas irresponsables— que hizo el ahora presidente Boric en campaña resultan incumplibles. Es más, intentar cumplir esas promesas se convierte en un acto de irresponsabilidad política. Igual que una madre que le prometió a sus hijos un viaje a Disneyworld en las vacaciones de invierno, pero cuando pierde el trabajo o le diagnostican una enfermedad compleja se ve obligada a abortar el plan, el Presidente Boric deberá actuar maduramente y reconocer ante el electorado que sería insensato avanzar con el cumplimiento de sus ambiciosas promesas de campaña ahora que la inflación llegó para quedarse y que la economía posiblemente caiga en recesión.

Es cierto que las expectativas están altas y que la gente espera mejoras concretas e inmediatas en la reducción de la jornada laboral, aumento en el sueldo mínimo y mayor gasto público. La propia convención constitucional parece avanzar en la redacción de un texto maximalista sin preocuparse de que no habrá fondos para cubrir todos los compromisos de mayor gasto y más derechos que se incluirán en el nuevo texto. Pero precisamente porque la gente tiene expectativas elevadas, el gobierno debiera dar un giro rápido y decidido en su mensaje sobre la realidad que se nos viene. Es verdad que el gobierno prometió que el servicio de comida en este vuelo de cuatro años sería mucho mejor que lo que hasta ahora pudieron ofrecer gobiernos anteriores. Pero cuando se vienen fuertes turbulencias y los vientos amenazan con forzar un aterrizaje forzoso, la gente deberá entender que tendrán que aguantarse el hambre o las ganas de ir al baño porque los pilotos y la tripulación enfrentan problemas más urgentes y serios.

Si el gobierno decide ignorar las advertencias y sigue adelante con su ambicioso programa de más gasto público, el resultado será el mismo que el de un avión en que la tripulación ignora la advertencia de turbulencias y decide seguir volando como si nada fuera a pasar. El resultado será mucho peor que si hubieran aceptado la realidad y hubieran cambiado los planes para enfrentar el nuevo escenario. Ese es el dilema que hoy enfrenta el piloto Boric. Por el bien de todo, ojalá que actúe de forma responsable y anuncie que, dada la turbulencia que se viene, es hora de ajustar los planes a la nueva realidad. (El Líbero)

Patricio Navia 

Dentro del Estado, todo…Daniel Mansuy

El día de ayer, y luego de haberse negado en varias ocasiones el derecho preferente de los padres a la educación de sus hijos, el pleno de la Convención rechazó el reconocimiento del derecho de los padres a entregar la “educación religiosa y moral” de acuerdo a “sus propias convicciones”. La señal es muy preocupante, porque implica negarle toda consistencia a la familia en cuanto instancia de transmisión cultural.

Desde luego, subyace acá —una vez más— una visión estatista, que linda en el totalitarismo: será el gran hermano el encargado de decidir qué es lo mejor para nuestros niños, y sobra decir que ese gran hermano no se tomará la molestia de preguntarnos nuestra opinión.

Quizás sea el momento de comprender a cabalidad en qué consiste el proyecto de quienes tienen las mayorías en la Convención: acumular el máximo de poder en el Estado en detrimento de todas las asociaciones intermedias, incluida la familia. Dentro del Estado, todo; fuera de él, nada: tal parece ser la consigna dominante. Si las agrupaciones intermedias no hacen todo lo posible por resistir esta embestida, vendrán días sombríos para nuestro país. (El Mercurio Cartas)

Daniel Mansuy