IA y Ética: un enfoque «tecnomoral»-Álvaro Pezoa

IA y Ética: un enfoque «tecnomoral»-Álvaro Pezoa

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En un tiempo en que las tecnologías “inteligentes” no sólo transforman la economía, la política o las relaciones sociales, sino que también reconfiguran las condiciones de la vida humana, la IA no es un fenómeno neutral: sus diseños, sus “decisiones”, y sus impactos plantean interrogantes éticas urgentes y difíciles.

Al respecto, Shannon Vallor (Technology and the virtues, 2016; The AI mirror, 2024) sostiene que se necesita cultivar nuevas formas de carácter moral, es decir, dotar a las personas de virtudes que les ayuden a vivir bien y adoptar decisiones rectas en contextos tecnológicos complejos.

Su propuesta no se basa en reglas fijas o en cálculos utilitaristas, sino en la tradición aristotélica de la ética de la virtud, actualizada para el mundo de hoy; a esto denomina ética de la virtud “tecnomoral». Elementos centrales de esta aproximación son: i. que la tecnología no sólo amplía las capacidades humanas, sino que modifica las prácticas éticas, la atención, las relaciones y las virtudes. Por eso, no basta con aplicar viejos valores a nuevas tecnologías; es necesario reconstruir y cultivar activamente virtudes para este entorno emergente; ii. crítica al enfoque de “principios” en la ética tecnológica. Demasiadas guías éticas sobre tecnología se limitan a repetir principios abstractos, sin abordar la formación del carácter moral o la dirección para la acción en contextos concretos; iii. las tecnologías exigen nuevas formas de juicio ético: frente a dilemas donde los efectos de las acciones son inciertos o arbitrados por sistemas automatizados, se requieren habilidades prácticas para deliberar, reflexionar y actuar éticamente.

La autora sugiere trece virtudes a ser cultivadas en la era tecnológica. Estos hábitos morales no se “programan” ni se imponen por ley: se desarrollan mediante la educación, la práctica y el ejemplo, y se expresan en la vida cotidiana, el trabajo, la política y el diseño tecnológico.

Este enfoque es especialmente relevante porque: i. recuerda que la ética no es sólo un conjunto de reglas, sino primeramente una forma de vivir bien con otros; ii. fomenta una formación ética integral que consiste no solo en saber lo que está bien, sino en desarrollar las disposiciones internas para actuar éticamente, incluso en situaciones nuevas o ambiguas. Hábitos morales -de siempre y nuevos- se vuelven esenciales para deliberar, resistir manipulaciones y actuar con responsabilidad; iii. reconecta la ética con la educación, la comunidad y la deliberación moral, en lugar de limitarla al diseño técnico o a la constitución de comités reguladores.

Detrás de sus inspiradoras ideas subyace una fuerte convicción: la ética de la IA no es algo accesorio, sino una condición para su legitimidad y sostenibilidad. La IA puede amplificar tanto el bien como el mal y, precisamente, por esa razón la humanidad no debe abdicar su responsabilidad moral ante ella. Ésta es su invitación: la IA no debe erosionar nuestra agencia moral, sino motivar su cultivo. Sólo así resultará posible configurar un futuro en que ella no sea una amenaza, sino aliada del florecimiento humano. (La Tercera)

Álvaro Pezoa Bissières

Director Centro Ética y Sostenibilidad Empresarial- ESE Business School