Identidad perdida-Andrés Montero

    Identidad perdida-Andrés Montero

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    En nuestro querido Chile están sucediendo cosas que preocupan enormemente. Me refiero a la pérdida de identidad de la nación, situación que se está generalizando en una infinidad de ámbitos en la sociedad. La lista es larga, por lo que intentaré sin orden de importancia, referirme a aspectos que debemos observar.

    Chile y sus autoridades ya no asignan importancia debida a fechas históricas relevantes, como son los aniversarios de batallas militares trascendentes. Maipú, Chacabuco, Rancagua, Asalto y Toma del Morro, Ocupación de Lima, Batalla de Dolores, Batalla de la Concepción etc. La reposición del monumento al General Baquedano no debe seguir esperando. Es una herida abierta que debe cerrarse ahora.

    En lo referente a nuestra música folclórica, se ha ido perdiendo presencia en los medios, influenciado además por la inmigración ilegal masiva, que privilegia otro tipo de música.

    El lenguaje diario que leemos y observamos en los medios de comunicación, reflejan un nivel mediocre y “rasca”. Se han incorporado palabras ajenas y el lenguaje inclusivo atenta gravemente con nuestra identidad.

    El respeto a lo sagrado, a la religión, a los santos chilenos, al patrimonio religiosos, se pierde y da paso a memoriales ideologizados en que se destinan millonarios recursos de los contribuyentes a concientizar a los chilenos con una historia sesgada.

    La buena comida chilena da paso a chatarra vulgar. Se le llama leche a lo que no es leche y carne a lo que no es carne. Se celebra “Halloween”, evento ajeno a nuestra cultura e historia patria.

    Los hombres pueden ser mujeres y las mujeres hombres. Los matrimonios pasan a ser del mismo sexo y las mascotas son como un hijo más. Todo mal. Todo trastocado, todo deformado, todo cuestionado.

    Los alumnos no respetan al profesor, los profesores aterrados con los apoderados de que al niño no le vaya a parecer algo mal.

    Los policías no pueden defenderse, so pena de ser acusados de apremios ilegítimos. La ONU impone en Chile sus prácticas, lideradas por apátridas o ciudadanos del mundo.

    Las empresas no pueden progresar pues a la señora Maisa le parece mal tal o cual proyecto y la señora Jeannette pone la música laboral.

    Las muertes diarias crecen en número y en brutalidad. La inmigración ilegal hace de las suyas, pero se habla de extranjeros y no de una nacionalidad específica.

    Los cuerpos de las “autoridades” se llenan de tatuajes y de alambres colgantes en nariz y boca. La corbata la enterró Gabriel Boric y forzó a que sus súbditos no se la pusieran más.

    Las relaciones exteriores pasan a transformarse en “política exterior feminista” y el embajador en Estados Unidos se dedica a twittear y a promover a Bachelet para la ONU.

    El lenguaje decente se ha transformado en vulgar y grosero. El Presidente tutea a sus interlocutores, cual tirano cubano. Les da con inventar nombres raros: “hospital intercultural”. ¿Para qué? Alcaldes ignorantes izan banderas mapuches en comunas donde no hay mapuches.

    Chile pierde patrimonio arquitectónico en Chiloé y en muchos otros lugares. Las iglesias de Chiloé no se restauran, cuando son algo fabuloso.

    No se celebra como corresponde el descubrimiento de América. La hispanidad que dio origen a nuestra nación, que trajo el idioma, la religión, el caballo y la guitarra, es menospreciada por las autoridades.

    Nuestras FF.AA., orgullo de la patria, son acosadas y no reconocidas.

    La historia que se enseña en los colegios a nuestros niños es manipulada y tergiversada. La educación sexual que se transmite es inadecuada y ajena al sentido de familia.

    En resumen, la tendencia es decadente, a la par con la economía y la política. Lo más grave es la señal de las autoridades que apunta a trabajar menos y estudiar menos. La pérdida de identidad también ha llegado a menospreciar la nobleza del trabajo bien hecho y a la responsabilidad de cada uno en forjarse su propio destino. La nueva identidad es esperar todo de un Estado benevolente. Chile en la UCI ojalá que no llegue a la UTI. Ya llegó una vez a esa condición. (El Líbero)

    Andrés Montero