La Sala del Senado ha aplazado la discusión relativa a introducir un límite a la reelección de senadores a solo una vez y a diputados por dos veces, iniciativa impulsada en el contexto de escándalos relativos a financiamiento de la política y bajo el aparente supuesto de que esta iniciativa permitiría renovar las élites políticas y evitar su eternización.
Al parecer, la no reelección tiene un alto grado de sintonía con la opinión pública, pero un análisis concienzudo sobre las implicancias de esta norma nos indicaría una serie de contradicciones y consecuencias no deseadas para el sistema político.
En efecto, el principio de no reelección inmediata en las democracias contemporáneas se encuentra casi unánimemente referido a las elecciones del Poder Ejecutivo, y sus derivaciones en el ámbito legislativo presentan varias inconsecuencias.
En este sentido, la no reelección priva al elector de votar o de ser elegido libremente, sin que haya razones democráticas que puedan legitimarlo. Ello naturalmente restringe la capacidad del ciudadano de enjuiciar -positivamente o negativamente- a los representantes.
En otros términos, la no reelección podría garantizar la alternancia en el mandato sin que ésta tenga algún efecto de control sobre su ejercicio. Desde esta perspectiva, tampoco pareciere adecuado que a un ciudadano que ha encontrado una persona en quien confiar, se le prive de la posibilidad de reelegirlo.
Por otra parte, en la literatura política, caso legislaturas estatales en Estados Unidos, que ha estudiado el fenómeno de la no reelección relacionado con el último período de ejercicio, un legislador muestra que en esta etapa se produce un fenómeno de desvinculación con sus representados dado que lo más probable es que el parlamentario comenzara a buscar alternativas laborales o de carrera política en otro lugar. En este escenario, la credibilidad de la política podría afectarse y, al mismo tiempo, dañar las escasas funciones del poder Legislativo. En este sentido, la bibliografía asociada al tema ha estudiado también el debilitamiento de las capacidades técnicas de las legislaturas al aplicar la no reelección.
Con todo, los efectos probables de la inserción de dicha norma a nuestro sistema político podrían resultar contradictorios con las supuestas consecuencias buscadas, tanto que se puede agravar todavía más la debida adecuación de los legisladores a las necesidades de un sistema presidencial.
