Mineduc: eliminación de repitencia automática «será un aporte»

Mineduc: eliminación de repitencia automática «será un aporte»

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El ministro de Educación, Raúl Figueroa, se refirió al decreto de esa cartera –que comienza a regir este año–, el cual elimina la repitencia automática, dejándola solo como una medida excepcional, y además modifica la forma en que se evalúa a los alumnos.

El documento dispone que la repitencia sea la última alternativa y que haya un acompañamiento a los alumnos que presenten dificultades, para evitar llegar a ese punto. También establece que el profesor informe los criterios que usará para evaluar y adapte las evaluaciones de acuerdo a las características de los estudiantes, entre otros.

En entrevista con EmolTV, el ministro explicó que éste «es un decreto que viene de la administración anterior, de la Presidenta Bachelet» y que «nosotros le dimos curso porque nos pareció que es una política que va en una dirección correcta».

«El decreto avanza en una lógica en que la evaluación sea también parte del proceso pedagógico; la repitencia masiva trae efectos negativos, cuando los alumnos repiten sistemáticamente hay una alta posibilidad de deserción», comentó la autoridad.

Agregó que «tenemos un nuevo sistema de evaluación que es interesante, que bien implementado va a ser un aporte para el proceso formativo, que permite que hacer de la evaluación un proceso de retroalimentación positiva».

«ESTABLECIMIENTOS YA CONOCEN NUEVAS REGLAS»

En cuanto a la implementación del decreto, explicó que éste «se dio a conocer a las comunidades educativas todo el año pasado y, por lo tanto, los establecimientos ya están en conocimiento de estas nuevas reglas».

Detalló que además ha habido un trabajo de «formación y acompañamiento a los docentes» –de parte Centro de Perfeccionamiento, Experimentación e Investigaciones Pedagógicas (CPEIP) del Mineduc, con recursos de la Unidad de Curriculum y Evaluación– «para que lo puedan aplicar de la mejor manera».

También se refirió a las aprensiones que manifestó el presidente del Colegio de Profesores, Mario Aguilar, quien dijo a Emol que «el decreto va en una dirección correcta», pero que «no existen las condiciones» en los colegios para que eso se pueda llevar a cabo, debido a que implicaría más trabajo para los docentes, que ya tienen una «sobrecarga» horaria.

Figueroa rechazó los cuestionamientos y sostuvo que «no es responsable frente a un hecho como éste, que nos interesa a todos que se implemente bien, centrarse en la crítica, que ni siquiera es una crítica al instrumento, sino que es una crítica supuesta a ciertas condiciones que, según el Colegio, no se darían, pero que efectivamente se dan».

Al respecto, explicó que las nuevas disposiciones apuntan a «lo que siempre se ha esperado del proceso de evaluación de los alumnos». «El nuevo decreto da señales claras de cómo debe trabajarse con los alumnos, pero no altera lo que siempre se ha esperado que ocurra en la sala de clases, que es hacer de la evaluación un proceso formativo», afirmó.

El ministro llamó que, en Educación, así como en otras áreas, la «primera reacción sea identificar qué nos une en torno a una política (pública) y cómo la sacamos adelante, y no centrarnos en aquellas cuestiones que nos dividen, porque eso es la receta perfecta para que nada mejore».

PROFESORES: «PODRÍA TERMINAR SIENDO LETRA MUERTA»

La disposición genera consenso entre los expertos, que coinciden en que la repitencia no es una solución efectiva para lograr los aprendizajes, y genera mayor ausentismo y deserción escolar.

Esta mirada es compartida por los docentes –a quienes corresponde en gran medida aplicar el decreto–, aunque en el gremio hay aprensiones de que no cuenten con las condiciones apropiadas para poder llevarlo a la práctica.

El presidente del Colegio de Profesores, Mario Aguilar, dice a Emol que están de acuerdo «con el concepto que está a la base de este decreto, de eliminar la repitencia como castigo y verlo como un recurso pedagógico de última instancia, nosotros compartimos esa idea, lo mismo esto del acompañamiento (a los alumnos); el decreto va a en una dirección correcta».

Sin embargo, advierte que «el problema es que haya condiciones en los colegios para que eso se pueda llevar a cabo, y esas condiciones no existen», debido a la «sobrecarga» horaria que ya tienen los docentes.

«Obviamente, un profesor o un equipo técnico (al) que se le va a pedir un acompañamiento especial a un alumno, requiere horas para eso; ya los profesores estamos sobrecargados de tiempo, con exigencias burocráticas y administrativas, y la mayoría no tiene asignación horaria para un trabajo de ese tipo», asegura.

Dice que «tampoco hay, en número ni horas suficientes, equipos multidisciplinarios en los colegios para hacer seguimiento y apoyo a los estudiantes que presenten dificultades en sus aprendizajes».

En su opinión, si no está contemplado por parte de las autoridades un aumento de las horas no lectivas «para que los profesores puedan realizar el trabajo que señala el decreto, este decreto podría terminar siendo letra muerta».

«Entonces el decreto puede ser muy lindo en la teoría, pero si no hay condiciones prácticas, eso en los hechos no va a operar», señala.

Lo mismo opina con respecto a las otras disposiciones del documento, que modifica la forma en que los docentes evalúan a los alumnos. Establece, entre otros puntos, que el profesor debe informar a los alumnos y apoderados los criterios que usará y la forma en que serán evaluados; adaptar las evaluaciones a las características y necesidades de los estudiantes; así como los contenidos para que no haya eximiciones de asignaturas.

«Eso pedagógicamente es correcto, pero requiere más tiempo para la preparación de clases, porque si (el profesor), en vez de hacer una planificación para los 40 alumnos, va a tener que hacer cuatro planificaciones, porque hay cuatro tipos de estudiantes, se multiplica el trabajo (…) O si tiene que escribir correos electrónicos o reunirse con los apoderados (para comunicar los criterios de evaluación), necesita tiempo para todo este trabajo no lectivo. Entonces no existe el tiempo para ese tipo de situaciones que, pedagógicamente, son el camino más adecuado», señala.

El Colegio de Profesores ha demandado que el 50% de sus horas se destine a trabajo en el aula y el otro 50% a labores no lectivas (como preparación de clases, entrevistas con apoderados, etc.).

Aguilar comenta que «estos decretos normalmente llegan y los tiran y sobre la marcha las comunidades escolares y docentes tienen que irse adaptando», y asegura que realizarán un monitoreo para «ir tomando el pulso» de cómo se implementa esta nueva disposición. (Emol)

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