El balance de las catastróficas inundaciones que han azotado el sudeste asiático en los últimos días se agravó este domingo, con las autoridades confirmando más de 900 personas fallecidas y cientos de desaparecidos en Indonesia, Tailandia, Malasia y Sri Lanka. Los gobiernos de las naciones afectadas están intensificando los esfuerzos para despejar vías y remover escombros en la búsqueda de supervivientes, luego de una semana de lluvias torrenciales, crecidas y deslizamientos de tierra.
Indonesia es el país más golpeado, lamentando la muerte de al menos 442 personas, con otras 402 aún desaparecidas, según la agencia de gestión de catástrofes. Allí, las autoridades han desplegado dos buques de guerra cerca de Yakarta para llevar ayuda a ciudades aisladas de la isla de Sumatra, como Tapanuli Central y Sibolga. En localidades como Sungai Nyalo, la retirada del agua dejó casas y cultivos cubiertos de barro espeso.
Sri Lanka reportó al menos 334 fallecidos y 400 desaparecidos, producto de las fuertes lluvias del ciclón Ditwah. La nación declaró el estado de emergencia, desplegó al ejército en tareas de socorro y solicitó ayuda internacional para asistir a los cerca de 833.000 desplazados. Aproximadamente un tercio de la población sigue sin servicios básicos de electricidad y agua. Esta es la peor catástrofe natural del país desde 2017.
En Tailandia, donde al menos 162 personas murieron por una de las peores inundaciones de la década, las autoridades distribuyen ayuda a los damnificados y ofrecen compensaciones económicas significativas a las familias que perdieron miembros. Sin embargo, la respuesta del gobierno ha generado críticas, resultando en la suspensión de dos responsables locales.
Malasia también sufrió las consecuencias de las inundaciones en el estado de Perlis, con un saldo de dos muertos.
Expertos han vinculado la intensidad y duración de estas tormentas a los efectos del cambio climático, que está alterando los patrones de precipitación y resultando en fenómenos más violentos. (NP-Gemini-Emol AFP)



