Mijail Gorbachov, el líder que puso fin a la Guerra Fría, pero que no pudo evitar el colapso de la Unión Soviética, murió a los 92 años, informaron el martes las agencias de noticias rusas citando a funcionarios de hospital.
Gorbachov, el último presidente soviético, forjó acuerdos de reducción de armamentos con Estados Unidos y asociaciones con las potencias occidentales para eliminar la Cortina de Hierro, que había dividido a Europa desde la Segunda Guerra Mundial.
Cuando las protestas a favor de la democracia se propagaron por las naciones del bloque soviético de la Europa del Este comunista en 1989, se abstuvo de utilizar la fuerza, como habían hecho sus predecesores en el Kremlin, que enviaron tanques para aplastar los levantamientos en Hungría en 1956 y en Checoslovaquia en 1968.
Las protestas avivaron las aspiraciones de autonomía en las 15 repúblicas de la Unión Soviética, que se desintegraron en los dos años siguientes de forma caótica. Gorbachov luchó en vano por evitar ese colapso.
Al convertirse en secretario general del Partido Comunista Soviético en 1985, con sólo 54 años, se propuso revitalizar el sistema introduciendo libertades políticas y económicas limitadas, pero sus reformas se salieron de control.
Su política de “glasnost” -libertad de expresión- permitió críticas antes impensables al partido y al Estado, pero también envalentonó a los nacionalistas que empezaron a presionar por la independencia en las repúblicas bálticas de Letonia, Lituania, Estonia y en otras.
Muchos rusos nunca perdonaron a Gorbachov por las turbulencias que desataron sus reformas, y consideraron que la subsiguiente caída de su nivel de vida era un precio demasiado alto a pagar por la democracia.
Tras visitar a Gorbachov en el hospital el 30 de junio, el economista liberal Ruslan Grinberg declaró al medio de comunicación de las fuerzas armadas Zvezda: “Nos dio toda la libertad, pero no sabemos qué hacer con ella”.
DE FAMILIA CAMPESINA
Mijail Sergeevich Gorbachov nació en una familia campesina en el territorio de Stavropol el 2 de marzo de 1931. Su familia no escapó al Gran Terror, aunque a muchos otros les fue mucho peor: su abuelo materno fue arrestado en 1937 por trotskismo, una acusación tan inverosímil que incluso fue puesto en libertad un año después.
Posteriormente, Gorbachov argumentaría que fue esta historia que le sucedió a su abuelo lo que obligó al futuro secretario general a cambiar su visión sobre el sistema soviético. Pero eso iba a ocurrir mucho más tarde.
En la época de Stalin, la mayoría de la gente prefería guardar esos pensamientos para sí mismos y repudiar a los parientes “poco confiables”.
En una entrevista con la BBC, Gorbachov recordó que el tema de su ensayo de graduación en la escuela fue Stalin. Y la historia del arresto de su abuelo no impidió en lo más mínimo que el joven agricultor colectivo ascendiera con confianza en la escala social.
En 1948, el padre de Gorbachov, un operador de cosechadoras, se distinguió en la cosecha y recibió la estrella del Héroe del Trabajo Socialista, y su hijo adolescente, que trabajaba como su asistente, recibió la Orden de la Bandera Roja del Trabajo.
A la edad de 19 años, el líder y activista fue recomendado como miembro del Partido Comunista y admitido en la prestigiosa facultad de derecho de la Universidad Estatal de Moscú. Además, sin exámenes, es decir, no por el éxito académico, sino por la dirección de las autoridades del partido, que vieron una oportunidad prometedora en un joven del interior.
Estudiar en Moscú abrió nuevos horizontes para Gorbachov. Stalin murió en 1953. Gorbachov conoció y se hizo amigo de estudiantes de otros países: llamó a Zdeněk Mlynář de Checoslovaquia un amigo particularmente cercano, quien (mucho antes de que Gorbachov llegara al poder) se convertiría en uno de los arquitectos de la “Primavera de Praga”, reprimida por los tanques soviéticos en 1968.
SECRETARIO GENERAL DEL PCUS
En 1986, tras la muerte de Konstantin Cherchenko, Gorbachov asumió el cargo de secretario general del Partido Comunista en la Unión Soviética. De ahí en adelante, retiradas del campo de batalla y desastres nucleares mediante, la potencia comunista iría pavimentando su camino a la disolución, hasta el 25 de diciembre de 1991: ese día Gorbachov anunció su renuncia como presidente de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, un episodio que para muchos marcó el fin de la potencia comunista y de la Guerra Fría.
Dos palabras fueron clave para esa época: “Perestroika”, que fue la reestructuración económica que Gorbachov propuso a la potencia, y “glásnost”, la apertura y liberalización del sistema político. Con un cambio radical en la política internacional, acercándose a Ronald Reagan y Margaret Tatcher, Gorbachov pasó a la historia como uno de los protagonistas en el fin de la Guerra Fría, llegando a recibir el Premio Nobel de la Paz en 1990.

A solo un mes de asumir la secretaría general del Partido Comunista, Gorbachov impulsó la “Perestroika”: una reestructuración económica de la Unión Soviética, que introdujo mayores libertades de empresa, autorizando la iniciativa privada. Así, se pasaba de un sistema económico planificado a una economía de mercado.
Con la Perestroika, se normalizó el mercado de consumo y se liberaron los precios, descentralizando el sistema económico vigente. En ese contexto, se privatizaron diversas compañías estatales, se implantó una nueva moneda y se renovó el sistema bancario.
Las personas que idearon la Perestroika no buscaban cambiar el modelo político por completo, sino limpiarlo de la corrupción e introducir libertades democráticas en él. En este contexto, restoranes, tiendas y negocios particulares se abrieron en la Unión Soviética.

Junto con la Perestroika, se impulsó en 1988 la “glásnost”, o transparencia. Gradualmente se empezó a liberar a los presos políticos, ampliando el derecho a la protesta y suavizando el control sobre los medios de comunicación.
Entre las reformas más importantes, se introdujo en 1990 el cargo de Presidente de la Unión Soviética, lo que llevó a elecciones libres en marzo de ese año. De a poco, el monopolio del poder que sostenía el Partido Comunista se iba perdiendo.
Un aspecto clave en la glásnost era la apertura de las instituciones de gobierno y la información de este, reflejando un compromiso de Gorbachev en miras a que los ciudadanos soviéticos pudieran discutir públicamente los problema de su sistema y las soluciones potenciales. Durante ese tiempo, el secretario general del partido alentó al escrutinio de la ciudadanía y la crítica a los líderes de ésta.

Ambas políticas, junto con un nuevo enfoque de las relaciones exteriores, más amistoso con Occidente, llevaron a que Gorbachov fuera galardonado en 1990 con el premio Nobel de la Paz. Junto con el gobierno estadounidense, se negociaron distintos acuerdos para reducir la capacidad nuclear de ambas potencias, en lo que se vio como el fin de la Guerra Fría.
Pero en eso, la Unión Soviética ya estaba disolviéndose: países como Estonia, Letonia y Lituania de a poco se desligaban de la potencia, y un intento de golpe de Estado en 1991 terminó por deslegitimar al Partido Comunista de la URSS. De ahí, Gorbachov terminaría renunciando en diciembre, mientras que los presidentes de las repúblicas de Rusia, Ucrania y Bielorrusia firmarían el 8 de diciembre la disolución definitiva del bloque, a través del Tratado de Belavezha. Con eso, nacería de paso la Comunidad de Estados Independientes. (La Tercera AP)



