Los problemas que enfrenta la salud estatal no son nuevos. Cada cierto tiempo emerge la crisis de hospitales en construcción, abandonados, terminados, sin personal ni equipamiento o que funcionan a medias, con todo el impacto que ello tiene en las listas de espera.
Por tal razón, es imperioso avanzar en mecanismos que le permitan al Estado delegar la responsabilidad de la entrega de servicios médicos sin perder el control ni la propiedad de la infraestructura. Ello implica concesionar no solo la construcción de los hospitales, sino la operación de los servicios médicos.
Los hospitales concesionados con “bata blanca” e incluso concesiones de la atención integral de áreas poblacionales —lo que implica al concesionario en el desarrollo de la infraestructura necesaria— son frecuentes en Europa y otros países desarrollados que han buscado para la entrega de servicios médicos, una mayor profundidad en la colaboración público-privada.
Seguir insistiendo en el modelo actual, politizado y burocrático, al cual se le ha aumentado casi cinco veces su presupuesto real en los últimos 20 años, y que aún muestra la dramática situación del reportaje de ayer en “El Mercurio”, parece, por decir lo menos, inconducente. (El Mercurio)
Rafael Caviedes Duprà
