La respuesta (ayer) del señor Iglesias recuerda a aquellos políticos que, confiados en su supuesta astucia práctica, desprecian la teoría, tildándola de ortodoxia.
En este sentido, es preocupante la desorientación que, lamentablemente, se aprecia en muchos políticos que no advierten el carácter solidario del mercado. En este caso particular, ella se observa en la confusión entre la aseveración de que los bienes tienen un destino universal y la idea de que deben fijarse “porciones” distributivas, en la crítica —de corte moral— a quienes acumulan riqueza (¿acaso se sugiere que habría que bajarlos de los patines?), y en que parecen creer que el respeto por el derecho de propiedad es incompatible con la existencia de políticas redistributivas del Estado en beneficio de los más desfavorecidos.
Debilitar el derecho de propiedad con el afán de que la izquierda chilena “legitime” el sistema de pensiones es temerario y no coincide con el mejor interés de los trabajadores de clase media. Hoy, y en buena medida por la acción e inacción de la política chilena, la generación que tiene entre 30 y 50 años vive en un país inseguro, con menos ahorro, menos oportunidades laborales y peores sueldos.
Que los políticos les digan a esos chilenos (que ayudan a sus padres, financian la educación de sus hijos, pagan créditos e impuestos) que no son suficientemente solidarios para con una generación que, además, vivió en un Chile mejor parece una desfachatez. Tal vez es tiempo de recordar que el sistema ya tiene solidaridad, y en mucho más que “una dosis”, a través de la PGU financiada con impuestos generales.
Por mi parte, cierro este debate con el alcalde señalando que mientras la política siga creyendo que puede fiarse solo de su supuesta astucia, despreciando la teoría, será poco lo que podrá alcanzar la derecha en la discusión pública. (El Mercurio Cartas)
Natalia González
Faro UDD



