El pasado lunes 21 de abril, tras la misa que encabezó en la Catedral de Santiago, el cardenal Fernando Chomali comentó que «no basta con rendirle un tributo al papa, sino que también hay que imitarlo. No sacamos nada con estar conmovidos con su vida, con todo lo que hizo por los más necesitados».
La frase podría ser interpretada como una especie de «declaración de principios» en torno al legado de Francisco, y cómo la Iglesia en Chile enfrenta los desafíos de una gestión papal que resultó ser, a todas luces, reformista, que enfrentó resistencias ante los defensores del statu quo o la «tradición» de la Iglesia Católica, y que hoy es reconocida de manera transversal.
El listado de temas en los que incursionó Francisco es largo. El propio cardenal Chomali enumeró algunos como incluir a las mujeres en la Iglesia, la cultura, el rol de los medios en la tarea evangelizadora, la Inteligencia Artificial, los ‘descartados’ -como él le llamaba-, los ancianos, los migrantes, «y eso nos pone en un proyecto de país, que es construir una sociedad donde nadie sobra, poner al centro la dignidad de la persona humana, algo que tanto necesitamos, y tratarnos mejor», subrayó.
Consultado por la visita del Papa a Chile -la que ocurrió en medio de las denuncias de abusos sexuales por parte de sacerdotes-, Chomali destacó que «fue muy sensato lo que el Papa nos dijo, evidentemente teníamos que enmendar rumbo, evidentemente los enmendamos. Estamos trabajando mucho para colaborar para que haya una iglesia más transparente, participativa, un no rotundo y absoluto al abuso. Eso lo entendimos».
¿Qué otros desafíos se abren para la Iglesia Católica chilena tras la muerte de Francisco? En conversación con Emol, expertos lo desglosan. La Iglesia como «comunidad de comunidades» Anastasia Assimakópulus, experta en Derecho Canónico y académica de la Facultad de Derecho de la U. Andes, destaca que «es importante llegar a los jóvenes y a quienes, por diversos motivos, se han alejado de ella. La Iglesia es una institución que promueve la dignidad de las personas y ahí está el cuidado de los más pobres. Además debe construir puentes, lo que significa abrir espacios de diálogo respecto de los grandes temas y problemas del país en las que se pueden tener opiniones distintas y llegar a acuerdos».
Por su parte, Joaquín Silva, académico de teología de la UC, añade que «la iglesia en Chile ha vivido una crisis de credibilidad muy profunda. Nuestro principal desafío es hacernos creíbles; es hacernos solidarios con una humanidad sufriente; es mostrar con hechos y palabras aquello que creemos y esperamos».
«El papa Francisco nos invitó a ser ‘Iglesia en salida’, a vivir en los ‘márgenes existenciales’. Esto implica abandonar situaciones de comodidad y privilegio, salir de nuestros egoísmos personales y sociales, para ir al encuentro de los que más sufren y compartir los dolores y angustias de este tiempo, pero también sus logros y esperanzas», cerró.
Para Juan Pablo Faúndez, académico de Teología de la PUCV, y tomando en cuenta los planteamientos de Francisco, son cuatro los principales desafíos de la Iglesia chilena. «Primero, no perder de vista que el fundamento de toda actividad pastoral está en el anuncio de la buena noticia, en ‘primerear’ el kerigma, como habría dicho él, y no transformar la Iglesia en un lugar donde solo nos preocupemos de ordenar prácticas y ritos».
En segundo lugar, destaca la importancia de «llevar adelante el espíritu de sinodalidad en las relaciones intraeclesiales, que es lo que proyectó el reciente Sínodo convocado por él, superando una errónea interpretación del ejercicio de la autoridad que no se abre a un discernimiento comunitario de la realidad».
Como tercer punto, el académico sostiene que es clave «no dejar de mantener una cultura preventiva respecto al tema de los abusos al interior de la Iglesia, que pueden ser no sólo sexuales, sino también de conciencia o de poder», y en cuarto lugar, «desarrollar una especial sensibilidad por los inmigrantes y por el cuidado de la casa común, resguardando el medioambiente».
«En cada uno de ellos Francisco ya nos introdujo con su predicación y su legado, pero aún falta que los miembros de la Iglesia los transformemos en una auténtica cultura que oriente nuestras relaciones, especialmente institucionales. El gran desafío, aunque suene paradojal, creo que está en un cambio de mentalidad de cierta parte del clero, que debe convencerse de la necesidad, en este siglo XXI, de vivir una Iglesia que se auto perciba como comunidad de comunidades», subrayó.
«ESTAMOS MUY LEJOS DE LA CULTURA»
Quien también abordó los desafíos de la iglesia es el párroco de la Iglesia San Francisco de Borja, Jaime Tocornal, quien comenta a este medio que, hay dos desafíos relevantes: acercarse a la cultura -y sus acelerados cambios-, y avanzar en gestos de «solidaridad».
«Hay un desafío que ha sido el de siempre, que tiene que ver con la tarea de evangelizar. Y eso en gran parte lo desarrollamos enseñando en la catequesis. Pero lo que ha ocurrido en el último tiempo es que estamos muy lejos de la cultura. Estamos en un momento muy desafiante, ni siquiera hay un acuerdo de si estamos en un momento de la segunda modernidad, segunda posmodernidad, y tenemos que comprenderlo bien, porque de lo contrario, nosotros predicamos en términos que no entran en la cultura«, señala.
El párroco señala que, por ejemplo, hoy las personas no se casan por la iglesia «porque la gente no comprende para qué sirve el sacramento del matrimonio».
Respecto a la solidaridad, Tocornal subraya que es importante «apoyar la misericordia. Hay mucha gente rota, destruida, que muchas veces no conocen su identidad. Y la forma en que Dios quiere evangelizar, es justamente rescatar a los caídos, y en eso, el Papa fue un maestro, en mostrarnos a los ‘descartados’. ¿Cómo puede ser que no podemos gestar algo más de solidaridad? En eso nos falta muchísimo todavía», subrayó.(Emol)



