El decano de la Facultad de Economía y Negocios (FEN) de la Universidad de Chile, Manuel Agosin, jugó un rol clave a la hora de destapar el fraude que ocurrió al interior de la fundación de esta unidad académica. Esto, porque él fue quien ordenó la auditoría interna que develó las irregularidades, que alcanzaron un perjuicio cercano a los $ 270 millones entre 2011 y 2012.
Durante esta semana, el caso tuvo ramificaciones políticas, ya que el entonces director de Administración y Finanzas de la fundación, Manuel Olivares -quien está formalizado en la causa-, declaró que parte del dinero habría ido a parar a la campaña senatorial de 2013 del ministro de Obras Públicas, Alberto Undurraga.
En su testimonio en calidad de testigo, realizado el 16 de marzo del año pasado ante la fiscal Macarena Cañas, Agosin señaló que en 2010 puso a la cabeza de la fundación a Luis Felipe Mahaluf y que un año después ingresó a la entidad Olivares. Ambos eran compañeros del Colegio San Ignacio. “Durante el ejercicio de funciones de Manuel Olivares, Mahaluf señaló que estaría supervisándolo, por lo que para mí, el interlocutor válido era Mahaluf en lo referente a la fundación”, dijo.
El primer acto que le llamó la atención fue que los directivos le dieron un mandato a Olivares para que pudiera actuar solo, “lo que rompió todo el esquema de control de atribuciones existente”. Agregó que poco después decidió realizar la auditoría y que “alrededor de ese tiempo, una funcionaria de la fundación se acerca al profesor (Pedro) Hidalgo para mostrarle una serie de facturas que parecían sospechosas, así que Pedro Hidalgo nos trae a Enrique Manzur y a mí esta carpeta. Así advertimos mentiras, gastos innecesarios, gastos en juguetes de niños, luego descubrimos estos contratos en Maipú”. Agosin reveló que, en ese contexto, la UDI denunció a Contraloría que las fundaciones de la U. de Chile se usarían para pagar sobresueldos a profesores. “Tanto nuestra auditoría como la de Contraloría concluyen que hubo apropiaciones de dinero, contratos ideológicamente falsos, en que o no se prestaron los servicios, o no eran necesarios, y que en muchos casos los prestadores de esos servicios estaban vinculados con la Municipalidad de Maipú”, declaró. Así es como, en agosto de 2012, despidieron a Olivares. Dos semanas después, Mahaluf corrió la misma suerte.
“Recuerdo que le comenté a Mahaluf, al pasar, que tal vez Panamá era un lugar para establecer una sede de la Facultad de Economía, y Mahaluf aparentemente le encarga a un señor Espejo un estudio para posicionar a la fundación en Panamá, por lo que se pagó más de $ 15 millones. Este informe nunca fue de conocimiento del directorio, no se rindió. Si alguna vez llegó a la fundación, debe haber quedado en un cajón”, indicó.
Además, detalló que 13 contratos -según su criterio- no tenían justificación. Por ejemplo, se encargó un servicio de administración financiera. “Esto era innecesario, pues precisamente es el giro de nosotros”, señaló, y agregó que se cancelaron $ 27 millones por servicios contables, cuando “un buen trabajo técnico contratado directamente puede costar $ 400 mil”. (La Tercera)


