«Oiga, senador, usted hace cada declaración, que hace temblar a todo el mundo… con sus declaraciones en la semana», le comentó ayer el ex Presidente Ricardo Lagos a Guido Girardi, cuando ambos se encontraron en la sala de sesiones de la Cámara Alta en el ex Congreso. El senador PPD acababa de entrar sorpresivamente al lugar para saludar brevemente al ex Mandatario, luego del lanzamiento del libro «El derecho a vivir seguro», de Felipe Harboe.
«¡Menos a usted, pues! No lo hicimos temblar oportunamente», respondió Girardi, en un diálogo captado por TVN, y antes que el senador PPD abandonara nuevamente la sala.
Los testigos entendieron el mensaje del senador como una alusión a que el PPD no había logrado potenciar la postulación del ex Mandatario antes de que este bajara su candidatura en abril, pero a la vez, como una señal de que se buscó «remecer» la candidatura de su actual abanderado, Alejandro Guillier, con las críticas al comando durante los últimos días.
La tensión entre los equipos del senador y los partidos tuvo como punto culminante una serie de declaraciones de Girardi la semana pasada. «Las campañas presidenciales requieren de profesionalismo», dijo el jueves. Luego añadió que el comando debe dejar la «etapa amateur «, y remató: «Fue un error que Lagos se bajara. En el actual contexto, Lagos sería más hoy que ayer», añadiendo que la candidatura de Guillier era «un castigo» a los partidos por no poder levantar un abanderado de sus filas.
Ayer, a la salida del acto, Lagos fue consultado por la conversación. «Cada uno es dueño de hacer sus cosas. Lo que le dije fue que hace declaraciones y produce inmediatamente algunos temblores… pero me parece muy bien, es parte de la actividad», reveló.
QUEJAS PARTIDARIAS
Las colectividades han reclamado al comando una mayor coordinación e inclusión en las decisiones de campaña, petición que, dicen en el oficialismo, «adquirió piso» luego que los partidos se sumaran a la recolección de firmas para inscribir al candidato y reunieran 14 mil rúbricas.
En el oficialismo agregan que el candidato no se ha reunido con la totalidad de su equipo estratégico hace cerca de un mes.
Insulza, quien presentó el texto de Harboe, profundizó en la queja de las colectividades. «El problema es que no ha habido campaña aún», dijo, relevando el rol de la vocera de la candidatura, Karol Cariola, y del jefe programático, Osvaldo Rosales.
«Pero una campaña organizada -continuó- que tenga equipos territoriales, que funcione en todas partes, no. Debe haber eso. La decisión fue juntar las firmas primero y luego hacer campaña. Eso debiera haberse examinado de manera distinta».
Insulza añadió que para que una campaña sea exitosa, «necesitamos un comando fuerte, con nombres sólidos».
Con todo, el ex ministro indicó que todos los dirigentes de los partidos que respaldan a Guillier deben «estar disponibles».
FALTA DE CONTENIDOS
En una entrevista radial, Guillier respondió ayer nuevamente a las colectividades. «Cuando eres independiente, respondes a criterios diferentes que los de un partido. No es que uno haga poses, pero tienes una forma distinta de razonar», dijo, afirmando que «por algo no pudieron encontrar un candidato de partido, y levantaron un independiente. La gente busca liderazgos diferentes».
Sin embargo, en los partidos hay un crítico balance del rumbo de campaña. La petición de un rediseño se basaría en la inquietud por una supuesta indefinición en el equipo del candidato. Los más críticos apuntan que los dos principales asesores de Guillier, su jefe de gabinete Enrique Soler y el publicista Juan Enrique Forch, no tienen mayor experiencia en la línea operativa de una campaña presidencial. La principal muestra de la incertidumbre -comentan en los partidos- es que Guillier no ha generado contenido en el debate público.
En este contexto, en el equipo del precandidato se ha instalado el debate respecto a si el candidato es una construcción individual a la que los partidos deben sumarse desde fuera, postura que sería defendida por Forch y Soler, o si esta es una opción colectiva que es parte también de la construcción partidaria y sus militantes.(El Mercurio)
