La jugada de China en América Latina

La jugada de China en América Latina

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El encuentro internacional más significativo en Chile durante este gobierno será la Cumbre de APEC en noviembre de 2019. El primer jefe de Estado en confirmar su asistencia ha sido Xi Jinping, Presidente de China, considerado por muchos como el líder más poderoso en el mundo hoy. Esto no es casualidad. Desde que Chile estableció relaciones diplomáticas con la República Popular China en diciembre de 1970, el primer país sudamericano en hacerlo, Chile ha tenido un vínculo privilegiado con el que alguna vez fuese el Imperio del Centro.

Desde entonces Chile ha acumulado una serie de “primeros lugares” en su relación con Beijing, incluyendo el TLC con China de 2005, y su elevación a un TLC 2.0 en 2017. Hace unas semanas, la Direcon anunció que abrirá una oficina comercial en Chengdú, en la provincia de Sichuan, una muy buena iniciativa, que debería ir de la mano de la apertura de un Consulado en esa histórica ciudad, de 10 millones de habitantes, y puerta de China hacia Asia Central para la Nueva Ruta de la Seda.
El 1 de mayo se anunció el establecimiento de relaciones diplomáticas entre la República Dominicana y China, y su rompimiento con Taiwán. Panamá lo hizo en junio de 2017. Hoy Taiwán tiene relaciones diplomáticas con solo 18 países, de los cuales diez están en América Latina y el Caribe (Belice, El Salvador, Guatemala, Haití, Honduras, Nicaragua, Paraguay, San Cristóbal&Nevis , San Vicente y las Granadinas y Santa Lucía). Hace unos días, el país africano Burkina Faso también rompió relaciones con Taiwán para establecerlas con la República Popular China.

¿Cómo se va a seguir “desgranando el choclo”? ¿Cuál será el próximo de estos países en romper con Taiwán y reconocer a China?

Durante varios años, Beijing, que tenía una fluida relación con el gobierno del Kuomintang, liderado por el Presidente Ma Ying Jeou, no estuvo dispuesto a debilitar el estatus internacional de Taiwán. Sin embargo, con la elección en la isla de la Presidenta Tsai ing-Wen y su partido, el independentista Partido Democrático Progresista en enero de 2016, ello llegó a su fin.

En momentos en que los propios Estados Unidos buscan fortalecer sus lazos con Taiwán y el diferendo comercial chino-estadounidense no aminora, no hay razón alguna para que China siga por este camino.

El comercio entre China y América Latina y el Caribe en 2017 llegó a los US$ 266 mil millones, cifra cercana al récord histórico. Para varias de las mayores economías de la región, como Brasil, Chile y Perú, así como para países como Uruguay, China es hoy su primer socio comercial. El comercio de la región con Taiwán, aunque no insignificante (unos US$ 12 mil millones), es solo una fracción mínima del comercio con China, y todo indica que seguirá creciendo a pasos agigantados.

China, un estado-civilización con5 mil años de existencia, tiene un gran sentido de la historia. En ese marco, cabría preguntarse: ¿Hay algún país en la lista señalada más arriba que querría quedarse con la dudosa distinción de haber sido el último país en las Américas en haber reconocido a la República Popular China como legítima representante del estado chino?

La cuenta regresiva ha comenzado. (La Tercera)

Jorge Heine

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