“Los autonomistas tenemos hambre de intervenir en todos los niveles de la política”, plantea de entrada el ex vicepresidente de la FECh, ex candidato a diputado por Ñuñoa y Providencia y actual director de Nodo XXI, Francisco Figueroa, quien es uno de los dirigentes más referenciados públicamente de la Izquierda Autónoma (IA), colectivo que logró romper el binominal e instalar a Gabriel Boric en la Cámara de Diputados en las elecciones de 2013.
La IA logró notoriedad con el ascenso del movimiento estudiantil a partir del 2011, ya que es una de las fuerzas relevantes al interior de la Confech y que ha hecho de la crítica a la actual clase política una de sus banderas. A diferencia de otros movimientos surgidos al calor de las movilizaciones sociales –como Revolución Democrática, de Giorgio Jackson–, se han negado a llegar a cualquier tipo de pacto con la Nueva Mayoría, lo que se ha reflejado en las intervenciones de Boric en el Congreso, quien se ha enfrentado en duros términos con algunos dirigentes oficialistas, como el presidente del PS, Osvaldo Andrade.
Pero su ubicación a la izquierda del tablero político no implica que no busquen converger con otras fuerzas. A pesar de lo que piensan, por ejemplo, en el Partido Progresista –donde los llaman “la izquierda autista”–, en sus últimos encuentros nacionales definieron conformarse en partido político y, además, construir una política de alianzas amplia.
En ese intento, miran con especial atención lo que sucede en España con Podemos, el partido liderado por Pablo Iglesias, surgido a la izquierda del PSOE, y que en las próximas elecciones disputará con altas posibilidades de triunfo el Gobierno.
En palabras de Figueroa: “Para nosotros el Podemos es un estímulo para imaginar formas de hacer política distintas y efectivas, capaces de involucrar a mucha gente, de volver a hacer que sujetos colectivos ocupen la calle, les planten cara a los poderes económicos… entonces lo vemos como un estímulo a eso”.
Aunque el ex dirigente estudiantil agrega que la crisis política de España “es mucho más profunda que en Chile, por lo que tampoco le prendemos velitas. Ni a Podemos ni a nadie. Pero estamos muy atentos a los aciertos y errores”.
HACERSE PARTIDO
“Tenemos en muy alta estima la idea de la organización política. La idea de que la ciudadanía se organice en función de las necesidades colectivas y no solo de las necesidades individuales. Por eso nos sentimos muy alejados de los partidos actuales, que son clubes de funcionarios públicos. Y por la alta consideración que tenemos de la política creemos que se requieren partidos nuevos”, señala Figueroa, mientras argumenta por qué definieron constituirse como un partido.
Según se lee en un documento que emanó del encuentro nacional de la Izquierda Autónoma realizado entre el 22 y el 24 de enero en Santiago, las distintas corrientes del autonomismo –la IA, que es un colectivo estudiantil, y fundaciones como Crisol, Creando Salud, Decide y Nodo XXI–, definieron constituir una mesa de convergencia para avanzar a la constitución de un partido.
“Como se aprobó en nuestro encuentro nacional de invierno 2014, varios miembros de Izquierda Autónoma participaron en la convocatoria realizada por Nodo XXI para ir constituyendo un núcleo a partir del cual se vaya construyendo un futuro movimiento político en el que participásemos como autónomos, en miras de ir construyendo también alianzas para un frente político más amplio”, plantea el texto.
El mismo documento señala que, en un plazo aproximado de ocho meses, esta mesa de convergencia deberá llegar a ciertas definiciones para comenzar a constituir esta nueva fuerza política.
Respecto a su futura política de alianza, Francisco Figueroa comenta que “con Revolución Democrática y el Partido Comunista nos encontramos en la vereda estudiantil y el Parlamento, y creemos que son elementos importantes de una nueva política. Nuestra idea de amplitud los incluye”.
En el ámbito estudiantil, la IA está embarcada en una alianza con otros colectivos nacionales de izquierda, como el Frente de Estudiantes Libertarios (FEL) y la Unión Nacional Estudiantil (UNE), con los que a fines del año pasado lograron hacerse de varias federaciones estudiantiles, lo que les permitirá mantener su conducción en la Confech. (El Mostrador)


