Un grupo de lectoras vinculadas al mundo editorial considera “inaceptable” que en las vísperas del Día Internacional de la Mujer “se continúe dando espacio a personas que critican iniciativas con perspectiva de género”. Con ello se suman así al coro de aquellos que creen que su indignación es la medida a la que se debe acomodar la discusión pública.
Resulta paradójico que se quiera sostener la agenda feminista sobre la base de esa mojigatería intelectual. No solo porque con ella no convencen a nadie y empañan la legitimidad de su causa (por lo demás justa), sino sobre todo porque el feminismo nunca ha comulgado con los remilgos intelectuales, ni se aviene bien con ellos. De hecho, históricamente se ha opuesto a los intentos de sus censores de clausurar el debate.
En ese sentido, el feminismo no solo es fruto de la democracia liberal, sino también un factor de su fortalecimiento y ampliación. Sería bueno que quienes dicen profesarlo no lo olvidaran, sobre todo a tan poco del Día Internacional de la Mujer.
Felipe Schwember
Fernanda García
Faro UDD
