La administración Kast y la política exterior

La administración Kast y la política exterior

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El gobierno del Presidente electo ya comenzó en la práctica. Es lo que hemos visto en los últimos días, a raíz de sus reuniones y viajes al exterior. Aún quedan las formalidades republicanas, muy importantes, pero el período presidencial se inauguró antes de tiempo.

Hace meses que el país se preparaba para un periodo auspicioso en lo económico, independientemente de quien ganara las elecciones. Miles de millones de dólares se anuncian en inversión en minería y energía, principalmente. El precio mundial del cobre y el litio no puede ser más favorable por la transformación energética. Se proyectan ingresos adicionales que equivalen, según algunos, a un tercio de lo que el futuro Presidente quiere ahorrar mediante recortes. La demanda esperada de cobre podría alcanzar los 40,4 millones de toneladas el 2030. Los hidrocarburos que importamos han bajado de precio. La construcción se activaría a fines del 2026.

A lo anterior se agrega una institucionalidad republicana sólida; un nuevo gobierno que quiere ser integrador, austero y enfocado en temas como seguridad, orden en el caos migratorio, crecimiento fuerte y sostenido, temas que no tienen apellidos ideológicos; una oposición desarticulada en el momento actual, pero con muchas personalidades razonables en el Congreso que no se prestarían, creo, para una política irracional de bloqueo; un Estado con innumerables falencias, pero que en general ofrece muchas políticas virtuosas de largo aliento.

Este ciclo optimista puede verse ensombrecido por varios temas, pero mencionaría como los principales, la agitación para paralizar la acción del gobierno y “generar todas las condiciones políticas, sociales y culturales para articular un pueblo organizado, movilizado y consciente de sus intereses”, como dice un documento reciente del PC; que la mayor flexibilidad esperada en las finanzas estatales pueda desincentivar las reformas que necesita el Estado; y que un espíritu ideológico prevalezca en política exterior contrariando los intereses de Chile. La tendencia al alineamiento doctrinario se aplicó desde La Moneda en estos últimos años con funestos resultados.

Es absolutamente necesaria una complementación con Argentina, realista e imaginativa, más allá de quien gobierne y de la simbólica motosierra. Era imprescindible restaurar la conexión directa con la Casa Rosada y fundamental tejer vínculos de confianza al máximo nivel que sepan limar a tiempo las asperezas que pueden surgir. Importantísimo es seguir de cerca la transformación de su economía, sus cuellos de botella, sus alcances legislativos, sus éxitos y desafíos, aunque los niveles de partida sean totalmente distintos entre ellos y nosotros. Era fundamental darle un mensaje de aliento a los empresarios de ambas partes, para que su iniciativa respalde la necesaria complementación que debe existir entre ambos países. Más allá de la tradicional competitividad, hay entre nosotros una profunda admiración.

Me parece oportuno el viaje del Presidente electo a Ecuador, país que durante la administración Boric fue postergado. Necesitamos hablar con ellos sobre temas del Pacífico; seguridad y combate al crimen organizado (lo que debe adaptarse, corregirse y evitarse); viabilidad de un corredor humanitario para quienes regresen a sus países; conocer mejor los acuerdos de ese país con EE.UU. (Estatuto de las Fuerzas, Acuerdo de Cooperación Marítima, Operación Conjunta en Manta y otras); el desarrollo de la integración económica en torno al ACE 75 del 2022, y varios otros.

Es notable que en menos de dos semanas desde su elección, Kast haya acordado una visita al Perú en enero, otro país que por motivos ideológicos quedó “para después” en el orden de nuestras prioridades. La última vez que nuestros mandatarios se encontraron fue en el marco de la Cumbre de APEC el 2024, que se desarrolló en Lima, pero el diálogo en profundidad está en el aire desde el 2022, hace más de tres años, cuando el entonces Presidente Pedro Castillo (hoy condenado por intentar un golpe de Estado) vino a Chile para participar en la IV Reunión del Gabinete Binacional, que adoptó un Plan de Acción sobre cinco ejes temáticos. En la misma ocasión, se llevó a cabo la última Reunión de Cancilleres y Ministros de Defensa (2+2) que debería realizarse anualmente. Al fin, la V Reunión del Gabinete Binacional tendrá lugar bajo la administración Kast el próximo año.

Previo a la toma de posesión, se espera también que se produzca un encuentro suyo con autoridades relevantes de EE.UU., lo que implicaría un giro significativo a las relaciones de Chile con la principal potencia mundial y contribuiría a agilizar las negociaciones sobre asuntos arancelarios y de inversiones, así como concordar temas de defensa y seguridad regional, principalmente.

Lo que hemos visto hasta ahora es extraordinario y esperanzador, pero para que esta tendencia se convierta en el reposicionamiento de la política exterior de Estado que enorgullece a Chile, y no sea leída en clave partidaria como la aplicada desde La Moneda durante esta administración, pienso que un gesto importante hacia Brasil resulta clave.

La agenda bilateral con Brasil es enorme y variada, pero tomemos sólo aquellos temas que se han definido como urgentes. Por su territorio atraviesan hacia Bolivia, y de ahí al norte de Chile, parte de los migrantes que se desplazan hacia el sur, por lo que ese gobierno tiene un importante papel que desempeñar en su reconducción, así como en el manejo de temas humanitarios asociados.

Desde territorio brasileño se dirigen, por otro lado, dos de las mayores organizaciones criminales con presencia en Chile, por lo que el fortalecimiento de lazos policiales resulta primordial. Al Brasil “progresista” de hoy no le tiembla la mano cuando se trata de intervenir militarmente, con mano firme, favelas infiltradas por bandas criminales, recibiendo por ello el aplauso de la población. No estaría de más conocer de cerca cómo lo han logrado.

Agreguemos que en junio del próximo año se inaugurarán importantes obras del corredor bi-oceánico que conectarán una parte de Brasil con Antofagasta e Iquique, como el puente colgante que cruza el río Paraguay entre Porto Murtinho y Carmelo Peralta, y la carretera pavimentada de 620 kilómetros que atraviesa todo el Chaco. Esta enlaza con Argentina por Salta. El Estado brasileño de Mato Grosso do Sul (MS), principal beneficiado por esta infraestructura, es el mismo donde Forestal Arauco invierte hoy US$ 4,6 mil millones en el proyecto Sucuriú. MS produce 5,7 millones de toneladas de soja, que se exportan a China en un 86%. El gobierno paraguayo pretende, igualmente, reorientar en un 60% la creciente producción agrícola del Chaco hacia el Pacífico.

Estos son algunos ejemplos que le dan sentido a iniciar con Brasil un diálogo temprano sobre temas vinculados a seguridad regional, crimen organizado, narcotráfico, reconducción y control de la población migrante, u oportunidades que a ambos países -y también a Paraguay y Argentina- nos ofrece el próximo corredor bi-oceánico. En paralelo, se emite una señal que re-posiciona la política exterior de Chile sin distingos ideológicos.

Una política así, con fuerte consenso interno, tendrá que abordar la nueva oportunidad histórica que nos presenta la Bolivia actual para reanudar relaciones diplomáticas, que deben estar asentadas en bases firmes y lejos de mayorías ocasionales. Igualmente, debemos aprovechar el momento para mejorar significativamente el sistema general de acceso a mercados regionales, más aún cuando, después de 26 años de negociación, se esfuma el anhelado Acuerdo entre el Mercosur y la UE. (El Líbero)

Fernando Schmidt