El reciente debate de Anatel funcionó como una «manada ritualizada en disputa por la jerarquía», donde la contienda por el liderazgo se desarrolló dentro de límites formales, según el análisis del cientista político Alberto Mayol. El autor sostiene que el evento no fue un simple intercambio racional de ideas, sino una «coreografía mamífera» de dominancia, afecto y deseo, en la que el público, como «manada observadora», otorgó legitimidad a quienes mostraron autocontrol y confianza emocional, más que a la calidad de los argumentos.
LA POLÍTICA COMO ETOLOGÍA RITUALIZADA
Mayol aplica la disciplina de la etología —el estudio del comportamiento animal— para interpretar la dinámica del debate, donde las instituciones humanas son vistas como formalizaciones simbólicas de impulsos etológicos. En este marco, la dominancia se convierte en autoridad, la territorialidad en soberanía, y el apego en legitimidad afectiva. El debate, entonces, opera como una «arena ritual de la manada política nacional», en la que los moderadores cumplen el rol de machos reguladores y las reglas actúan como códigos de apaciguamiento para evitar la violencia directa. El evento, en su núcleo biopolítico, es una «ceremonia de selección del alfa simbólico» de la comunidad.
ARQUETIPOS ETOLÓGICOS DE LOS CANDIDATOS PRINCIPALES
El cientista político analizó a los principales competidores del debate según los comportamientos etológicos de la manada:
| Candidato | Rol Etológico (Mayol) | Comportamiento Clave | Objetivo Estratégico |
| Evelyn Matthei | La Alfa Institucional | Tono firme, apelación a la trayectoria, reafirmación del linaje dominante («me entrené con Piñera»). | Proyectar dominancia jerárquica e imponer autoridad por historia, marcando el espacio de gobierno como propio. |
| Jeannette Jara | La Hembra Protectora | Apelación a la cooperación y el bienestar, control emocional ante ataques («no vine a pelear»). | Desplegar el arquetipo de liderazgo maternal que mantiene unida a la manada a través del apego y la empatía. |
| José Antonio Kast | El Macho Territorial | Discurso centrado en seguridad y orden («el cambio real somos nosotros»), reclamando control sobre la frontera orden/caos. | Intentar asegurar la posición de macho guardián del territorio; sin embargo, quedó aislado y rígido. |
| Johannes Kaiser | El Impugnador Desafiante | Mezcla de agresividad ritual («someter por la fuerza») con gestos de sumisión cortesana (la flor a Matthei). | Demostrar adaptación y conquistar a la hembra (Matthei) para conseguir visibilidad y acceso al centro de la derecha. |
HITOS ETOLÓGICOS QUE DEFINIERON EL CONFLICTO
Mayol destaca tres momentos específicos que reconfiguraron las jerarquías dentro del debate:
- El Parricidio Político de Jara: Los ataques de Jeannette Jara al propio Gobierno constituyen un desafío al alfa de su manada (el oficialismo). Este acto de «parricidio simbólico» fue una maniobra maquiavélica para afirmar autoridad autónoma y elevar su dominancia, aunque luego lo reparó con un discurso de «cuidado» centrado en el bien común.
- La Inversión del Vidrio de Matthei: La crítica de Evelyn Matthei a Kast por usar un vidrio blindado en un acto público fue una «inversión del escudo». La candidata transformó el concepto de seguridad en un acto maternal de protección colectiva, redefiniendo la virtù (coraje) no en resistir el ataque, sino en exponerse por los demás. Esto la ayudó a desplazar a Kast del discurso de orden.
- La Flor de Kaiser: Grooming y Afiliación: El gesto de Johannes Kaiser al regalar una flor a Matthei fue un acto de grooming ritual, una forma de apaciguamiento y afiliación que redujo la tensión jerárquica. Este gesto de «reconciliación simbólica» humanizó a Kaiser y, en un efecto colateral, aisló a Kast, dejándolo como una figura rígida fuera de la «escena de fraternidad». La flor funcionó como un objeto mediador de paz, sincronizando a los dos candidatos de derecha en una «danza política de sincronización».
CONCLUSIÓN DEL ANÁLISIS
El analista concluye que el control emocional fue el marcador de dominancia principal. Matthei, Kaiser y Jara, al no perder la calma, consolidaron jerarquía. En contraste, Kast, al mostrarse impávido y desintegrado de la escena afectiva, no logró su objetivo de ser el «macho guardián» y se transformó de bisagra política a «jamón del sándwich» de la derecha. El debate se movió entre la «política del miedo y la fuerza» (territorialidad) y la «política del amor y el cuidado» (apego), siendo el equilibrio entre ambos el que determinó la eficacia etológica del liderazgo. (NP-Gemini-Bio Bio)



