Ni moderada, ni feminista

Ni moderada, ni feminista

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“Hoy, vengo con mi corazón […] estoy frente a ustedes con mi corazón de mujer chilena”, declaró Jeannette Jara en su discurso triunfal de las primarias oficialistas. No es noticia que la candidata de la izquierda chilena pretende demostrar moderación, anhelos de acuerdos y unidad y una búsqueda por el bien común. Todos sabemos que utilizará sus semejanzas con Michelle Bachelet para proyectar un compromiso real con las mujeres chilenas, sin embargo, es necesario que el país esté atento a su ideología, sus objetivos y por supuesto su desempeño como miembro de la actual administración.

A modo de ejemplo, el mercado laboral en nuestro país se ha estancado, siendo las más afectadas las mujeres, quienes alcanzaron un 10,1% de desempleo, índice que no había sido tan alto desde hace cuatro años. A pesar del aumento de la fuerza de trabajo de 1,4%, la ocupación femenina alcanzó solo un 0,5%, mientras que la desocupación femenina aumentó 10,6%. De las causas propuestas por los expertos, están el estancamiento económico y la incapacidad para crear más empleo. Sin embargo, no faltan las voces que siguen explicando este problema como una cuestión discriminatoria y de sesgos frente a la mujer.

Esta lamentable noticia eleva, inevitablemente, al escrutinio público a la actual candidata oficialista y ex ministra del Trabajo, Jeannette Jara; quien a pesar de ser miembro de una administración autodenominada feminista, fue incapaz de asegurar para las mujeres un elemento básico de autosuficiencia, como el trabajo. Cuando Jara llegó al gobierno, el desempleo femenino era de 8,5% aumentando a cifras que solo se conocieron en pandemia. Si bien Jara, en su discurso de victoria tras las elecciones primarias, insistió en la relevancia de mirar a “las trabajadoras y los trabajadores”, sus propuestas siguen en la línea de estancar la economía chilena.

Sabemos que el oficialismo ha intentado apropiarse de la bandera del género y la defensa de la mujer, pero ha sido incapaz de mejorar los medios para que las ciudadanas chilenas se valgan por sí mismas. Aunque  sus consignas son rimbombantes, dada la experiencia reciente en nuestro país, no es más que sensatez preguntarnos sobre sus competencias para solucionar las cuestiones de la mujer. Esto se debe a que los principios que inspiran a la izquierda más radical, como el Frente Amplio y el Partido Comunista, no consideran la complejidad económica y social de la realidad humana. Han instrumentalizado el discurso feminista llevándolo a la arena de la victimización, las estructuras de poder y la ideología de género; pero, en la práctica, las mujeres se ven perjudicadas por el desempleo, la inseguridad y la violencia .

Ahora bien, como sociedad sabemos que no es de ellos de quienes debemos esperar honestidad intelectual y voluntad política. Sin embargo, asalta la duda de si cuando Jara ostentó cierto poder y la responsabilidad del progreso de miles de chilenas, demostró semejante espíritu de servicio. Pero esta pregunta no vale hacérsela a ella. Para el comunismo y su declarada admiración por el “allendismo”, ruta que aparentemente Jara pretende continuar, las negociaciones son meramente transaccionales para hacerse de la estructura democrática y alcanzar el poder. Pero si vale hacérsela a aquellos que han caído frente a los cantos de sirenas de la moderación, el compromiso democrático y capacidad de gestión proyectados por Jeannette Jara.

Nuestra historia reciente nos enseñó lo que significa la democracia para el comunismo. Nuestras experiencias actuales nos demostraron que para la izquierda chilena la realidad femenina es solo instrumental a sus objetivos. La idea de que es el aparato estatal, y su mayor injerencia en la sociedad civil, lo que solucionará los problemas de los “grupos subalternos” está recién comenzando y somos nosotros quienes no deberíamos doblegarnos ante promesas sin sustento alguno. Mujeres o no, de cara al Estado, los ciudadanos debemos luchar por obtener garantías de seguridad, de estabilidad económica, de igualdad ante la ley y libertad. Porque si hay algo que debemos comprender es que las mujeres, al día de hoy, necesitamos la oportunidad de ser dueñas de nuestras vidas, con libertad, responsabilidad e independencia de colectivismos, cuya propuestas mesiánicas jamás han beneficiado a la mujer. Jeannette Jara es una hábil política, pero no es ni moderada, ni feminista. Su único compromiso, desde sus catorce años, ha sido siempre el comunismo y no hay duda alguna que continuará siendo su único objetivo político. (El Líbero)

Antonia Russi