Página 10249

Inflación anotó sorpresiva alza de 0,5% en enero

El Indice de Precios al Consumidor (IPC) registró un aumento de 0,5% en enero impulsado principalmente por el alza en los precios de los alimentos, informó este jueves el Instituto Nacional de Estadísticas (INE).

La cifra se ubicó sobre las expectativas de los analistas que habían apostado por incremento de 0,2% para la inflación en el primer mes del año.

Con el resultado la inflación en doce meses llegó a 2,2%, levemente bajo el 2,3% del mes pasado, y con lo que la medición se ubicó por segundo mes consecutivo dentro del rango meta del Banco Central de entre 2% y 4%.

En el primer mes del año, diez de las doce divisiones que conforman la canasta del IPC consignaron incidencias positivas y dos presentaron incidencias negativas. Las divisiones con mayores alzas fueron Alimentos y Bebidas no Alcohólicas (1,3%), con una incidencia de 0,257 puntos porcentuales, Vivienda y Servicios Básicos (0,9%), con 0,125 puntos y Salud (0,9%), con 0,061 puntos. Las restantes divisiones que influyeron positivamente en la variación del indicador sumaron 0,124 puntos. La principal influencia negativa provino de la división Recreación y Cultura con un descenso de 1,6% y una incidencia de 0,095 puntos.

Alimentos y Bebidas no Alcohólicas anotó aumentos en ocho de sus once clases, destacando la influencia positiva de Hortalizas, Legumbres y Tubérculos (7,5%), y Aguas Minerales, Refrescos, Gaseosas y Jugos de Fruta (1,3%).

De sus 76 productos, 48 registraron variaciones positivas, destacando el precio del limón que subió 101,4% en medio de una menor oferta a nivel nacional generada por factores estacionales, ya que su producción se da, principalmente, en los meses de invierno, y el tomate que registró un alza de 18% producto de la menor disponibilidad de este producto en el mercado, debido a la entrada tardía de la producción proveniente desde la zona de Limache y la Sexta Región.

Vivienda y Servicios Básicos registró alzas en siete de sus nueve clases, entre las que destacaron Otros Servicios Relacionados con la Vivienda (6,5%) y Suministro de Agua (0,8%). De sus 16 productos, doce anotaron variaciones positivas, destacando gasto común (7,2%) y gas por red (3,8%).

Salud presentó aumentos en seis de sus siete clases, siendo las más importantes Productos Farmacéuticos (2,1%), y Servicios Dentales (0,7%). De sus 22 productos, 15 registraron variaciones positivas, destacando la influencia de medicamentos para el sistema nervioso central (6%), y de medicamentos para el sistema respiratorio (4,9%).

El IPC subyacente, que descuenta las variaciones de precios de frutas y verduras frescas así como de los combustibles, subió 0,3% en enero y acumuló un aumento de 1,8% en doce meses.

 

La Tercera/Emol

La izquierda ecuatoriana o la discordia de las caricaturas- Alberto Mayol

¿Cuánto hay de sustantivo en la disputa entre Lenin Moreno, actual Presidente de Ecuador, y Rafael Correa, anterior Mandatario del mismo país? Descartemos de inmediato aquellas tesis que nos invitan al simplismo. Lamento decirlo, pero algunas de esas afirmaciones reduccionistas han sido señaladas por uno de los intelectuales de izquierda que más respeto. Me refiero a los juicios emitidos por Atilio Borón, quien califica de “traición” las acciones políticas de Lenin Moreno, de “golpe de Estado” el plebiscito reciente y de “caballo de Troya” el ingreso al Gobierno del grupo que acompaña a Moreno, señalando que aquello que parecía una ofrenda de continuidad con la obra de Rafael Correa, se ha transformado en una traición nacida desde las mismas vísceras de dicha ofrenda.

Borón no es el único, pero seguramente el más destacado de los intelectuales que ha construido este relato sobre la situación ecuatoriana. La altisonancia de sus dichos exige de él un minucioso análisis que permita fundamentar esas palabras.

Desgraciadamente no acontece así. Y ante una caricatura solo queda sonreír y no esperar de ello una revelación. Puedo ahora mismo construir una caricatura, para ejemplificar. ¿Qué pasa si le digo a la gente de izquierda de Chile que hay un candidato que apoya dolarizar la economía y que es un furibundo opositor del aborto? Me dirán que es de derecha. Agregarán, los más sofisticados, que es evidentemente un neoconservador, un thatcherista, un carcamal de los ochenta, un clásico antisindical y seguidor de Juan Pablo II. Y dirán, los proclives a la caricatura, que es un fascista. Si les digo que quisiera que fuera el candidato de izquierda, me tildarían de loco o esquizoide. Y perfectamente pueden equivocarse. Porque si reduzco a Rafael Correa a esos dos hechos, que son ciertos en él, es decir, sí defendió la economía dolarizada y sí es un furibundo opositor al aborto; evidentemente no le hacemos mérito ni a comprender a Correa ni a comprender la realidad política ecuatoriana, ni menos a comprender su gran obra política.

Correa construyó un proyecto de enorme envergadura. Si observamos la política de Ecuador en los años anteriores a la Revolución Ciudadana, veremos que la crisis económica ecuatoriana derivada de la caída del precio del petróleo a fines de los noventa redundó en un escenario de inestabilidad política con caídas de gobiernos, presidentes sucesivos y un déficit institucional indiscutible. En cambio, justo al terminar el Gobierno de Rafael Correa, cuando se produjo una caída del precio internacional del petróleo incluso superior a la de los noventa, Ecuador resistió los embates sin ninguna crisis política. La obra de Correa no solo dio crecimiento económico, no solo dio inversión pública y ampliación de oferta educativa, también fue una señal de desarrollo institucional.

En este contexto es que resulta políticamente incomprensible la pretensión de Rafael Correa de tener un continuador acrítico, una especie de Presidente-funcionario de su propia visión de Gobierno.

Quizás su satisfacción por el tamaño de la obra construida (cuestión razonable e indiscutible, a mi juicio) le hizo pensar que su continuador debía ser un fiel lacayo, un servil delfín del primer líder (deducción que, de haber existido, es absurda). Pero resultó que Moreno tenía su camino y apostó a una nueva era. Y en su legítimo derecho está. Lo que debemos juzgar ahora con detalle y ponderación, sin caricaturas, es la naturaleza de las políticas públicas, la potencia igualitarista de cada acción llevada por el Gobierno.

Muchos admiramos la tarea de Rafael Correa. No cambia un ápice el actual escenario. Pero sí debemos sustraernos de la admiración para comprender el presente. ¿Es la acción de Rafael Correa la forma correcta de responder a sus inquietudes por el rumbo del Gobierno continuista de Moreno? Un proyecto político está maduro cuando en su interior se respira día a día una filosofía común, cuando distintas acciones, aparentemente inconexas, comparten principios. La madurez no se mide por seguir a quien hizo una gran obra, como si su rol fuera siempre conducir el destino de los demás. Hay un derecho inalienable en política y es que quienes detentan el poder tienen el derecho a instalar su proyecto y que sus aliados deben operar otorgando, al menos, el beneficio de la duda.

Pero, claro, Correa puede tener la certeza de que Lenin Moreno “se alió con los poderes tradicionales, devolvió los medios de comunicación a las élites corporativas y regresó a las arquitecturas económicas elitistas”, como señala el analista boliviano Alejo Brignole. Este comentario merece una discusión. Es de gran relevancia comprender si las acciones de Correa sobre los medios de comunicación y su política de apariciones sistemáticas eran indispensables para la democratización o si en algún punto la redujeron. Esta crítica existió durante su mandato y es evidente que Moreno, sin necesariamente decirlo, la comparte, cuando se aprecian sus acciones como Mandatario respecto a dicho tema. ¿Redunda, de ello, que el juicio sobre este punto por parte de Moreno implique una rendición del proyecto iniciado por Correa? No. Es una diferencia con Correa como estilo de Gobierno, no una diferencia de proyecto.

La discusión al interior de la izquierda ecuatoriana es probablemente una de las señales de mayor riesgo para la izquierda latinoamericana. Es la incapacidad de resolver una disputa legítima. Y es posible que haya mucho de sustantivo en este debate, mucho que profundizar desde las distintas herramientas de las ciencias sociales, económicas y las humanidades.

Ecuador ha dado extraordinarios ejemplos de cómo avanzar en varias dimensiones. Las mejoras en la dimensión más problemática de América Latina, la desigualdad (somos el área del mundo más desigual), han sido ejemplares. Se suele resaltar además la modernización de la economía; y se puede sumar a esto el progreso material del país y el enorme avance en obras públicas. Finalmente, es relevante dar cuenta de los logros sociales en el aumento de la cobertura y la calidad de la satisfacción de derechos fundamentales como la educación, salud y seguridad social. Incluso es necesario añadir que se rompió el mito de que el aumento de la inversión pública es contradictorio con el incremento de la inversión privada. Todo el proceso de la Revolución Ciudadana es una señal de confianza para la izquierda latinoamericana. Sin ser una receta la experiencia ecuatoriana, es sí un ejemplo de haber forjado un camino propio de carácter sustentable en lo político y económico. Y eso, hoy, no es poco para la izquierda.

¿Ha dado señales a la derecha Lenin Moreno? Es evidente que estamos aquí para interpretar sus actos. Fue a Estados Unidos en su primer viaje presidencial, por ejemplo. Es evidentemente un gesto político. Pero ¿es un gesto a Estados Unidos? ¿O es una señal de distanciamiento de la mirada maniquea de la política? Moreno ganó apretadamente a un candidato de la derecha empresarial. El espacio político exigía un discurso más moderado. ¿Es eso una traición? Que los acusadores lo expliquen. Pero que dejen de dar como única explicación que Rafael Correa no podrá elegirse. No puede ser ese el alfa y el omega del asunto.

La discusión al interior de la izquierda ecuatoriana es probablemente una de las señales de mayor riesgo para la izquierda latinoamericana. Es la incapacidad de resolver una disputa legítima. Y es posible que haya mucho de sustantivo en este debate, mucho que profundizar desde las distintas herramientas de las ciencias sociales, económicas y las humanidades. La política nos debe exigir esa reflexión. Pero de ahí a la radicalización ridícula, hay una distancia enorme.

Nuestro llamado a la unidad de la izquierda no es ritualista, sino sustantivista. Que solo los fundamentos sean la vara de nuestros juicios políticos. Por eso me extraña cuando leo a Atilio Borón diciendo que “si llegara a triunfar el Sí ese país se internaría, para su desgracia, en la misma senda opresora, decadente y violenta abierta por Mauricio Macri en la Argentina. Una sobria mirada a lo que está ocurriendo en mi país debería ser suficiente para persuadir a las ecuatorianas y los ecuatorianos de la necesidad de evitar tan nefasto desenlace. El triunfo del No en las tres preguntas claves del referendo abriría en cambio las puertas para el renacer de una esperanza hoy ensombrecida por el oprobio de una traición”.

Cuando leo estas palabras me pregunto: ¿es cierto que podemos comparar a Lenin Moreno con Mauricio Macri? ¿De verdad vamos a llegar tan lejos? Lo cierto es que acaba de ganar el “Sí” en la consulta. Hay quienes consideran este hecho como un triunfo de Moreno. Otros lo ven como un triunfo de la derecha. Está claro que es una derrota de Correa, que indudablemente no ha logrado interpretar en este tiempo, como sí lo hizo antes, el espíritu de los votantes. La historia dirá, más adelante, la respuesta correcta al acertijo del verdadero vencedor de este momento histórico en Ecuador.

Lo que está claro es que el desafío de una izquierda unida vuelve a resonar frente a nosotros, casi como una maldición o al menos como un atavismo. Y es evidente que esa unidad no puede ser a costa de nuestros fundamentos. Y para comenzar esa tarea, eliminar las caricaturas es una necesidad. He aquí la necesidad de una discusión latinoamericana. Que el conflicto al interior de la izquierda ecuatoriana sirva para profundizar allí donde se ha pecado de simplificación.

 

El Mostrador

El desafío “supremo” de Piñera

El calendario es implacable. Son 8 los miembros de la Corte Suprema que jubilarán en estos 4 años y será tarea del Gobierno de Sebastián Piñera proponer al Senado los nombres de los jueces que elija para ascender al máximo tribunal del país. Es innegable que con ello el futuro Mandatario podrá cambiarle el rostro a este tercer poder del Estado, pero también que estará obligado a negociar políticamente en la Cámara Alta para evitar fracasos en las nominaciones que haga, como sucedió en su primer paso por La Moneda, cuando insistió más de la cuenta con el ascenso del juez Juan Muñoz Pardo, sin llegar a buen puerto y viéndose obligado a retirar su nombre.

Piñera asumirá el 11 de marzo por segunda vez y ya tendrá una vacante que resolver en la Corte Suprema, porque en enero el juez Patricio Valdés cumplió los 75 años y, como lo establece la ley, dio un paso al costado. El actual Mandatario electo no tendrá mucho espacio para dilatar esta nominación, porque en junio, en la misma semana, también deberán retirarse del Poder Judicial otros dos magistrados emblemáticos: Carlos Cerda y Milton Juica.

Es cierto que legalmente no hay un plazo específico para zanjar los ascensos de los magistrados, pero es igual de cierto que no es conveniente para ningún Gobierno dilatar en exceso los nombramientos, porque como son 21 los integrantes formales de dicha Corte –entre los que se distribuyen la composición de salas, áreas de trabajo y causas–, mantener las vacantes sin zanjar por muchos meses entrampa su funcionamiento.

La Corte Suprema elabora una quina con los nombres de los jueces que obtienen la mayor cantidad de votos, se la envían al Presidente de la República, que escoge un solo nombre de esa lista, el que propone al Senado, donde se puede aprobar o rechazar la nominación presidencial. Con la entrada en vigencia del sistema proporcional en las elecciones parlamentarias de noviembre, la conformación de la Cámara Alta quedó parcialmente modificada y por los siguientes 4 años estará compuesta por 43 senadores.

La ley establece que la propuesta presidencial para ascender a la Corte Suprema debe ser ratificada por 3/5 partes del Senado, lo que en la práctica significará que todas las propuestas que haga Piñera en este ámbito en los próximos cuatro años necesitarán el voto favorable de 26 parlamentarios.

A partir de marzo, la Nueva Mayoría tendrá 21 escaños en el Senado y Chile Vamos otros 19, además del independiente Carlos Bianchi, uno de País y otro de Revolución Democrática.

Este escenario de correlación de fuerzas obligará a La Moneda a negociar con la futura oposición para evitar que fracasen las nominaciones que haga, un hecho que la futura administración piñerista ya tendría asumido y por lo cual ya habrían empezado los “sondeos” con parlamentarios de la Nueva Mayoría para cuajar un acuerdo político que permita renovar el máximo tribunal.

Es que no solo deberá contar con los votos para llenar las tres vacantes de este año sino además las otras que se producirán: el 2019 se jubilarán los jueces Héctor Carreño (abril) y Hugo Dolmestch (diciembre), al año siguiente, también en abril, será el turno de Lamberto Cisternas, en febrero del 2021 dará un paso al costado el ministro Carlos Künsemüller y, en agosto, la jueza Rosa María Maggi.

En la derecha reconocen que deberán llegar a acuerdo con la Nueva Mayoría y que, si bien por ahora no tienen nombres de magistrados en carpeta, sí estaría zanjada la idea de proponer a la futura oposición mantener la “lógica binominal” que se ha aplicado durante los últimos años y que apunta a negociar alternadamente los nombres de jueces, uno afín a la derecha y el otro cercano a la centroizquierda. “Ya se ha hablado con algunos senadores de la Nueva Mayoría”, explicaron.

Este tipo de acuerdos es el que ha permitido, en el pasado, romper –por ejemplo– el veto que la derecha había impuesto a ministros como Juica y Cerda durante la década del 90 y el 2000 e hizo, asimismo, que la propuesta de ascenso de Ana Gloria Chevesich obtuviera los votos requeridos.

Las nominaciones en este ámbito siempre han sido un dolor de cabeza para Piñera. Su Gobierno no tuvo una relación fácil con el Poder Judicial, principalmente por las críticas que algunas de las entonces autoridades gubernamentales hicieron a los jueces por un excesivo garantismo en sus resoluciones.

Durante su primer Gobierno, Piñera también se vio enfrentado a una fuerte renovación del máximo tribunal y 7 magistrados ascendieron a la Corte Suprema: María Eugenia Sandoval (mayo 2011), Juan Eduardo Fuentes (septiembre de 2011), Cisternas (noviembre 2012), Ricardo Blanco (junio 2013), Chevesich (agosto 2013), Carlos Aránguiz (enero 2014) y Andrea Muñoz (13 de marzo de 2014). Sin embargo, el proceso no fue fácil ni expedito.

Relación compleja

El mayor traspié que sufrió el Gobierno de Piñera en materia de ascensos fue el 2013, con la nominación de Muñoz Pardo. Un acuerdo político con la Nueva Mayoría el 2012 permitió que en el Senado se aprobara el nombre de Cisternas para el máximo tribunal, esto a cambio de que el siguiente fuera el ministro de la Corte de Apelaciones.

Pasó sin problemas el requisito de ser entrevistado por la comisión de Constitución, Legislación y Justicia del Senado, pero fue después de eso que la nominación comenzó a tambalear. El entonces senador Eduardo Frei Ruiz-Tagle públicamente se negó a respaldar el ascenso, argumentando que Muñoz Pardo había “denegado justicia” en la investigación por la muerte de su padre, Eduardo Frei Montalva.

Emplazó a la DC y al resto de la Nueva Mayoría, la que se alineó para rechazar la nominación, postura a la que se sumaron los independientes pro Gobierno, Carlos Bianchi y Carlos Cantero. Junto al caso Frei, se le reprocharon al juez varios fallos en materia de derechos humanos, en los que dejó clara su visión favorable a la prescripción y la amnistía, debido a que considera que en Chile no son aplicables la Convención sobre Imprescriptibilidad de los Crímenes de Guerra ni los Convenios de Ginebra.

El Ejecutivo se mantuvo en su posición varios meses, hasta que no le quedó otra que retirar la nominación y postular en su reemplazo al juez Blanco, quien fue aprobado por el Senado en mayo de 2013.

Las nominaciones en este ámbito siempre han sido un dolor de cabeza para Piñera. Su Gobierno no tuvo una relación fácil con el Poder Judicial, principalmente por las críticas que algunas de las entonces autoridades gubernamentales hicieron a los jueces por un excesivo garantismo en sus resoluciones, como fue el caso de Rodrigo Hinzpeter mientras estaba a cargo del Ministerio del Interior, senadores de derecha como Alberto Espina (RN), o el propio Mandatario, quien el año 2012 dijo que los jueces de garantía “no están aplicando la ley en su espíritu”. Dos veces en esos cuatro años la Corte Suprema realizó plenos extraordinarios para expresar públicamente su molestia con la administración piñerista.

Uno de los momentos más complejos se suscitó el año 2011, cuando el entonces ministro de Justicia, Teodoro Ribera, afirmó en octubre de ese año que “quien quiere llegar a la Corte de Apelaciones o a la Corte Suprema, obviamente tiene que ser un magistrado que sepa conciliar adecuadamente los intereses individuales con los intereses colectivos”.

Una frase que fue vista en el Poder Judicial como una intromisión abierta a la consagrada independencia de la que gozan los magistrados en el país, razón por la cual –tras un pleno extraordinario– el máximo tribunal sacó una dura declaración pública que envió tanto a Piñera como a Ribera y en la que sentenció que “el mérito o contenido de las resoluciones jurisdiccionales no son factores que puedan ser considerados en la formación de las ternas que se confeccionen para el nombramiento de los jueces” y reiteraron a la ciudadanía “que sus tribunales continuarán impartiendo justicia con pleno respeto de los derechos individuales”.

Baste recordar que, en marzo del 2014, el entonces presidente de la Corte Suprema, Sergio Muñoz, cuestionó públicamente las opiniones “destempladas” que tuvo La Moneda en esos cuatro años sobre la labor realizada por el Poder Judicial. “Aquí se ha acusado hasta de cómplices a los jueces, una cantidad de epítetos respecto a la magistratura nunca antes vista”, indicó en ese momento el juez.

El 23 de enero, Piñera dio a conocer los nombres del gabinete con el que asumirá en marzo. Si bien por meses se dijo que Espina era la carta más segura para el Ministerio de Justicia, finalmente el Presidente electo designó al senador Hernán Larraín (UDI) para hacerse cargo de dicha cartera, un cambio que fue bien visto en los círculos del Poder Judicial.

Es que había cierta preocupación en el Palacio de Tribunales por la posibilidad de que llegara Espina, se hablaba de cierta “resistencia” a su nombre, porque era considerado un factor de tensión permanente, que siempre se mueve al filo de la intromisión política en la independencia del Poder Judicial, lo que auguraba más tensiones que las vividas entre los años 2010 y 2014.

Larraín es respetado en los círculos de tribunales, donde se le conoce por su mesura, característica que tendrá que desplegar para negociar en el Senado los ascensos a la Corte Suprema y mantener mansas las aguas de la relación con el Poder Judicial.

El Mostrador/Agencias

Maduro invita a observadores internacionales para «aprender» de Venezuela

El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, aseguró hoy que su Gobierno está abierto a recibir a «todos los observadores internacionales» que quieran asistir al proceso de elecciones presidenciales que se celebrarán el próximo 22 de abril y que además dará «todas las garantías necesarias».

«Venezuela está abierta a dar todas las garantías necesarias y recibir a todos los observadores internacionales que quieran venir. Más que a inspeccionar, podrán aprender del impecable sistema electoral que hemos construido», indicó en un mensaje en Twitter.

El jefe de Estado venezolano dijo esto tras el anuncio ayer, por parte del Consejo Nacional Electoral (CNE), de la fecha de las elecciones presidenciales que se celebrarán el 22 de abril, cumpliendo el decreto de la oficialista Asamblea Nacional Constituyente (ANC) que ordenó hacer estos comicios antes de mayo.

Venezuela está abierta a dar todas las garantías necesarias y recibir a todos los observadores internacionales que quieran venir. Más que a inspeccionar, podrán aprender del impecable sistema electoral que hemos construido.

Esta fecha anunciada por la presidenta del CNE, Tibisay Lucena, es la planteada en el documento que el oficialismo asegura que surgió de la mesa de diálogo en República Dominicana, pero que la oposición rechaza por considerarlo insuficiente.

El antichavismo buscaba en las conversaciones, entre otras cosas, «mejoras» y «garantías» para unos comicios a los que aún no ha decidido si participará.

Como parte de esas garantías, el equipo opositor pedía una «observación electoral internacional independiente» y que los comicios se celebraran durante el segundo semestre.

Además también pedían la habilitación política del dos veces candidato a la presidencia de Venezuela Henrique Capriles y del dirigente en arresto domiciliario Leopoldo López.

El diálogo entre el Gobierno y la oposición concluyó ayer sin un acuerdo y, según declaraciones del presidente dominicano, Danilo Medina, que auspicia estas conversaciones, entró en un «receso indefinido». (DW, efe, Comunicado oficial)

Humanos que dejaron África se les aclaró la piel hace miles de años

El estudio del esqueleto humano más antiguo encontrado en Reino Unido contradice la creencia popular de que la mayoría de europeos tuvieron siempre la piel de color claro.

Un análisis genético del conocido como «hombre de Cheddar», de 10.000 años de antigüedad, reveló que la pigmentación de su piel era «de oscura a negra».

Su rostro, reconstruido gracias a un escáner de alta tecnología, muestra un aspecto totalmente opuesto a las pieles blanquecinas que hoy caracterizan a muchos de los británicos.

«La combinación de una piel muy oscura con los ojos azules no es lo que típicamente solemos imaginar, pero esa era la apariencia real de aquella gente»,dijo Chris Stringer, del Museo de Ciencias Naturales de Londres donde fue expuesto este miércoles.

De hecho, según Yoan Dieckmann, del equipo del University College de Londres responsable del estudio, la piel clara que asociamos a los europeos modernos del norte sería un fenómeno «relativamente reciente».

Chris Stringer
Chris Stringer, del Museo de Ciencias Naturales de Londres, estudió el «hombre de Cheddar» por más de 40 años. (EPA)

Entonces ¿en qué momento aquellos ancestros comenzaron a cambiar su color de piel y por qué se produjo ese fenómeno?

MIGRACIONES DESDE ÁFRICA

Según los expertos, hay dos factores principales que explican esta transformación histórica.

El primero de ellos es la movilidad geográfica de las poblaciones humanas modernas, que mientras vivieron en África hace al menos 150.000 años tuvieron en su mayoría una piel oscura.

«Aquellas poblaciones, que serían nuestros ancestros directos, comenzaron después a migrar. A Europa, por ejemplo, llegaron hace unos 45.000 años», le explicó a BBC Mundo Víctor Acuña, profesor de la Escuela Nacional de Antropología e Historia de México.

Algunos estudios genéticos concluyeron que la pigmentación de la piel más clara comenzó a ser común en algunas regiones europeas hace 25.000 años.

El descubrimiento del «hombre de Cheddar», que vivió hace 10.000 años, indica sin embargo que ese aclaramiento no ocurrió hasta mucho después en lugares como las islas británicas.

Mapa Cheddar

El análisis en 2014 de otros restos humanos de hace 7.000 años encontrados en León, España, concluyeron también que pertenecían a un hombre de piel oscura y ojos azules.

PROTECCIÓN FRENTE AL SOL

El segundo factor, el más importante, es el que explica por qué al llegar a estas zonas del planeta la piel de los humanos tendía a aclararse.

«Los humanos, a diferencia de otros primates, tenemos muy poco vello corporal. Por ello pensamos que la pigmentación de la piel era una barrera a los efectos negativos de la luz ultravioleta» tan intensa en África, dijo Acuña.

Cuando migraban a regiones del norte del planeta, donde las radiaciones del sol son mucho más escasas, dejaban de necesitar esa protección natural ante posibles quemaduras o cáncer de piel.

Como explica Acuña, «en zonas con poco sol, tener color de piel más claro les permitía una mejor absorción de la luz ultravioleta que es vital para capturar mejor la vitamina D».

Hombre de Cheddar
El color oscuro de la piel protegía al «hombre de Cheddar» de los efectos nocivos del sol. (APA)

Ello explica que dentro de la propia Europa comenzaran a observarse diferencias al respecto. Las pieles más claras se volvieron más frecuentes en el norte, mientras que en el sur la población mostraba tonos más variables.

En definitiva, el color de piel jugaba un papel fundamental a la hora de que aquellas generaciones pudieran adaptarse al medio de manera natural.

10% DE AQUELLOS ANCESTROS

Con esta explicación, es obvio que esta característica de la evolución humana no se reduzca solo a los ancestros de los británicos.

De hecho, como destaca Acuña, esta tendencia a una pigmentación cada vez más clara no solo se registró entre los antepasados que llegaron al norte de Europa.

«Los estudios indican que procesos evolutivos similares ocurrieron al menos en las poblaciones que llegaron al este de Asia y a África, donde pese a lo que mucha gente cree, también se detectaron notables diferencias en la pigmentación de sus pieles», señaló el profesor.

Sobre el hallazgo del «hombre de Cheddar», el experto confirmó la relación directa entre aquel grupo ancestral y la población europea actual, aunque matizó que esta última podría ser portadora de no más de un 10% de aquellos antepasados debido al mestizaje.

Restos del "hombre de Cheddar"
El esqueleto del «hombre de Cheddar» fue encontrado hace más de un siglo en gran estado de conservación. (EPA)

«Aquella primera población tuvo contacto con migraciones posteriores. Eso hizo que ‘desaparecieran’ como cultura arqueológica al ser asimiladas por otros grupos», le dijo a BBC Mundo.

Se estima que el «hombre de Cheddar» migró de la Europa continental a las islas británicas al final de la última Edad de Hielo.

Sus restos fueron encontrados en una cueva próxima a la localidad británica de Cheddar en 1903, pero no fue hasta contar con los avances tecnológicos del siglo XXI que los científicos lograron poner cara al primer británico que se conoce. (BBC Mundo)

Alfonso Swett asoma como carta preferida para reemplazar a Moreno en la CPC

Proviene de la Sofofa, pero no se trata de que el gremio presidido por Bernardo Larraín quiera imponer un candidato o ir a una pelea para coronar a su gusto al próximo presidente de la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC), luego del vacío dejado por Alfredo Moreno para asumir en el gabinete de Sebastián Piñera.

En el gremio industrial no han querido figurar en primera plana imponiendo ideas, por el contrario, han querido tomar algo de distancia del debate diario para definir quién sucederá a Moreno, lo que no obsta para que consideren que la mejor vía en pos de proponer una nueva cara que asuma la dirección de la CPC sea un gran consenso, algo que difiere del escenario que ellos mismos vivieron cuando Larraín Matte se enfrentó a Rodrigo Álvarez por la presidencia de la Sofofa, dejando además varios trasquilados en el camino, entre ellos, a Hermann von Mühlenbrock

Pero eso ya es historia y hoy al interior de ambas cámaras hay acuerdo, en el sector progresista de la derecha económica, acerca de varios puntos que se han mencionado estas semanas: que sea un candidato que dé continuidad a la agenda que instaló Moreno en la CPC, que continúe apostando por modernizar al gremio y sus socios, que sea un empresario –y no un ejecutivo– el que represente en primera persona los intereses y preocupaciones del sector, que tenga buenos contactos en política y llegada directa a los controladores de las grandes empresas.

La lista de deseos no resulta fácil de concretar, pero son cualidades que, a juicio de algunos dirigentes gremiales, reunía Moreno –en tal sentido, cabe recordar que el ahora ungido ministro de Desarrollo Social recibió un primer espaldarazo a su gestión cuando, recién asumido en la CPC, convocó a lo más granado del PIB chileno en Las Majadas de Pirque–.

Que el nombre tiene que venir del comercio, que mejor de la SNA, porque de ellos surgió la idea de Moreno. O que lo ideal es que sea alguien de la vieja guardia gremial, al menos por un año, hasta que se termine el actual periodo. Fueron todos ellos planteamientos que, en opinión de los dirigentes que gustaron de la dirección de Moreno en la CPC, constituyen discusiones en la “cocina”.

Lo cierto es que, pese a haber tomado palco, el nuevo presidente de la CPC provendrá de la Sofofa, aunque –repiten allegados a la entidad– “siempre que se logre un consenso, que sea casi unánime”

Ingeniero Comercial por la Universidad Católica de Chile, MBA por la Universidad de Duke (USA), gerente general de Costanera S.A.C.I., el holding de inversiones de la familia Swett. Alfonso Swett Opazo, también vicepresidente director de ICARE, asesor de la Conapyme, Consejero de la Sofofa y profesor a tiempo parcial de Ingeniería Comercial de la Universidad Católica, podría colgar un nuevo título en su pared si todos los pronósticos se hacen ciertos y se erige como el nuevo timonel de la CPC.

Es cierto, Swett Opazo ha sido uno de los tantos nombres que han circulado estas semanas y respecto de los cuales los dirigentes señalan que “no hay nada a firme”. Manuel Melero, Joaquín Villarino, José Juan Llugany, incluso una vipresidencia de Matte en ambos gremios, todo ha estado sobre la mesa, pero hasta ahora ninguno había logrado lo que Swett en estos últimos días: contar con un apoyo transversal de los principales grupos económicos del país, de las familias empresariales más poderosas, para que sea él quien los represente y haga “dupla” con Larraín Matte.

Eso, pese a que la Sofofa ha sido insistente en que debe mantener su independencia y seguir muy concentrada en los objetivos de su agenda.

LA BENDICIÓN

Los Matte, los Angelini, los Said, Luksic y Von Appen, todo ellos están de acuerdo en dar su venia a Alfonso Swett.  También habrían dicho Ok los Solari. “Es clave que los grandes grupos se hayan alineado”, comenta una fuente conocedora, al tiempo que agrega que “ya han visto a Alfonso en los medios, saben que se maneja y, además, le tienen respeto como empresario”.

Los grupos que gruñen en el mundo de las finanzas y los negocios están convencidos de que él es el candidato que hay que empujar. El apoyo, aseguran las mismas fuentes, incluso va a contar con el respaldo de quienes miran la actividad gremial desde un poco más lejos, pero que no tendrían oposición en que sea él el representante de los intereses de la CPC, como los Cueto y hasta el mismo Horst Paulmann, que tiene la “oreja” de Swett Opazo por el mundo del retail –su familia controla la operadora de marcas Forus–.

“La bendición” para el ingeniero comercial está dada. Pero no es el único círculo que vería con buenos ojos su arribo a la primera liga de la dirigencia empresarial. Algunos observan con agrado su especial cercanía con el Presidente electo Sebastián Piñera, quien fue literalmente su jefe entre los años 1991 y 1993. Aunque hay poderosos de la CPC que lo toman como algo negativo. Ellos consideran como necesario que el gremio no sea visto como un aliado de un Gobierno de derecha. Prefieren que el foco sea el que le dio Moreno: devolverle la legitimidad a la empresa ante los ojos de la sociedad. Y ese mandato a veces va a chocar con la agenda de Piñera, apunta un alto personero con larga trayectoria en el mundo del poder gremial.

Cabe recordar que Swett en su momento administró las inversiones del hoy Mandatario electo y participó de los orígenes de la Fundación Futuro.

Quienes apoyan a Swett saben que el talón de Aquiles es la dirigencia dura, una que no le perdona cómo desafió a Von Mühlenbrock cuando apoyó la candidatura fallida de Andrés Navarro en la Sofofa. Esos mismos empresarios conservadores ven con suspicacia su buena relación con la presidenta de la CUT, Bárbara Figueroa. “Tiene una manera saludable de hacer política, siento que es honesto”, dijo la dirigenta sindical en 2015 sobre Swett Opazo. Incluso señaló, medio en broma, que debería ser el ministro del Trabajo de Piñera.

Pero esa afinidad le daría a Swett un buen piso para acercarse al sector donde tiene menos escucha: la futura oposición.

Sobre la reforma laboral, sostuvo en La Tercera, en 2016, que el proyecto partía desde una base correcta. “Porque creo que el país tiene un problema relevante con la desigualdad, que hay que tomar medidas para reducirla; necesitamos mayores niveles de inclusión. Pero lo que dice la reforma laboral es démosle más poder a los sindicatos para que logren negociar mejores remuneraciones. Esa es una mirada muy corta, porque cuando incrementas las remuneraciones y no haces lo mismo con la productividad, a largo plazo las empresas se hacen menos competitivas y disminuye el empleo y las remuneraciones”, aseguró, agregando que “todos tenemos una cuota de responsabilidad en los problemas de la reforma laboral”.

Sus declaraciones han parecido muy “chasconas” a ojos de los dirigentes más clásicos.

NO SOY DE AQUÍ, NO SOY DE ALLÁ

Quienes lo conocen afirman que votó por el NO en el plebiscito de 1988. Fue presidente de la FEUC en la UC, siendo igualmente cercano a gente del mundo de la Concertación en esos años, como el ahora intendente Claudio Orrego. Es consejero de la Sofofa, pero a la vez asesora a la Conapyme. Es progresista, pero también cercano a grupos conservadores como la Unión Social de Empresarios, Ejecutivos y Emprendedores Cristianos (USEC). “Uno a veces se pregunta para dónde va a disparar, aunque se ve que estudia mucho los temas de los que opina, entonces por ahí puede haber un poquito de reticencia”, indica un dirigente de más canas.

Hasta estos días, Swett Opazo ha sido en extremo cauteloso en cuanto a “lanzar” cualquier candidatura. Alejado en el sur, ha recibido llamados de algunos empresarios que lo apoyan, pero la postura ha sido esperar a que las cosas tomen su propio curso. Si ese curso habla de consenso, él estaría dispuesto.

En una encuesta que se realizó en El Mercurio, consultando a una serie de participantes de los gremios sobre cuáles debían ser los desafíos de la Sofofa (previo a que asumiera Larraín), Alfonso Swett deslizó qué puntos de la agenda le parecían claves: “Salir de las lógicas de las defensas de generales que con mucha valentía están dispuestos a morir con honor en el campo de batalla. Debemos pasar a la lógica de ingenieros que construyen puentes para transitar con propuestas técnicamente profundas y comprometidas seriamente con el bien común, pero con mensajes y formas empáticas con un sentir ciudadano complejo; hacer un cambio generacional sin producir un divorcio generacional; y saber estar unidos en sueños, proyectos y trabajos de bien común, a pesar de nuestras diferencias. La unidad debe ser en torno a la heterogeneidad y no solo en base a la homogeneidad. Esto último sería solo mayorías versus minorías excluidas”, puntualizó.

A la luz del apoyo unánime que está teniendo en las grandes ligas, a algunos dirigentes les parece un error estratégico insistir en la postulación del gerente de BBVA, Manuel Olivares, el más probable rostro que enfrentaría a Swett en caso de existir contendor. ¿La razón? Que se repetiría algo que ya sucedió en la disputa Larraín versus Álvarez en la Sofofa.

“Lo que sucede, en ese caso, es que no hay punto de comparación. No por la capacidad, sino porque es un ámbito diferente el de un ejecutivo y un empresario. Es lo que varios le dijeron a Rodrigo cuando compitió: que iba a salir trasquilado. Entonces, en vez de repetir lo mismo, parece más lógico ponernos de acuerdo”, plantea un dirigente.

Las cartas están echadas. Si la elección tiene de Swett o de agraz, aún está por verse. (El Mostrador)

El desafío de Piñera ante nominaciones en la Suprema durante su Gobierno

El calendario es implacable. Son 8 los miembros de la Corte Suprema que jubilarán en estos 4 años y será tarea del Gobierno de Sebastián Piñera proponer al Senado los nombres de los jueces que elija para ascender al máximo tribunal del país. Es innegable que con ello el futuro Mandatario podrá cambiarle el rostro a este tercer poder del Estado, pero también que estará obligado a negociar políticamente en la Cámara Alta para evitar fracasos en las nominaciones que haga, como sucedió en su primer paso por La Moneda, cuando insistió más de la cuenta con el ascenso del juez Juan Muñoz Pardo, sin llegar a buen puerto y viéndose obligado a retirar su nombre.

Piñera asumirá el 11 de marzo por segunda vez y ya tendrá una vacante que resolver en la Corte Suprema, porque en enero el juez Patricio Valdés cumplió los 75 años y, como lo establece la ley, dio un paso al costado. El actual Mandatario electo no tendrá mucho espacio para dilatar esta nominación, porque en junio, en la misma semana, también deberán retirarse del Poder Judicial otros dos magistrados emblemáticos: Carlos Cerda y Milton Juica.

Es cierto que legalmente no hay un plazo específico para zanjar los ascensos de los magistrados, pero es igual de cierto que no es conveniente para ningún Gobierno dilatar en exceso los nombramientos, porque como son 21 los integrantes formales de dicha Corte –entre los que se distribuyen la composición de salas, áreas de trabajo y causas–, mantener las vacantes sin zanjar por muchos meses entrampa su funcionamiento.

La Corte Suprema elabora una quina con los nombres de los jueces que obtienen la mayor cantidad de votos, se la envían al Presidente de la República, que escoge un solo nombre de esa lista, el que propone al Senado, donde se puede aprobar o rechazar la nominación presidencial. Con la entrada en vigencia del sistema proporcional en las elecciones parlamentarias de noviembre, la conformación de la Cámara Alta quedó parcialmente modificada y por los siguientes 4 años estará compuesta por 43 senadores.

La ley establece que la propuesta presidencial para ascender a la Corte Suprema debe ser ratificada por 3/5 partes del Senado, lo que en la práctica significará que todas las propuestas que haga Piñera en este ámbito en los próximos cuatro años necesitarán el voto favorable de 26 parlamentarios.

A partir de marzo, la Nueva Mayoría tendrá 21 escaños en el Senado y Chile Vamos otros 19, además del independiente Carlos Bianchi, uno de País y otro de Revolución Democrática.

Este escenario de correlación de fuerzas obligará a La Moneda a negociar con la futura oposición para evitar que fracasen las nominaciones que haga, un hecho que la futura administración piñerista ya tendría asumido y por lo cual ya habrían empezado los “sondeos” con parlamentarios de la Nueva Mayoría para cuajar un acuerdo político que permita renovar el máximo tribunal.

Es que no solo deberá contar con los votos para llenar las tres vacantes de este año sino además las otras que se producirán: el 2019 se jubilarán los jueces Héctor Carreño (abril) y Hugo Dolmestch (diciembre), al año siguiente, también en abril, será el turno de Lamberto Cisternas, en febrero del 2021 dará un paso al costado el ministro Carlos Künsemüller y, en agosto, la jueza Rosa María Maggi.

En la derecha reconocen que deberán llegar a acuerdo con la Nueva Mayoría y que, si bien por ahora no tienen nombres de magistrados en carpeta, sí estaría zanjada la idea de proponer a la futura oposición mantener la “lógica binominal” que se ha aplicado durante los últimos años y que apunta a negociar alternadamente los nombres de jueces, uno afín a la derecha y el otro cercano a la centroizquierda. “Ya se ha hablado con algunos senadores de la Nueva Mayoría”, explicaron.

Este tipo de acuerdos es el que ha permitido, en el pasado, romper –por ejemplo– el veto que la derecha había impuesto a ministros como Juica y Cerda durante la década del 90 y el 2000 e hizo, asimismo, que la propuesta de ascenso de Ana Gloria Chevesich obtuviera los votos requeridos.

Durante su primer Gobierno, Piñera también se vio enfrentado a una fuerte renovación del máximo tribunal y 7 magistrados ascendieron a la Corte Suprema: María Eugenia Sandoval (mayo 2011), Juan Eduardo Fuentes (septiembre de 2011), Cisternas (noviembre 2012), Ricardo Blanco (junio 2013), Chevesich (agosto 2013), Carlos Aránguiz (enero 2014) y Andrea Muñoz (13 de marzo de 2014). Sin embargo, el proceso no fue fácil ni expedito.

RELACIÓN COMPLEJA

El mayor traspié que sufrió el Gobierno de Piñera en materia de ascensos fue el 2013, con la nominación de Muñoz Pardo. Un acuerdo político con la Nueva Mayoría el 2012 permitió que en el Senado se aprobara el nombre de Cisternas para el máximo tribunal, esto a cambio de que el siguiente fuera el ministro de la Corte de Apelaciones.

Pasó sin problemas el requisito de ser entrevistado por la comisión de Constitución, Legislación y Justicia del Senado, pero fue después de eso que la nominación comenzó a tambalear. El entonces senador Eduardo Frei Ruiz-Tagle públicamente se negó a respaldar el ascenso, argumentando que Muñoz Pardo había “denegado justicia” en la investigación por la muerte de su padre, Eduardo Frei Montalva.

Emplazó a la DC y al resto de la Nueva Mayoría, la que se alineó para rechazar la nominación, postura a la que se sumaron los independientes pro Gobierno, Carlos Bianchi y Carlos Cantero. Junto al caso Frei, se le reprocharon al juez varios fallos en materia de derechos humanos, en los que dejó clara su visión favorable a la prescripción y la amnistía, debido a que considera que en Chile no son aplicables la Convención sobre Imprescriptibilidad de los Crímenes de Guerra ni los Convenios de Ginebra.

El Ejecutivo se mantuvo en su posición varios meses, hasta que no le quedó otra que retirar la nominación y postular en su reemplazo al juez Blanco, quien fue aprobado por el Senado en mayo de 2013.

Las nominaciones en este ámbito siempre han sido un dolor de cabeza para Piñera. Su Gobierno no tuvo una relación fácil con el Poder Judicial, principalmente por las críticas que algunas de las entonces autoridades gubernamentales hicieron a los jueces por un excesivo garantismo en sus resoluciones, como fue el caso de Rodrigo Hinzpeter mientras estaba a cargo del Ministerio del Interior, senadores de derecha como Alberto Espina (RN), o el propio Mandatario, quien el año 2012 dijo que los jueces de garantía “no están aplicando la ley en su espíritu”. Dos veces en esos cuatro años la Corte Suprema realizó plenos extraordinarios para expresar públicamente su molestia con la administración piñerista.

Uno de los momentos más complejos se suscitó el año 2011, cuando el entonces ministro de Justicia, Teodoro Ribera, afirmó en octubre de ese año que “quien quiere llegar a la Corte de Apelaciones o a la Corte Suprema, obviamente tiene que ser un magistrado que sepa conciliar adecuadamente los intereses individuales con los intereses colectivos”.

Una frase que fue vista en el Poder Judicial como una intromisión abierta a la consagrada independencia de la que gozan los magistrados en el país, razón por la cual –tras un pleno extraordinario– el máximo tribunal sacó una dura declaración pública que envió tanto a Piñera como a Ribera y en la que sentenció que “el mérito o contenido de las resoluciones jurisdiccionales no son factores que puedan ser considerados en la formación de las ternas que se confeccionen para el nombramiento de los jueces” y reiteraron a la ciudadanía “que sus tribunales continuarán impartiendo justicia con pleno respeto de los derechos individuales”.

Baste recordar que, en marzo del 2014, el entonces presidente de la Corte Suprema, Sergio Muñoz, cuestionó públicamente las opiniones “destempladas” que tuvo La Moneda en esos cuatro años sobre la labor realizada por el Poder Judicial. “Aquí se ha acusado hasta de cómplices a los jueces, una cantidad de epítetos respecto a la magistratura nunca antes vista”, indicó en ese momento el juez.

El 23 de enero, Piñera dio a conocer los nombres del gabinete con el que asumirá en marzo. Si bien por meses se dijo que Espina era la carta más segura para el Ministerio de Justicia, finalmente el Presidente electo designó al senador Hernán Larraín (UDI) para hacerse cargo de dicha cartera, un cambio que fue bien visto en los círculos del Poder Judicial.

Es que había cierta preocupación en el Palacio de Tribunales por la posibilidad de que llegara Espina, se hablaba de cierta “resistencia” a su nombre, porque era considerado un factor de tensión permanente, que siempre se mueve al filo de la intromisión política en la independencia del Poder Judicial, lo que auguraba más tensiones que las vividas entre los años 2010 y 2014.

Larraín es respetado en los círculos de tribunales, donde se le conoce por su mesura, característica que tendrá que desplegar para negociar en el Senado los ascensos a la Corte Suprema y mantener mansas las aguas de la relación con el Poder Judicial. (El Mostrador)

Cámara Baja de EE. UU. aprueba presupuesto de transición

La Cámara de Representantes de Estados Unidos aprobó hoy (07.02.2018) un presupuesto de transición para evitar un posible cierre del Gobierno federal.  En total 245 diputados votaron el martes por la noche a favor del  proyecto de ley, mientras que 182 lo hicieron en contra.

Pese a su cómoda aprobación en la Cámara Baja, los republicanos necesitan llegar a un acuerdo con los demócratas para que el proyecto también obtenga el visto bueno del Senado.

De hecho, los líderes del Senado, el republicano Mitch McConnell y el demócrata Chuck Schumer, anunciaron hoy estar cerca de sellar un acuerdo presupuestario de dos años, que establecería niveles de gasto para los años fiscales 2018 y 2019. «Aún quedan algunos asuntos por resolver, pero estamos más cerca de un acuerdo que nunca», dijo Schumer en el pleno del Senado

FINANCIACIÓN DEL GOBIERNO HASTA EL 23 DE MARZO

El proyecto de ley aprobado hoy por la Cámara de Representantes garantizaría la financiación del gobierno hasta el 23 de marzo. Además prevé un aumento en los gastos de Defensa durante los próximos ocho meses. Esta sería la quinta solución de transición en un conflicto cuyo trasfondo es una larga disputa sobre un aumento en el techo de la deuda.

El presidente Donald Trump sumó hoy presión a la situación amenazando con el cierre del Gobierno federal si los demócratas no apoyan la reforma migratoria que ha presentado en la Casa Blanca. Ese plan exige entre otras cosas 25.000 millones de dólares para el muro en la frontera con México y un cambio en el sistema migratorio legal que limitaría drásticamente el número de personas que llega al país cada año cumpliendo la ley. A cambio, ofrece legalizar la situación de 1,8 millones de jóvenes indocumentados, la mayoría mexicanos. (DW, EFE, dpa)

Benedicto XVI agradece la preocupación de fieles en «último tramo del camino»

El papa emérito Benedicto XVI, de 90 años, agradeció la preocupación de los fieles por su estado de salud en «este último tramo del camino», en una breve carta que publica hoy el diario italiano «Corriere della Sera».

Benedicto XVI que anunció su renuncia al pontificado el 11 de febrero de 2013 y vive retirado en el pequeño monasterio Mater Eclessiae, dentro del Vaticano, escribió a un periodista de ese diario que le había enviado las cartas de preocupación de algunos lectores sobre su estado de salud.

En la breve misiva Joseph Ratzinger, que cumplirá 91 años en abril, se muestra «conmovido» por el deseo de los lectores de saber cómo transcurre el «último periodo de su vida».

«Puedo decir solo que, en el lento disminuir de las fuerzas físicas, interiormente voy en peregrinaje hacia Casa», escribe el pontífice emérito.

Afirma que es una «gracia» el poder sentirse «rodeado, en este último tramo del camino a veces algo fatigoso, de un amor y una bondad que no habría podido nunca imaginar».

Concluye su misiva, agradeciendo a todos los que preguntan por él y asegurándoles su oración.

 

Agencias

Gobierno y oposición no logran acuerdo sobre fecha de elecciones en Venezuela

El Gobierno de Venezuela y la oposición no lograron un acuerdo sobre la fecha de elecciones presidenciales en el país, indicó el presidente de República Dominicana, Danilo Medina, país donde se sostenían reuniones de diálogos.

“Lamentablemente esta vez no pudimos llegar a un acuerdo”, declaró a la prensa Medina, junto al ex presidente del gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero -facilitador del diálogo-, tras reunirse con los delegados de la oposición venezolana.

En un punto de prensa, Medica explicó que había un documento que recogía, entre otros puntos, que las elecciones se celebrarán el 22 de abril y que finalmente no se firmó

De esta manera y al no lograrse un acuerdo definitivo “el diálogo entra aquí en una especie de receso indefinido”, indicó el presidente dominicano.esperanzador avance la semana pasada que ambas partes sostuvieron en el país caribeño y que desde diciembre del año pasado buscaban resolver la crisis política y económica que atraviesa Venezuela.

“No hay acuerdo porque al gobierno le importa poco si la oposición participa en las elecciones o no. Ellos no están buscando unas elecciones para permitir una solución pacífica a la crisis, lo que quieren es aparentar que fueron relegitimados con los votos”, dijo el ex secretario ejecutivo de la alianza opositora, Mesa de la Unidad, Jesús Torrealba, a la agencia The Associated Press.

Y es que las polémicas elecciones presidenciales desencadenaron críticas internas y de la comunidad internacional tras ser convocadas por la Asamblea Nacional Constituyente, considerada ilegal por la oposición y dominada en su totalidad por el chavismo.

Agencias