No nos olvidemos de la pobreza

No nos olvidemos de la pobreza

Compartir

Los tiempos de campaña presidencial muchas veces sirven para repensar cómo venimos haciendo las cosas hasta ahora, dónde mejorar, cuáles son los desafíos y las urgencias sociales. Lamentablemente en la actualidad corremos el riesgo de que esto sea una oportunidad perdida si no se vuelve a poner énfasis en las cosas que realmente preocupan a los chilenos.

Un aspecto que va en la línea mencionada es la pobreza. Esta significa básicamente que hay personas que no tienen los ingresos suficientes para cubrir sus necesidades más básicas. Chile venía dando una dura y exitosa batalla contra la pobreza, pasando desde el 45% de la población en 1987 a poco más de un 8%. Sin embargo, la pandemia y la consiguiente crisis económica revirtió la disminución progresiva de este indicador.

Muchas veces los números nos entregan una información, pero si no se hace el doble click de traducir qué significan, podemos caer en el error de deshumanizar el problema. La encuesta Casen del 2020 dice que un 10,8% de los chilenos son pobres. Eso significa que más de dos millones de personas viven en esa condición en nuestro país.

Lo anterior es una realidad especialmente preocupante cuando vemos que las prioridades políticas se alejan de una agenda para derrotar la pobreza. Un 17% de los niños entre 0 y 3 años viven bajo esa condición, y es un imperativo moral hacernos cargo de esa realidad y revertirla con urgencia.

Está demostrado que los países que avanzan en mayor crecimiento, también logran una reducción más rápida de la pobreza. Una buena idea sería que las candidaturas pongan un énfasis en esta materia y volvamos a hacer lo que nos permitió sacar a tantas personas de la pobreza y de la miseria.

Un análisis más profundo de esta materia nos hará ver que la pobreza incluye muchos otros factores de carencia, como acceso a la vivienda y a otros bienes básicos, pero también tiene mucho que ver con la región en la que una persona vive. Por ejemplo, en la Araucanía, una persona tiene el doble de probabilidades de ser pobre que si vive en la región Metropolitana. Debiéramos hacer todos los esfuerzos posibles para cambiar esa realidad en la Araucanía y en cada lugar donde haya mayor pobreza.

Junto con lo anterior, hay varias otras medidas que se pueden tomar. Lamentablemente esto no está en la agenda pública, porque los pobres no marchan, no tienen programas de televisión, no interesan a los periodistas en los debates presidenciales y no son un lobby poderoso. Pero el esfuerzo de la política es ver más allá de lo inmediato y comprender que no es tolerable tener esos niveles de pobreza cuando nuestro país tiene las herramientas para sacar de esa condición a muchos compatriotas. (El Líbero)

José Francisco Lagos

Dejar una respuesta