El general (r) del Ejército Hernán Ramírez Rurange, de 76 años, se suicidó tras su condena a 20 años y un día por el caso Berríos. El oficial se disparó en su casa en la comuna de Las Condes y murió esta madrugada en el Hospital Militar, luego de que el martes se conociera su sentencia definitiva.
Ramírez Rurange, condenado junto a otros 13 militares (r), recibió 10 años y un día de presidio por su responsabilidad en el secuestro y homicidio de Eugenio Berríos, un químico y agente de la policía secreta del régimen de Augusto Pinochet, ocurrido en los años 90. También había sido condenado por otros 10 años y un día por asociación ilícita. Por el otro delito que se le acusó, obstrucción a la justicia, fue absuelto.
El fallecido general en retiro, según describió el diario El Mostrador, fue un hombre con poder y muy cercano al entonces general del Ejército, Augusto Pinochet. De hecho, ocupó cargos políticos e incluso cometió graves delitos para proteger a la institución principios de los 90, cuando el gobierno de Patricio Aylwin iniciaba una cruzada para enjuiciar a los militares que habían participado en violaciones de Derechos Humanos.
Era considerado, como se dice en la jerga militar, “confiable y de confianza”, es decir, que practica la gélida reserva y cumple órdenes sin dudar.
Esa lealtad hacia el Ejército se quebrantada cuando prestó declaración ante el ministro en visita Alejandro Madrid por el caso Berríos. En esa oportunidad, el ex jefe de la Dirección de Inteligencia del Ejército (Dine) aseguró que Pinochet le había dicho en 1991 que sacara a Eugenio Berrios del país: «Y usted, general Ramírez, usted debe sacar de Chile, llevarlo y protegerlo en Uruguay».
Ramírez Rurange procedió a enviar a Berríos al Batallón de Inteligencia del Ejército (BIE), dirigido por el coronel Manuel Provis Carrasco. El químico de la Dina fue llevado por dos agentes de la Unidad Especial de la Dine, Pablo Rodríguez Márquez y Raúl Lillo Gutiérrez, a Punta Arenas y de ahí salió a Argentina por el paso de Monte Aymond. Era octubre de 1991. Luego fue llevado a Uruguay, donde se mantuvo en la clandestinidad. Se le vio con vida por última vez el 15 de noviembre de 1992.
Según los dichos de Ramírez Rurange: «Mi general Pinochet sabía perfectamente quién era Eugenio Berríos».
EL GOBIERNO
A la salida del seminario sobre Delitos Sexuales Infantiles, la ministra de Justicia, Javiera Blanco, tuvo un tiempo para analizar el suicidio del general retirado del Ejército Hernán Ramírez Rurange, condenado por la Corte Suprema por su responsabilidad en el secuestro y homicidio de Eugenio Berríos en los años 90.
“Este caso es lamentable y como Gobierno vamos a seguir trabajando por el establecimiento de la verdad”, indicó.
La secretaria de Estado agregó que “vamos a seguir avanzando en una serie de legislaciones en la búsqueda no sólo de establecer justicia, sino también verdades y la imprescriptibilidad e imposibilidad de amnistiar delitos que según los tratados internacionales son de lesa humanidad, de guerra y genocidio”.
Blanco insistió en que “se deben terminar los pactos de silencio” y es necesario que “establecida la verdad, (los involucrados) enfrenten sus condenas”.
En línea con los dichos del vocero Marcelo Díaz, la ministra de Justicia afirmó que la situación del penal Punta Peuco, “siempre está en evaluación”.
Blanco recordó que “es una cárcel” y manifestó que “estamos analizando la capacidad máxima y corresponde ver las alternativas”.
CRISTIÁN LABBÉ
El retirado coronel de Ejército y ex alcalde de Providencia, Cristián Labbé, atribuyó el suicidio del general (r) Hernán Ramírez Rurange a la «desesperanza» en la que -a su juicio- están sumidos los militares procesados y condenados por violaciones a los Derechos Humanos durante la dictadura militar.
«Esta es una muestra de la desesperanza de los batallones olvidados que existe por la injusticia, por el odio. Es la desesperanza por esa sensación de venganza, esa sensación de persecución después de 43 años», expresó Labbé, citado por el verspertino La Segunda, a propósito de la decisión de Ramírez de quitarse la vida, pocas horas después que, el miércoles último, la Corte Suprema confirmara la condena en su contra a 20 años de presidio por el secuestro del químico de la disuelta DINA Eugenio Berríos.
Para el ex edil, el deceso del ex uniformado es un «téngase presente para la sociedad chilena» y manifestó que no es partidario de «olvidar las cosas, sino pacificar, omo lo han hecho japón y Estados Unidos tras la bomba de Hiroshima».
Finalmente, afirmó que en la familia militar «el dolor lo sabemos asumir de manera estoica (…) o vivimos con honor o morimos con gloria».



