La batalla de Atenas- Miguel Vargas

La batalla de Atenas- Miguel Vargas

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En Chile, la única forma efectiva de disminuir la segregación es a través de políticas como la que impulsa el alcalde Lavín, respecto de la construcción de viviendas sociales en el sector de Rotonda Atenas. Medidas como un metro a la Pintana no es una solución, puesto que, a pesar de que puede mejorar la calidad de vida de quienes viven segregados, no resuelve el problema de fondo que es el efecto de vecindario. Asimismo, tampoco lo hace poner límites a la densidad, sino que más bien agudiza la exclusión.

Un ejemplo de una política que ha sido exitosa es el Moving to Oportunity Program de Estados Unidos, el cual entrega vouchers a familias de barrios vulnerables para que se muden a barrios que no lo son. Las primeras evaluaciones arrojaron como resultado que la segregación no tenía efecto pues no se modificaba el comportamiento de las familias beneficiarias. No obstante, estudios posteriores, focalizados en los niños de estas familias, concluyeron que la segregación tiene efectos irreversibles y, traspasado el umbral de los 13 años, se hace prácticamente imposible mejorar las trayectorias de vida de quienes sufren la segregación.

A pesar de estos dramáticos hallazgos, aún existen detractores de la integración espacial, particularmente aquellos que deben acoger a las familias en sus vecindarios, y la verdad resulta comprensible. La razón es que, más allá de un supuesto clasismo, la segregación surge porque tiene efectos positivos, y quienes se segregan buscan beneficiarse de ellos.

Las interacciones sociales a nivel de vecindario son la principal fuente de estos beneficios, que generan externalidades positivas, economía de aglomeración, facilitan la acción colectiva (como los vecinos de la rotonda Atenas que se reúnen a protestar) y el acceso a más y mejores bienes públicos locales, como la educación, además de ayudar a formar redes sociales. Asimismo, existe evidencia que señala que la segregación de familias con alto capital humano genera aumentos de productividad agregada.

Cuando estas familias ven amenazados los beneficios de su auto segregación, uno de los argumentos que usualmente esgrimen para justificar su defensa territorial es que la construcción de vivienda social afectará negativamente el valor de sus casas. Pues bien, eso no es necesariamente cierto. El impacto de la vivienda social en el precio de las casas vecinas dependerá de varios factores y no sólo de la mera presencia de estas construcciones, y las familias que las habitan, en el barrio.

Lo que la literatura indica es, primero, en los casos que la vivienda social tiene efecto negativo, éste es pequeño comparado con otros elementos que explican el valor de las propiedades. Segundo, la principal razón por la cual la vivienda social puede tener un efecto negativo es cuando su diseño y construcción es de mala calidad, en términos relativos al barrio que las recibe (Alejandro Aravena nos ha mostrado que vivienda social y mala arquitectura no son sinónimos). Por último, la composición del vecindario es importante, será más probable que la vivienda social tenga un impacto negativo en el precio de las casas vecinas cuando son muchas en un mismo sector y se construyen en vecindarios que ya son vulnerables. Por lo tanto, si los proyectos de vivienda social toman en cuenta estos elementos, no deberían tener un impacto negativo en la plusvalía de las propiedades de los barrios que las acogen.

Así como la segregación tiene beneficios, sus costos son evidentes y en consecuencia las soluciones privadas no son eficientes en términos sociales, pues su reducción genera beneficios que no son apropiables por las familias que buscan segregarse y, por lo tanto, es menester el pago de subsidios o la intervención directa como la que se hará en Las Condes.

En estos casos es importante tener presente el posible ajuste estratégico que lleva a las familias beneficiadas a vender las casas a precio de mercado y regresar a sus barrios de origen, razón por la cual muchas políticas de esta índole han fracasado en su esfuerzo por contener la exclusión urbana.

Si se toman estos elementos en consideración, Lavín está en la senda correcta y el proyecto de construcción de vivienda social propuesto tendrá como consecuencia que, en la batalla de Atenas, todos resulten vencedores. (La Tercera)

Miguel Vargas

 

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