La CAM y el infantilismo revolucionario-Venancio Coñuepan

La CAM y el infantilismo revolucionario-Venancio Coñuepan

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Hace unos días el grupo en resistencia Weichan Auka Mapu  se adjudicó más de 30 acciones de sabotaje en los territorios Williche, Wenteche y Lafkenche, además, la Coordinadora Arauco Malleco (CAM) se había adjudicado previamente los ataques incendiarios en Alto Bio Bio, Lumaco  y en Lanco .

La CAM justifica sus actos por la situación colonial que nos afecta, esto conllevaría según su opinión una desobediencia hacia el Estado, al cual consideran ilegitimo, opresor, ajeno e impuesto en un territorio y espacio ancestral. Razón por lo que consideran necesario sobrepasar y desbordar los marcos de dominación, insubordinarse frente al sistema: esto a través de una lucha frontal contra las expresiones del capitalismo, y además no participan de partidos políticos ni elecciones.

Además, acusan que algunos intelectuales mapuche funcionales al sistema, otros intelectuales de izquierda y algunas ONG intentan suplantar las voces de las autoridades ancestrales, comunidades en resistencia, militares y orgánicas que aún resisten desde territorio mapuche.

¿Pero como llegamos a esto?

El brote de la CAM y sus vertientes que utilizan la violencia como estrategia de acción, se puede explicar por dos cuestiones: primero, la inexistencia de una política indígena de los distintos gobiernos para responder de manera íntegra las demandas indígenas, muy por el contrario, estas políticas son tomadas como cuestiones sin importancia, subsumidas en los programas de gobierno dentro de otras categorías –principalmente, como cuestiones de marginalidad-, con propuestas precarias que muy pocas veces se cumplen –la Presidenta Michelle Bachelet no  ha cumplido ninguna de sus propuestas indígenas para los primeros 100 días de Gobierno-, cosa que a la larga gatilla una desconfianza en la capacidad e interés de las autoridades para resolver los problemas del pueblo mapuche. Imagínense que desde 1989, con el Acuerdo de Nueva Imperial que firmo el recién fallecido Patricio Aylwin se viene prometiendo reconocimiento constitucional de los pueblos indígenas y aun no ocurre nada.

Otro factor que explica su auge, es la inexistencia de líderes, organizaciones o un proyecto mapuche distinto, que permita generar los consensos necesarios para convivir con los demás, dirigir nuestro desarrollo y tomar nuestras propias decisiones de manera autónoma. Ya no existe la rica sociedad civil mapuche del siglo XX, ni tenemos grandes empresarios o parlamentarios mapuche, muy por el contrario la influencia pública del pueblo mapuche es casi nula. Ejemplo de esto es que cuando los camioneros y mapuche solicitaron una reunión en elMinisterio de Interior en el contexto de la marcha de los camioneros, a los primeros los recibió el Ministro Jorge Burgos y a los segundos un asesor.

Según una encuesta de la Universidad Diego Portales el 71% de los encuestados mapuche no apoya el uso de la violencia . Y es que para la para la mayoría de los mapuche, aunque les duela a muchos infantiles revolucionarios, la acción de la CAM no es más que un arrebato testimonial de un grupo que se representa a sí mismos y a nadie más.

El pueblo mapuche ha sido a lo largo de toda su historia esencialmente dialogante, como ha quedado demostrado con las decenas de tratados firmados tanto con la Corona Española como con Chile en los inicios de la República. Hoy a pesar de todas las irregularidades unos pocos valientes siguen presentándose como Consejeros de CONADI, sabiendo que su influencia será casi nula. Y nunca faltan dirigentes dispuestos a participar de una nueva mesa de diálogo promovida por el Gobierno que este de turno.

Y es que somos conscientes de que el uso de la violencia, nunca a traído algo más que violencia como respuesta. La CAM actúa sin mandato para actuar en representación del pueblo mapuche, su apoyo es una mera ilusión. De ahí que prefieran no participar de partidos políticos ni de elecciones, saben que no cuentan con el apoyo del pueblo mapuche. Desde antes que existiera Chile, cada Lof definía sus propias políticas de relaciones tanto con los demás Lof como con los españoles o chilenos. Hoy la CAM quiere suplantar la tradición de autonomía de cada Lof, por una en donde ellos monopolicen la dirección y acción del pueblo mapuche, acusando a los que están en contra de ellos de funcionales al sistema o en el peor de los casos peor de los casos amenazados directamente.

En esto la CAM y el Estado no difieren mucho, ambos a su manera buscan someter al mapuche. Cuando un grupo es minoría debe convencer a los demás de sus posturas, no envalentonar a su propia gente con una retórica infantil y violenta para imponer sus términos.

La lucha frontal de la CAM contra el capitalismo es una muestra de su infantilismo revolucionario, ya que si bien las forestales en gran parte de los círculos indígenas son criticadas por provocar un déficit hídrico, destruir caminos,  no generar empleos ni riquezas en la región, inclusive no pagar impuestos en la región, poco tienen que ver con el problema de fondo si las empresas son capitalistas, progresistas o estatales. El problema de fondo es la restitución de territorios que el Estado expropio después de 1866 y que actualmente están en mayoritariamente en manos de empresas forestales y no de agricultores.

Su postura de por las buenas o por las malas, es la aceptación de su incapacidad política, es la muestra que sus acciones son testimoniales, saben que no pueden cambiar la relación de dominación, pero prefieren envalentonarse con gritos de guerra.

¿Significa esto que estamos sumidos en el terrorismo?

Por supuesto que no, las condiciones objetivas de la conflictividad están a años luz de algo como eso. Según el informe de Conflictividad de la Fundación Chile Intercultural durante el primer trimestre del 2016 se registraron 442 focos de conflicto en las regiones del sur (Bio Bio, Araucanía, Los Ríos y Los Lagos), siendo el 54% de estos no violentos (acciones político / pública) y sólo el 16% se refirieron a focos violentos propiamente tal (incendios, bloqueos carreteras, enfrentamientos, tomas de predios, entre otros). Incluso el Fiscal Regional de la Araucanía señalo en su Cuenta Pública del 2015 que del total de causas sólo el 0,4% tiene relación con hechos de violencia rural, y del total de imputados sólo el 20% eran mapuche y de estos sólo el 3% estaba vinculados a hechos de violencia rural. Agregando Carabineros que de 1.948 comunidades en la región de la Araucanía, solo el 1,4% (28 comunidades) mantienen una postura radical. Si bien existe una cantidad considerable de focos de conflictos violentos propiamente tal, estos todavía son una minoría dentro de la totalidad de focos de conflictos que ocurren en las regiones del sur, la violencia es marginal, acotada a sectores, actores y comunas en específico, es decir, aún estamos a tiempo superarla.

¿Qué hacemos entonces?

El colonialismo interno no terminara por la vía de la lucha frontal de la CAM –esa vía incluso la acrecienta, terminará cuando ejerzamos otra vez la política mapuche. Una política ejercida por hombres y mujeres con la frente en alto y descubierta, que nos permita recuperar nuestro orgullo y defender nuestros intereses.

Pero para eso el Estado también debe salir de la política de invisibilización y militarización, debiendo reconocerse efectivamente la pluriculturalidad y propiciar la participación efectiva de los pueblos indígenas en la toma de decisiones de los asuntos que les afecten, promoviendo un dialogo horizontal y renegociar de buena fe nuestro pacto social. No será un proceso fácil ni popular, implicará reconocer atrocidades y condenar con fuerza la violencia venga de donde venga, de esta forma podremos encontrar un camino que nos lleve a la paz. (La Tercera)

Venancio Coñuepan, Fundador y Director Ejecutivo de la Fundación Chile Intercultural

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